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-Antes de que te vayas-dijo él deteniendo su camino, ella giró y quedaron impresionantemente cerca, la respiración se corto, poncho olvidó completamente que le iba a decir, y ni cortos ni perezosos como un par de adolescentes ambos lentamente con un poco de miedo, juntaron sus labios simultáneamente... Wow, ninguno de los dos sentía que hubieran pasado más de cinco años desde la última vez que se habían besado, las manos un poco frías de Any estaban en la nuca y mejilla caliente de poncho, mientras él la sujetaba firmemente por la cintura, era un beso paciente, un beso que no deseaban perderse ningún detalle, el chico eliminó cualquier distancia que había y ella soltó un gemido dentro de la boca de él que sin duda poncho perdió la compostura y la pegó contra la pared, introdujo su lengua en la boca de la chica mientras esta lo sujetaba fuertemente por las solapas de su camisa. Lo único que los hizo separarse fue el claxon de un carro que pasaba cerca de ahí. Tenían la respiración agitada, poncho se acomodo su camisa y ella su cabello. Pero él la veía y sabía que estaba excitada, conocía perfectamente, y al verle los labios rojos, su pecho subiendo y bajando y la forma en que lo miraba solo pudo decir estas cuatro palabras-¿vamos a un hotel?

En menos de lo que ambos creían, ya estaban montados en un taxi con una caja de preservativos y en dirección a un hotel. Al llegar, por iniciativa de la chica lo tomó de la mano y él no pudo sentirse más feliz, poncho pidió la mejor habitación que tuvieran disponible y subieron, la dejó pasar primero pero no se dieron tiempo para conocer la suit porque poncho ya la tenía abrazada por la espalda y besándole el cuello. Quería que fuera así, fugazmente y sin dar espera a terminarse de desvestir, consumar su amor en el sofá de la habitación. Pero él se obligó a bajar la velocidad, había pasado mucho tiempo y quería recordar esto. Encendió las luces y fue caminando con ella hasta la cama.

Ambos sentían la mirada prenetante del otro, el se acercó sigilosamente, sin dejarla de ver ni un solo momento, era hermosa, dios no recordaba que tanto podía producir una persona en él con solo verla. Agachó su cabeza poco a poco sin dejar de observarla y la besó. Las manos de ella rodearon su cuello y las de él su cintura...seguían encajando perfectamente, el suave beso se intensificó cuando Anahí comenzó a desabotonar la camisa de él, una vez terminada la operación acarició sus hombros y pecho y una corriente de electricidad pasó por ambos, los zapatos fue lo siguiente que desapareció y poco a poco ambos cayeron a la cama. La tenía ahí, debajo suyo, con el cabello regado en la almohada, sintiendo sus manos en su abdomen, que solo logró sonreír, era increíble, era su anahi. La desnudó poco a poco y una vez quedaron en ropa interior, un flashback los invadió a ambos: la primera vez que estuvieron juntos. Él la miraba exactamente igual que aquel día y ella tenía los sonrojos espontaneos como esa noche, lo único diferente era una pequeña estrella en el abdomen bajo de ella. Por fin desnudos luego de muchas demostraciones de cariño, él se puso el preservativo y entró en ella. El cerebro de cada uno se convirtió en fuegos artificiales, ese acto de estar unidos mandó un mensaje de que la mejor decisión que pudieron haber tomado fue haber ido a cenar juntos. Que la luz estuviera prendida permitía que ambos se observaran cada una de las expresiones que hacían. Poncho no sabía si estaba exagerando pero any no se estaba entregando totalmente, su forma de hacer el amor no era igual, la sentía reservada y para matar dos pájaros de un tiro, se giró haciendo que ella quedara encima de él.

Era cierto, no iba a negar que le encantaba y ella era increible pero no la sentía libre, no se movía con total confianza y entre tanto placer él se sentía un poco triste...la había perdido. Se sentó y la agarró de las caderas para intensificar el roce, se negaba a perder aquella mujer que lo rescataba siempre que se sentía sin rumbo.

-Soy yo bonita-dijo como pudo, ella mostró un poco de confusión-dejate querer-añadió con una mirada de súplica y luego de unos eternos segundos una revelación ocurrió en ella, si estaba siendo restringida con él, inexplicablemente no estaba siendo totalmente suya, tal vez no quería salir lastimada después de esto, pero que mas da, igualmente iba a salir lastimada de este encuentro fugaz, y entonces se liberó.

Una Historia Para Contar ¿o no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora