Emma

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Hay historias que no se deberían contar, hay historias que deberían permanecer para siempre en nuestros corazones, y hay malas historias que deben ser contadas para que no se cometan los mismos errores.

Emma era una chica de familia, todos siempre unidos, sus tías eran sus segundas madres, sus primos eran sus hermanos, no era una familia perfecta, pero había amor y ese era el pilar de su vida.

Sus padres le entregaron buenos valores, pero ella era tímida, sabía que fuera de la familia existían personas que la juzgan, no con palabras, sino con miradas. Ella tenía gustos peculiares, a veces prefería ver anime que ir a jugar con las muñecas con sus demás primas, le gustaban los video juegos, sus padres la consentían, pero no notaron nunca lo que provocaban aquellos inocentes hobbies de su hija en los demás, poco a poco la fueron dejando de lado, ya no la buscaban para jugar con las muñecas, y Emma no le pareció necesario insistir, pues estaba cómoda con sus entretenciones, a los siete años comenzó a notar que habían ciertas reglas implícitas que regían y ella no cumplía con ellas, si no la juzgaban con la mirada, y los niños de su edad simplemente la ignoraban, sus relaciones sociales dejaron de ser agradables y decidió vivir en si propio mundo, afortunadamente tenía mucha imaginación. Así fue como creció, la escuela era todo un desafío, sobre todo cuando debía hace trabajos en grupos y los recreos, los recreos se les hacían eternos, siempre sola caminando por el patio, buscando el lugar más tranquilo y solitario para que nadie la notara.

Llego su adolescencia, a veces tratar hasta con sus padres le era difícil, pero en su séptimo año hizo su primera amiga, su amiga era como los demás, con gustos y hobbies aceptables, amiga de todo el mundo, sin embargo, a diferencia de otros, la escuchaba, Yurena era muy consciente de Emma y prestaba atención a lo que ella decía, le contaba historias de ficción, historias que había visto en animes o doramas, los contaba con tanta emoción, como si lo hubiera vivido, se entretenía escuchándola, además a veces hacia bromas ingeniosas, tenía claro que Emma vivía en un lugar muy diferente al suyo, le gustaba estar con ella. Por otro lado Emma le gustaba escuchar historias del mundo real, historias de amor de Yurena y tal chico, historia de enemistad con tal chica, chismes de sus compañeros, lugares donde se juntan personas para tal cosa, aquello llamo la atención de Emma, que decidió acercarse al mundo real, observo y adopto ciertos comportamientos, aprendió a convivir en sociedad, bueno en un nivel aceptable, pues seguía siendo tímida. La vida de Emma había cambiado, hizo amigos, mayormente hombres y se dio cuenta que sus gustos no eran tan extraños y pecaminosos como alguna vez pensó, bueno por lo menos unos chicos de su clases tenían los mismos gustos musicales que ella, hasta había un otaku en su clases, personas que jamás noto porque nunca quiso prestar atención a los demás. La adolescencia también trae amores, y aunque nunca tuvo grandes sentimientos por nadie, aprendió a jugar, a disfrutar de lo que producían los besos, a conocer otras lenguas, hasta que lo conoció.

Si, una vez creyó estar enamorada, en realidad ella y dos primas les gustaba el mismo chico, cada verano lo veían y cada una hacia su mejor esfuerzo para conseguirlo. Al principio era un juego de niños, pues tenía diez años, pero iban para el cuarto verano y el juego no parecía terminar, hasta que el chico eligió a una de sus primas, Emma tenía el corazón destrozado, a veces en la escuela se la pasaba escribiendo el nombre de él y ahora debía aceptar la derrota y verlos juntos, y tratar de no odiar a su prima. Los años pasaron y definitivamente las hormonas gobernaban a su edad, se dijo a si misma que lo que había sentido por aquel chico de verano no podía ser amor, pues estaba muy pequeña para sentir algo tan tremendo, y también el amor no podía ser tan triste, por lo que negó totalmente haber estado enamorada alguna vez.

Oliver era un chico con cara de bebe, le gustaba el futbol y las fiestas, era cariñoso y sabia escuchar a una mujer, poco a poco se ganó el corazón de Emma, quien en cada fiesta se veían y siempre pasaba algo con él, el grupo de amigas de Emma y Oliver se hicieron amigos y comenzaron a ir a fiestas juntos, el grupo de Oliver era entusiastas y buenos conversando, con ellos siempre había risas y con Oliver siempre habían besos, el mejor besador hasta la fecha.

EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora