Amelia volvió a Hogwarts el día antes de que comenzaran las clases, junto con Hermione. Harry les contó su particular aventura con el espejo de Oesed y Amelia solo pudo desear haber estado allí. De algún modo deseaba saber qué habría visto ella en el reflejo del espejo.
Cuando empezaron las clases, los cuatro niños volvieron a buscar cada día en los libros de la biblioteca durante diez minutos en los recreos. Amelia no había podido descubrir nada sobre Flamel. Y no había conseguido información de Remus pues este se pasó la mitad de las vacaciones desaparecido. Solo fue a cenar la noche antes de Navidad y Amelia estuvo tan emocionada divirtiéndose con su familia y haciendo sus propias preguntas que olvidó por completo del tema. Se sintió tan culpable por haberlo olvidado que el mismo día que volvieron a clase venció a Hawk a entregar una carta urgente a su padrino. Pero fue tarde pues ese mismo día, tras volver Harry de su entrenamiento, encontraron la respuesta.
—No me hables durante un momento —dijo Ron, cuando Harry se sentó al lado.
Acababa de entrar en la sala común y se veía realmente pálido y afectado por algo. Ron no se inmutó. Jugaba al ajedrez mágico con Hermione mientras Amelia observaba la partida con concentración.
—Necesito concen... —Ron se interrumpió cuando vio el rostro de Harry—. ¿Qué te sucede? Tienes una cara terrible.
En tono bajo, para que nadie más los oyera, Harry les explicó el repentino deseo de Snape de ser el árbitro de Quidditch del siguiente partido.
—No juegues —dijo de inmediato Hermione.
—Diles que estás enfermo —añadió Ron.
—Finge que te has roto una pierna —sugirió Hermione.
—Rómpete una pierna de verdad —dijo Ron.
—Yo apostaría por lo último—aseguró Amelia—. Suena efectivo. Podemos ayudarte si...
—¡Amy!—la regañó Hermione.
—Okay, perdón. Solo era broma.
—No puedo no jugar, chicos—explicó Harry—. No hay un buscador suplente y si yo no juego Gryffindor tendrá que retirarse.
En ese momento Neville entró con dificultad en la sala común. Era obvio que le habían lanzado el Maleficio de las Piernas Unidas. Había tenido que ir saltando todo el camino hasta la torre Gryffindor.
Todos empezaron a reírse, salvo Hermione, que se puso de pie e hizo el contramaleficio. Las piernas de Neville se separaron y pudo ponerse de pie, temblando.
—¿Qué ha sucedido? —preguntó Hermione, ayudándolo a sentarse junto a Harry y Ron.
—Malfoy —respondió Neville temblando—. Lo encontré fuera de la biblioteca. Dijo que estaba buscando a alguien para practicarlo.
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El secreto de Amelia Black
FanficAmelia Black ha vivido toda su vida sabiendo que era diferente. Nunca supo el porqué ni el cómo pero sabía que era distinta. Lo que nunca pudo imaginar fue lo que era. Una escuela de magia y hechicería, magos, varitas y escobas. Todo parece encaj...