Diario de una Escritora más...

Veintidos...

 - ¡Cumpleaños Feliz! –Se escuchaban las voces de todos al unísono- Cumpleaños Becca, cumpleaños feliz –Acercaron un pequeño trozo de torta, con una dulce velita más hacia mí, la sople haciendo que se apagara y todos gritaron alegres.

- Muchísimas gracias –Dije y trate de darles un abrazo grupal.

- Feliz cumpleaños mi princesita –Dijo mi madre.

- Mama –Chille.

- ¿Qué? ¿Te crees muy grande princesita? –Replico.

- Esta bien, soy tu princesita –La abrace.

- ¡Mama! –Chillo Valentina- ¡Yo era tu princesita!

- Si, y aun lo eres, solo dejemos que tu hermana crea eso un rato –Le susurro en el oído.

Todos fuimos a la cocina, mama preparo chocolate caliente, ese día desayunamos todos juntos, incluso junto a los dueños de la finca.

- Rebecca –Dijo la hija menor de los dueños- ¿Qué tienes planeado para hacer hoy? –Su nombre era Carmen, era una chica muy dulce, últimamente me estaba agradando mucho, dejando destacar que compartíamos el mismo gusto por los libros y la escritura.

- No lo sé Carmen –Voltee a ver a mi Madre- Talvez unos que otros libros para leer. Veré mi agenda y te pondré al tanto.

- Aunque me encantan tus planes. Y hablo enserio, me parecen fascinantes –Fruncí mi seño- Creo que como es tu día, deberías hacer otra cosa, ¿te parece ir a dar un paseo?

- Si estoy totalmente de acuerdo –Expreso mama- Becca deberías ir, aparte ella conoce muy bien la ciudad, es una especie de guía turístico.

- Esta bien mama, iré –Termine mi desayuno y fui directo a mi habitación, a dormir un poco más.

Desperté con el sonido del celular, lo tome y lo lleve a mi oído.

- ¿Rebecca? –Se escuchaba una voz masculina.

- Si, ¿Con quién hablo?

- ¡Ah!, disculpa, es Edgar –Mis ojos saltaron de mi rostro, era Edgar, ¿Por qué?, ¿Qué quería?, me pareció tierna y corta la situación de la despedida, pero luego de allí, habíamos vuelto a la misma relación, sin comunicación total.

- ¿Edgar?

- Feliz Cumpleaños Rebecca –Mi rostro se sonrojo y no pude evitar sonreír.

- Gracias.

- Hey, te tengo una sorpresa –Dijo- pero será mejor que te lo de en persona.

- ¿En persona? ¿Edgar vendrás a México?

- Si, ya hable con Cristian, llegare luego de que anochezca.

- ¿Es enserio?

- Si, de hecho ya estoy subiendo al avión. Nos vemos allá, Te quiero Becca-

Se colgó la llamada, quería corresponder ese te quiero, pero se me fue imposible. En mi expresión se podía notar lo feliz que me sentía, me odiaba por eso, pero me era inevitable.

Fui a la habitación de Cristian, necesitaba saber más información.

- ¡Cristian! –Llame cuando ya estaba allí, recosté mi cuerpo en el marco de la puerta, él estaba en un sillón con su celular.

- ¿Ya te enteraste cierto?

- ¿Están obvio?

- ¡Eres tan curiosa! ¿No te puedes conformar con la información que tienes?