Mis ojos se abrieron lentamente, notando enseguida la tenue luz de la habitación. Examiné un poco el lugar, dándome cuenta que estaba sola.
Me levanté, yendo directo escalera abajo. Le busqué con la mirada por el lobby y mas allá, pero no se encontraba por esa parte del pent-house. Atravesé la cocina hacia el otro lado. Caminé hasta llegar a las últimas habitaciones del lugar, esas eran la biblioteca y la sala de música que había descubierto recién esta mañana.
La puerta de la habitación estaba entreabierta, por lo que solo asomé cautelosamente mi rostro ya escuchando desde afuera la ligera y tranquila melodía de piano que se tocaba.
Me quedé unos segundos parada enfrente de la entrada del lugar, observándole. Una de las cortinas del lugar estaba completamente abierta, la cual hacía que la poca luz de la noche y la luna entraran directamente en su dirección.
Mientras le observaba mover con sigiles y total suavidad sus manos sobre las teclas del gran piano, caminé hacia él. Pasé a su lado de, su mirada me captó enseguida, sonriendo sutilmente para mí.
Apoyé mi cuerpo contra el piano, mientras le observaba desde allí. Su mirada se depositaba en mí de vez en cuando, y ese pequeño gesto de parte de él me había fascinado.
—Es hermoso. —Susurré cuando él había acabado de tocar. Una dulce sonrisa se asomó en su rostro, estirando una de sus manos hacia mí, y tirando de mi cuerpo con suavidad, haciendo que me sentara a su lado.
Miré con determinación las teclas del piano, notando a los segundos el roce de su mano en mi espalda. Su cuerpo se acercó mucho más a mí cuando el toque de sus dedos bajó por mi antebrazo hasta tomar mi mano y llevarla sobre las teclas del piano. Él la manejo con total facilidad, haciendo que mis dedos presionaran sobre las teclas justas y formaran un sonido casi parecido al de alguna parte de la hermosa melodía que él había tocado anteriormente.
Sonreí levemente, para luego mirarle a un lado de mí, encontrándome con su mirada.
—Debemos hablar. —susurré.
—Lo sé. —El tono de su voz fue suave y acogedor.
—¿Debemos detener esto?
—No. No lo haremos. —Dijo, determinadamente. —Tú quieres alejarte, pero yo no te lo permitiré. —Frunció el ceño ligeramente.
—Somos diferentes en todos los sentidos. —Su ceño se frunció aún más.
—Eso no interesa. —Suspiró brevemente. —Tengo ciertas cosas tan claras respecto a ti y la forma en cómo afectas en mí. Es completamente extraño, pero me encanta. —Yo sentía eso mismo con respecto a él.
—¿Por qué? ¿Qué quieres de esto? —Él me sonrió brevemente.
—Te quiero a ti, Allison. No hay nada que me interese de esta situación más que tú, sólo tú. Eso es todo. —Respondió claramente.
—Creo que no lo entenderé jamás. —Rodé los ojos.
—Démonos el tiempo a ambos para hacerlo. Nuestras vidas no son tan diferentes como tú dices; aquí estamos los dos, uno al lado de otro, te he encontrado y eso ha sido lo más fascinante que me ha sucedido desde hace mucho. Te mantendré a mi lado de todas las formas posibles existentes. Permitámonos a ambos eso, Allison. —Finalizó.
Su mano se deslizó a un costado de mi rostro, acariciándolo suavemente y sintiendo luego sus tibios labios sobre mi frente. Largos segundos fueron los que sentí ese toque tibio, distinto, pero encantador.
Se separó de mí para volver a poner sus manos sobre las teclas del piano y tocar nuevamente para mí, una melodía corta pero fascinante. Me di cuenta que realmente me hubiera quedado toda la noche si fuera posible, allí, observándole y escuchando la música tocada por él.
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Mía & Para Siempre
Teen Fiction"Suele pasarme que cada cosa que me interesa, la quiero mía y para siempre, Allison". Me dijo en un murmuro. Su voz fue diferente esta vez. Algo más baja y rasposa, produciendo una cosa nueva dentro de mí hacia él. "Y tú eres una de ellas."...