Es tiempo de acción...

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Han Sang Hyuk suspiraba cansado mientras iba de camino a la universidad, ya no vestía como usualmente hacía. Un sweater negro y jeans azules, simple, demasiado común. Antes, cuando vivía con sus padres era ostentoso, ellos le regalaban prendas de diseñador y esperaban que él fuera tan deslumbrante como ellos, y lo era. Ahora, con la situación que tenía por fin era quién siempre quiso.

Apresurando el paso para entrar de una vez en al campus empujó, sin querer, a una mujer alta y esbelta. Como nunca no volteó a pedir disculpas, en ese momento no había tiempo para ser buena gente. Si no llegaba en ese preciso instante perdería una importante clase y ya solo le quedaba ese año para terminar su carrera, solo ese año y viviría tranquilo junto a Binnie.

– ¿Doctor Han? –Hyuk paró en seco, parpadeo un par de veces solo para sentir un escalofríos correr por su espalda. Al fin se dio media vuelta para encarar a la dueña de esa voz.

Cabello naranja como vivas llamas, cintura estrecha enfundada en una blusa negra ceñida, labios pintarrajeados de rojo ¿Elizabeth? Hyuk necesitó algo en que afirmarse porque con solo ver ese rostro y recordar a su Binnie quiso matarla.

El silencio del joven doctor molesto a la chica.

–Me alegra encontrarlo por aquí –dijo ella fingiendo una sonrisa. –necesito hablar de unas cosas..., usted entiende ¿verdad?

Apurado Hyuk miró su reloj y luego la miró a ella, negó con la cabeza en un intento desesperado de zafarse de aquel encuentro desagradable pero ella no iba a dejarlo ir.

Con aires de intimidar la mujer se acercó al joven médico y posó una mano sobre su hombro.

–Sus clases están por comenzar, comprendo eso así que a la salida estaré esperando. He estado muy preocupada por Hongbin por lo que considero muy importante una plática con usted ¿comprende?

Hyuk pestañeo más de lo normal en poco tiempo y suspiró, para nada quería hablar con ella pero algo le dijo que no se negara. Algo, le alerto como una campana sonando sobre su cabeza. La mujer finalmente terminó por irse.

Una tarde difícil para el pobre doctor, no pudo concentrarse ni mantener la calma, sus pensamientos eran irregulares. El rostro atractivo de Hongbin venía a su mente, luego las horripilante imágenes de como lo había conocido, de su estado lamentable, luego esa casa sombría y las cosas que su amigo le había contado de la chica ¿en que se estaba metiendo? No podía más, lo único que él quería era ayudar a una persona, lo único que deseaba era hacer las cosas bien pero parecía que todo se estaba torciendo.

Al terminar con sus clases no llamo a Hongbin como había hecho en días anteriores, esta vez caminó en silencio por el campus a media luz, suspirando como un niño perdido. Para su mala suerte la mujer estaba esperándole apoyada en una banca. Sus pasos se detuvieron, verla allí despertaba muchos pensamientos, aunque lo único que despertaba en él era miedo y rabia.

–Buenas tardes –saludó Hyuk con desdén –por favor sea breve, tengo cosas que hacer.

–Está bien, no me caracterizo por quitarle el tiempo a nadie –comentó la mujer con una sonrisa extraña plasmada en sus rojos labios – De todos modos ¿le parece este lugar apropiado?

–Solo hable.

–Comprendo. Se trata de Hongbin ¿él esta con usted? –Hyuk resopló molestándose en extremo.

–Si lo está o no eso ya no debe importarle, él es un hombre adulto y pude hacer lo que quiera. Es más, si quiere contactarlo, como novia que se supone que es, tendría su número de teléfono. Yo no soy quien para intervenir –las palabras de Hyuk estuvieron cargadas de nerviosismo, casi se mordió la lengua en algunas silabas pero dijo lo que creyó correcto.

Yerro (Hyukbin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora