Todo iba tan bien.
Hasta que las luces se apagaron.
[...]
La calle aún estaba resbalosa, el auto se inclinaba en cada curva que atravesaba.
La lluvia seguía cayendo, impactando fuertemente contra el parabrisas.
El camino era tan sombrío y oscuro. Árboles gigantes a cada lado del camino.
¿Qué hacia conduciendo por esos lados?
Las nubes parecían volverse cada vez más grises. El cielo estaba completamente cerrado.
Otra curva, pero esta vez el auto no pudo con ella.
Sus manos soltaron el volante que giraba como loco. Las ruedas del auto haciendo ruido. Su cabeza se golpeó contra la ventana. El parabrisas se rompió.
¿Alguien se daría cuenta?
[...]
—¡Hay alguien al costado del camino! —señaló la niña de un matrimonio que pasaba por ahí —. ¡Papá debemos ayudarlo!
—¡Oh por Dios! ¡Karen llama a una ambulancia! —el hombre se bajo del auto a toda velocidad.
La mujer tomó su celular y rápidamente marcó el número de emergencias.
—¡Necesitamos una ambulancia urgente! ¡Hubo un accidente al costado de la 29, saliendo de la ciudad!
La ambulancia tardó en llegar.
¿Estaría ya en riesgo su vida?
[...]
Harry no atendía su teléfono y eso lo preocupaba.
Hace dos horas había emprendido viaje a la casa de su madre, ignorando a Louis quien le dijo que no saliera con el clima estando así.
Daba vueltas en la habitación que compartía con su novio.
"Debe tener el celular apagado, relájate" pensó.
Su celular sonó sacándolo de sus pensamientos.
"Príncipe" en letras grandes y blancas marcaba la pantalla.
—¡Harry! —exclamó apresurado —. ¡Idiota! ¡Estaba preocupado!
—¿Señor Tomlinson? —una voz femenina del otro lado lo hizo fruncir el ceño.
—S-Soy yo —sus manos comenzaron a temblar —. ¿Qué sucede?
—Le hablo desde el hospital central —dijo con cautela —. El señor Styles tuvo un accidente... Esta en terapia intensiva.
El celular resbaló de sus manos.
[...]
Jamás en su vida había manejado tan rápido. Su cuerpo seguía temblando cuando llegó al hospital. Lágrimas seguían descendiendo de su rostro.
¿Por qué pasaba esto?
—Ne-necesito ver a Harry —le dijo a la recepcionista.
—¿Podría decirme su apellido? —lo miro con ojos tristes.
—Es Styles, Harry Styles —su cuerpo comenzó a temblar con mayor intensidad —. Necesito verlo. Necesito saber que esta bien.
—Señor por favor, cálmese. El señor Styles continua en terapia intensiva. No puede verlo.
—Quiero esperarlo. —murmuró.
[...]
Su familia y amigos habían llegado a acompañarlo un rato después.