Un gran movimiento se oía aún en el pasillo del segundo piso, tomé aire y atravesé el pasillo.
Me había puesto el colgante de luna al pasar por el umbral de mi cuarto, bajé las escaleras pensando en que dentro de unos días posiblemente tenga que llamar a mama, o ir a casa de Lilliam para estudiar o hacer alguna otra cosa.
-"Sé que quieres más ir con Lilliam que llamar a tu madre, si no, no estarías tan ansiosa"- Dice casi riendo la otra voz en mi cabeza. Obviamente estaba confundiendo las cosas otra vez.
Llego a planta baja y veo que mis hermanastros aún no han bajado a desayunar, lo cual es un alivio en parte, ya que este par, bueno... Son como fuegos artifiales a punto de explotar en cualquier momento. Aún no se de donde saca la paciencia Catherine para mantener a raya a esos dos terremotos.
-Ya era hora de que bajaras- Gruñe Catherine al verme llegar a la cocina, seguramente está así porque llegaremos los 3 tarde al instituto. Al pensar en eso ruedo los ojos por un segundo.
-Buenos días a ti también Catherine- Respondí, a lo que ella solo soltó un bufido mitad risa, mitad de fingida exasperación. Ante esto sonrío ligeramente, sin que se note mucho.
-¡LUNA!- Gritan al unísono los dos huracanes de mi vida, corrijo, de mi casa, pues con Lilliam serían 3. Como sea, esos dos locos de 12 años son suficientes para mis nervios.
-Diana, Jhon. Buenos días- Saludo desde el sillón negro de semi-cuero en el cual me senté a esperar a que aquel par bajara. El par de gemelos Green-Black.
Ambos me acorralaron desde ambos lados del sillón mientras terminaba de tomarme un jugo se naranja.
Luego de esto me empezaron a bombardear con preguntas, a las cuales yo contestaba con monosílabos, tratando de apartar su atención de mi persona, aunque supiese de antemano que eso era guerra perdida con ellos dos.
Catherine sonrió con algo de ternura, mientras nos entregaba el desayuno a cada uno, incluyendo para mí el de Silver, e interrumpiendo (¡Gracias a Merlín y Zeus por eso!), la conversación/bombardeo de los dos gemelos.
Así que luego de tomar mi desayuno, subí nuevamente a mi cuarto y le dí su parte a Silver, luego de eso, este se acomodó en un estuche con una compuerta que tenía enganchada en el pantalón, la cual estaba acondicionada especialmente para transportar a Silver sin llamar demasiado la atención de los demás hacia mi mascota.
Volví a bajar las escaleras, cruzo la sala y con la mochila al hombro camino con paso rápido hasta el auto, y para mi buena suerte llego antes que los gemelos, consiguiendo el puesto de co-piloto.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Después de media hora andando, (Aunque solo fueran usualmente 15 minutos desde la casa, pero mi suerte se agotó y había tráfico.) logramos llegar al instituto 5 minutos antes de que sonara el timbre, todo un logro por parte de Catherine he de admitir.
Una vez nos estacionamos, los gemelos salieron casi volando del auto, y apenas si dijeron un: ¡Adiós, nos vemos más tarde! Antes de perderse entre la marea de estudiantes que estaban ingresando al interior del edificio.
Me despedí de Catherine, y empecé a caminar junto al resto de los estudiantes, pero no había caminado dos metros, cuando de repente siento unos brazos abrazándome.
-¡Luna! ¡Que gusto verte!- Saluda Lilliam abrazándome repentinamente.
Luego de eso, me suelta, pues sabe que no soy precisamente de las que adoren el contacto físico, y mucho menos por tiempo prolongado.
-Lil, pero si nos vimos ayer...- Empiezo, pero ella no me deja terminar, otra costumbre suya.
-No importa, siempre es un gusto verte, o al menos par mí lo es- Dice empezando a caminar.
Lilliam Wolf, era una chica con piel blanca, cabello negro con las puntas teñidas de blanco, de ojos avellana algo rasgados, con un flequillo de que le cubría el ojo izquierdo. Pantalones ajustados rojos, botas negras, camisa azul larga, escotados con una chaqueta negra de cuero y un collar con incrustaciones brillantes, el cual fue un regalo de cumpleaños por parte de su padre.
Seguimos hablando y caminado tranquilamente, hasta que nos topamos con cierta voz fría y vacía que provocaba una irritación considerable.
-¡Ohh, miren quien viene allí! Sí es nada menos que Eclipse en persona.- La dueña de la voz me mira de arriba abajo y yo le doy una mirada enojada y retante.- Ya me preguntaba por qué no se veía el sol... Ha, claro.- Y agrega con ironía- ¿Cómo se va a ver, si tú lo estas tapando?
Ante esto, todos los idiotas que estaban cerca, empezaron a reírse ante el comentario, algunos de forma más disimulada que otros, aunque podía ver algunos rostros de estudiantes con algo en el cerebro, que se quejaban ante el comentario de la chica.
Lil, estaba enojada, eso se podía ver en sus ojos, en los cuales se podían observar si los detallabas bien, algunos reflejos dorados y ámbar, los cuales le hacían dar un aura peligrosa, asesina inclusive... Una vez le pregunté a que se debía esto, ella solo respondió que la ira teñía sus ojos de esta forma, aunque nunca me creí eso, dejé el tema por la paz.
-Vámonos de aquí, una luna tan hermosa no tiene que iluminar un cielo tan contaminado- Dice tomándome del brazo antes de que cualquiera de las dos hiciésemos una locura, como quitarles algunos dientes a la oxigenada esa.
Cleo Russo era una chica rubia de ojos azules, rica y vestida al último grito de la moda, hija del alcalde de la ciudad y sobrina del gobernador. En teoría toda una diva mimada, acostumbrada a cumplir sus caprichos a hacer sentir a todos inferior a su "belleza" y poder. Aunque si me lo preguntan a mí: Oxigenada hija de papi con una autoestima horriblemente baja, y que tiene que usar sus influencias para crearse una atmosfera en la cual ella pueda co-existir con los de su especie y así no sentirse sola. Si, así de mal está Cleo según yo, ¡Pero eso no es excusa para tratar así de mal a gente!
Caminamos a paso veloz hasta llegar a nuestro salón de clase, esta vez teníamos una nueva profesora (Sí, llega justamente cuando faltan pocos meses para la graduación, ¡ÉXITO!*Agrego con sarcasmo*), ella era joven y entusiasta, como muy pocos profesores que tenemos (se nota que es nueva), de ojos castaños y cabello lacio de igual color, recogido en un moño que le daba un aire ligeramente serio y formal.
Hay que destacar que esa fue la clase más aburrida en la historia de las clases aburridas, de no ser porque temía que le hicieran Cleo y sus compinches algo a la nueva profesora, me hubiese dormida allí mismo, y a juzgar por la cara de Liliam, ella igual.
Así que cuando sonó el timbre de la merienda, todos salimos disparados antes de que a la querida profesora se le ocurriera otro método de aburrimiento masivo, y entonces nadie se haría responsable de lo que le pasase a la maestra cuando cayera en las garras de Cleo Russo.
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El Dilema Entre La Luna Y El Sol [CANCELADA]
Teen FictionHay veces en las que una quiere que pase algo extraordinario en su vida, otras quieren tener la quietud y el aburrimiento de la rutina del día a día, pero en un mundo aparentemente normal, pueden pasar cosas inusuales pero la mayoría no se da cuenta...