Capitulo único.

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Jong Dae jamás conoció la nieve, sin embargo su corazón todo el tiempo se mantuvo frío.

No tuvo la oportunidad tampoco de conocer a su madre, así que solo conoció la rigidez y seriedad de su padre.

Con apenas solamente 7 años Jong Dae se encontraba viajando de un lugar a otro con aquel hombre. Conociendo el mundo de los adultos, cuando él debía ser un niño.

Debido a esos constantes viajes, aquella casa a la que volvía después de que se finalizarán los compromisos de su padre cada ciertos meses, evitaron que terminará de adaptarse a ella. Conoció parte del otoño en Seúl, así como la primavera.

Sin embargo al llegar el invierno este no era para él en aquella gran ciudad del que originariamente era. Su padre siempre se negó a permanecer en la ciudad cuando la nieve caía. Ella se había ido en una nevada, así que no quería recordar aquella escena.

Siempre elegía algún destino para invertir en más negocios o simplemente mantenerse ocupado de los recuerdos y emociones que, aún en él se resguardaban. Aquellas emociones que su hijo jamas conoció mientras permanecieron juntos.

Esa fue la rutina de Jong Dae junto a su padre hasta alcanzar la adolescencia y emprenderse al mundo como lo había aprendido de su padre en sus primeros años de vida.

Viajo lo más lejos posible de él yendo de forma inconsciente al lugar donde jamás hubo nevadas. Hasta que él murió. Teniendo que volver a sus 27 años a Seúl cuando el invierno a la ciudad, volvía.



[...]



— Esas ... han sido las indicaciones de su padre señor Kim — describió un hombre a Jong Dae. Aquel abogado encargado de darle a conocer del testamento de su padre redactado antes de su partida.

Él lo había dejado todo a Jong Dae, como era de esperarse. Si bien lo deseara, podría simplemente poner a alguien a cargo de la empresa de su padre y vivir el resto de sus días lejos de aquel lugar donde no tenía a absolutamente nadie y el cual aun le parecía desconocido, si es que lo pensaba.

Pero no fue así. Él se quedó.



[...]



— Puedo ayudarte en algo ? ... — Cuestiono un joven frente a la barra de aquel café en que Jong Dae decidió entrar por simple casualidad mientras caminaba.

Aquel joven se había mantenido ocupado atendiendo a los clientes de las demás mesas pero, al ver que Jong Dae solamente miraba tras la ventana - junto a la que estaba sentado- caer la nieve sin pedir absolutamente nada y con un semblante triste, decidió acercarse y ver lo que necesitaba.

Jong Dae al prestar atención a aquella voz cerca suyo, salió de aquellos pensamientos, en los cuales ellos se encontraban. La mujer que le había dado la vida, a quien conoció perfectamente en fotografías pero que jamás escuchó sobre cómo era ella más que, había muerto en invierno al caer la primer nevada. Y él, su padre cuyo hombre de fría personalidad, del mismo modo en dicha temporada, ahora se marchaba.

Giro su vista de forma lenta hacia el punto en que se encontraba parado el hombre frente a él, sin imaginar encontrarse con una sonrisa tan cálida como la que este le brindaba.

El hombre de aspecto joven, no mas a unos 26 años. Vestía un suéter gris claro , descansando sobre su cuello un pequeño pañuelo negro de lunares blancos mientras portaba un mandil sobre su cintura de cuero color negro. Su cabello peinado hacia atrás ligeramente y teñido de un rubio caoba que daba más vida a la sonrisa en sus labios. Más unos ojos de un tono marrón que se volvían miel ante la clara piel de su rostro.

Una tarde de Invierno bajo una Nevada [ChenMin](Oneshot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora