El cuello me punzaba, la cara me ardía ¡DOLOR! Solo eso podía sentir. Abrí los párpados y todo daba vueltas. Lo primero que sentí fue la pequeña presencia de Rachel sentada junto a mí, en su... ¿cama?... ¡Estaba en el cuarto de Rachel!... Lo último que recuerdo fue un fuerte golpe en mi cara y antes de ello... Lía.
Me incorporé de inmediato, la cabeza me punzó y dio vueltas.
-¿Qué hago aquí? –Pregunté.
No hubo respuesta. Miré a mí alrededor detenidamente: el televisor frente a la cama, el buró junto al televisor, el armario pegado a la pared, un pequeño escritorio en otra esquina del cuarto, las paredes rosadas... Todo en orden. Por alguna razón esperaba ver algo raro, fuera de lo común, aterrador... pero no había nada. Miré fijamente a Rachel, la preocupación se presentía en su rostro.
-¿Qué paso?
De nuevo, Rachel no articuló palabra. Se incorporó en silencio, abrió la puerta y asomó la cabeza.
-Pasa. –Dijo a la persona que esperaba.
Lía entró mostrando su desasosiego. Por primera vez daba a conocer lo que sentía, o solo fingía porque mi hermana estaba presente.
-¿Cómo te sientes? –Habló Lía.
No podía creer que ella estuviera aquí, parada frente a mí, como si nada hubiera pasado. No sabía si lo que vi era real, o alguna clase de alucinación por el pánico.
-Estaré abajo. –Dijo Rachel-. No te preocupes, mamá y papá no se encuentran.- Cerró la puerta tras salir.
Un pequeño y abrumador silencio se apoderó de la habitación.
Lía suspiró.
-Tu hermana es muy prudente. –Dijo tratando de sostener mi mirada-. Me agrada. No sabía cómo hablarle cuando estábamos a solas esperando...
-¿Qué paso? –La detuve enseguida.
Lía miró a todas partes menos a mí.
-¡Exijo saber que pasó! –Espeté raspando la voz para sofocar un poco el grito por el dolor.
Traté de incorporarme pero aún seguía un poco mareado y adolorido, aun así no podía mostrarme débil, no ante ella.
Retrocedió un paso.... Adelanté otro.
-No lo comprenderías. –Dijo algo cohibida.
-Pues no, no lo comprendo. –No me atreví a decir lo que vi. Quizá sea un producto de mi imaginación. Solo ella podía aclararlo-. Por eso quiero saber lo que pasó.
Retrocedió varios pasos en dirección a la puerta.
-Será mejor que me vaya. Te veo mañana.
Me apresuré y la tomé por el brazo para terminar acorralándola en la pared.
-Será mejor que me sueltes. –Habló en un hilo de voz.
-Dime qué fue lo que pasó y te soltaré.
Empezó a jadear, su respiración golpeaba en mi rostro, y mi respiración en el suyo. Puso sus manos en mi pecho y me empujó.
-El chico que apareció a lo último, es uno de los que estaban en el parque abandonado. El hombre era...
-Era ¿Qué?- interrumpí.
-Un viejo amigo. –Dijo bajando el volumen de voz.
-¿¡Amigo?! ¡Joder Lía! ¿Qué clase de amigo dice que se quiere cenar a alguien?
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Ángeles robados
General FictionMarcus, guiado por su curiosidad y cierta admiración, decide seguir a la chica que siempre se mantiene apartada de los demás, sin saber que esa decisión lo pondrá en medio de una confrontación entre seres que creía ficticios.