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Llegue a casa por la tarde, como cada día de escuela.
Subí a dejar mi mochila en mi cuarto y baje a la cocina por un vaso de jugo de manzana y una rebanada de pizza.
Cuando subí a mi cuarto revise mi teléfono y puse una de mis canciones favoritas.

Después dieron las 6:12.

Fue hasta ese momento, fue la primera vez que vi todos los detalles de mi cuarto, esos que hasta ese oportuno momento decidieron saltar a la luz

Vi aquel pequeño brillo que entraba por la gran ventana y la hermosa luz natural que inundaba mi cuarto.
Recordé lo mucho que me gustaba sentarme en mi cama, abrir las cortinas y ver el cielo, mientras sentía la suave brisa que se colaba.
Pensé en cuántas veces escuche mi música en el estéreo mientras bailaba en el espacio libre que tenía.
Noté como los pocos muebles que tenía encajaban a la perfección con los rincones del cuarto.

Pensé en aquella mancha de humedad en el techo que nunca me gustó, pero que siempre imaginé que parecía un ramo de flores.
Contemple como los colores brillantes y claros de mis libros contrastaban con algunos que eran de un color oscuro, resaltaban entre todas las demas cosas que tenia acomodadas en mi librero.

Distingui en mi cajonera aquella muñeca que por mucho tiempo me negué a tirar, pues esa muñeca era especial por alguna razón que yo aún no tenía clara, pero quería conservarla.
Noté lo cómoda que era la alfromba, recordé como batallaba los fines de semana para poder limpiarla.

Observe las bolsas y mochilas que tenía en un perchero a la entrada del cuarto, siempre quise encontrarle otro lugar, pero al final se quedo ahí.
Distingui entre mi ropa aquel vestido que sólo me había puesto 3 veces desde que lo compré, quería usarlo en cuanto la época de calor llegará. También quería comenzar a ponerme toda la joyería que tenía guardada junto a todo ese maquillaje que casi nunca usaba.

También vi el color blanco y cian de las paredes, que con algunos detalles en negro me parecían la mejor combinación.
Entonces recordé que a esta hora siempre había unos pajarillos cerca de mi ventana, pero hoy no los escuche cantar.

Era una lástima, ya no volvería a ver este cuarto y ya no tenía tiempo de apreciar más detalles.
Es increíble todo lo que, en tan poco tiempo, pasa por tu cabeza cuando estas a punto de morir, también es curioso, es como si la vida te diera el mejor y último vistazo de todo lo que estas a punto de perder, como si quisiera que te arrepintieras por querer morir.

Mientras agonizaba en el suelo recargada en la única esquina libre de mi cuarto, gracias a que el disparo en mi pecho aún no acababa por completo con mi vida, ya no tuve fuerzas para seguir sosteniendo el arma, escuche como hizo un pequeño sonido cuando deje que tocará el suelo por completo.

Comencé a cerrar lo ojos mientras escuchaba el auto de mi madre detenerse en la acera, note la voz de mi madre llamarme una vez.....dos veces......tres veces.....creo que dijo que en un momento subia, tal vez a ver si estaba dormida.

Pero fue en ese momento que todo se volvió completamente negro, mi respiración dejaba de ser constante y cada sonido se iba apagando lentamente, hasta que por fin todo termino.

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