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PILOTO

Si seguía respirando tan fuerte seguro lo atraparían. Lo sabía pero era muy difícil tratar de controlar su respiración cuando se piensa en cómo salir de una cama sin ser visto o atrapado. Muchas veces había cometido éste tipo de delitos y en todos había salido a salvo, eran los crímenes perfectos por los que se conoce mucho a Perfect Castle, nadie sabe su nombre y así lo apodaron tras los casos tan parecidos y perfectos que se cometían en serie. Siempre se salía con la suya, pero... ahora no había salido como lo esperaba. Y estaba pensando que ésta sería la primera vez que no cometería un crimen perfecto, y sería la última vez que cometería un crimen.
Perfect Case, Park Jimin, solo quería robarle su botín. Estaba seguro que sería pan comido, pero al entrar al hogar de la víctima, notó que el botín no estaba donde le habían informado. Solo había papeles, papeles y más papeles en vez de aquellos millones de dólares de los cuales le había hablado Jackson, en cuanto vio tales papeles supo que todo era un truco de éste para salirse con la suya. Ya tomaría cartas en el asunto, sí es que salía de la que se encontraba.

Estaba escondido debajo de la cama, sin ningún tipo de botín, mientras la víctima caminaba alrededor de ésta.
¿Por qué se suponía que sería fácil el crimen?, porque supuestamente la víctima era ciega, pero estaba claro que no lo era.
Tenía miedo de salir, noquearlo y huir del hogar, porque se veía totalmente diferente a la descripción que le había dado Jackson, no era nada vieja ni escuálido, y sabía que era él la víctima, ya que de algo sí estaba seguro; vivía solo. ¿Cómo lo sabía?, es jefe de uno de Jungkook, una de sus futuras víctimas, sabía que lo era más no cómo era su físico, y ahora estaba metido en éste embrollo.

—Sé que estás ahí —habló la víctima en voz alta mientras se paraba al borde de la cama, con los pies en dirección a Jimin—, si sales ahora te dejaré ir...

La primera regla de las que Jimin había aprendido en su experiencia criminal era nunca negociar con la víctima, cualquiera en el lugar de ésta jamás confiaría en la persona que trató de robarle, era imposible. Así que descartó la oferta que le había ofrecido.

Se calló un momento y miró a un lado suyo, en el reducido espacio que separaba a la cama con el suelo él se escondía, y fuera de éste podía ver la puerta abierta. Volvió a mirar enfrente y veía los zapatos del "viejo."

—Contaré hasta tres —avisó—, ya que no quieres salir tendré que hacer que lo hagas a la fuerza.

Jimin no protestó. Solo le estaba dando tiempo para pensar en una escapatoria. Y vaya que ya tenía una en mente, era una impulsiva pero serviría para distraerle un poco para huir de ése lugar. Jimin no estaba seguro y estaba muy asustado, jamás había estado en una situación así, no tenía reglas para éstos casos, así que hoy aprendería unas cuantas nuevas.

—Uno... —comenzó la cuenta regresiva— dos... —el corazón de Jimin latía como para salirse de su pecho, ya tenía un plan en mente, ¿por qué estaba tan aterrado?— ¡tres! —el hombre gritó y se hincó rápidamente para mirar debajo de la cama, pero cuando su mirada chocó con la de Jimin, éste lo pateó fuertemente que hasta pudo oír cómo su nariz tronaba, probablemente la había roto.

En seguida con un ágil movimiento logró salir de su escondite, quiso volver a patear al hombre pero solo estaría perdiendo tiempo así que optó por correr a la planta de abajo. Pero no supo con qué demonios –tampoco tenía la consciencia suficiente para pensar en ésos momentos– tropezó y cayó a orillas de la escalera. Maldijo, pero para cuando quiso ponerse de pie de nuevo y abrió los ojos, vio a la víctima en frente de él, trató de tomarlo por los hombros pero Jimin lo esquivó para pararse de nuevo y golpearlo con la rodilla en su estómago.

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⏰ Última actualización: May 30, 2017 ⏰

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Cómo Odiarte © Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora