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El plan no era complicado. Taehyung no podía ni siquiera refugiarse en el argumento de que sí lo había sido porque, en realidad, toda la responsabilidad del fracaso pertenecía a su poca y débil preparación y de él por no haber visto la cola del perro una vez entró en la cocina, tras forzar la puerta con un alambre para poder entrar a esa casa y de poco servía ser consciente de que nadie le advirtió sobre ningún animal, mientras iba hacer su “trabajo”.

Y si el chillido del animal no fue suficiente para los sádicos amigos que siempre lo habían acompañado, y en parte lo condujeron a ese momento el cual el no debía haber aceptado, encontraron su éxtasis en hacer que derribara una escoba tras echarse hacia atrás por un poco de temor, logrando que el cristal de un florero en la mesa procreara miles de pequeños cristales que se diseminaron por el limpio suelo.

El animal salió huyendo despavorido por la puerta giratoria hacia un salón iluminado por un brillo anaranjado. Taehyung se dio la media dispuesto a seguir su ejemplo de salir huyendo del lugar con la cola entre las patas, cuando la luz de la cocina se encendió y sintió una mano cerrarse en torno a su brazo delgaducho asustando por supuesto al menor. Jodido, estaba Kim Taehyung jodido por conseguir dinero a lo “fácil”.

— Por favor, no me dispare.

Lo que sí le habían dicho los muy desgraciados de sus amigos era que ahí vivía un agente de policía retirado, viudo y sumamente paranoico por todo lo que paso, al punto de que dormía con una pistola cargada al lado de su mesita de noche. Aunque nadie estaba seguro de esto último, Namjoon no había cesado de señalárselo entre dientes, el maldito cabrón.

Por un momento se vio a sí mismo, con sus cabellos castaños hechos un perpetuo lío, su camiseta rosa pálido, sucia y rota en un costado más de lo que él lo tiene, los jeans desteñidos y las zapatillas grisáceas por el uso.

No tenía calcetas, sentía no era para usarse en estos momentos porque ya no tenia, luego de esto estaba en su lista las calcetas. Maldita sea, sus sesos y todo lo que lleva en el interior de su cuerpo se iban a desparramarse sobre el suelo entre pedazos de vidrio, y no solo lo decía por si moría por unas balas  y ni siquiera iba a tener las calcetas que esperaba conseguir después de esa noche.

— No voy a dispararte. –Le  contestó una voz inesperadamente joven, consternada – ¿Cuántos años tienes? ¿15, 14? –Taehyung giró, trató de liberar su brazo y no lo logró. El joven que estaba frente a él debía tener entre 25 y 26 años,  no lo miraba con enojo o alguna pizca de ello, si no con una sorpresa incrédula y su mano vigorosa se sentía como una prensa de acero.

A Taehyung no le gustaba encontrarse con gente más fuerte que él sabiendo lo debilucho que suele verse a su lado, que era casi todos los que conocía, puesto que estaba casi en los huesos ni carne para los perros hay.

— ¿No me matarás? Porque te advierto que todos mis amigos me están esperando y si no vuelvo con ellos irán a la policía y te denunciarán –soltó aparentado ser la víctima en un quejido, sólo la mitad de lo que decía era cierto. Sus amigos esperaban que les llevara algún botín de aquel primer robo de su ingenua vida, pero dudaba de que alguien fuera a la policía en caso de que desapareciera, con una excusa algo perpleja que ya se han de imaginar.

La mayoría ya habían tenido sus encuentros con las autoridades por diferentes cosas y no querrían acercarse a ellas por nada del mundo. No los culpaba. Él no lo haría en sus zapatos. Por esos sus palabras habían tenido una nota demasiado aguda. El hombre parpadeó repetidamente. No hizo más que eso y Taehyung estuvo seguro de que no le creyó nada.

— Por favor, déjame irme –rogó con el fin de que lo hiciera.

— Que no te voy a matar, por Dios. ¿Quieres dejar de retorcerte? –pidió cuando el chico intentó volver a soltarse. Él menor obedeció, con temor en la mirada –Me puedo hacer una idea pero ¿se puede saber qué pretendías irrumpiendo en la casa de mi tío? –cuestionó entre cerrando sus oscuros ojos.

Nadie había mencionado tampoco nada sobre un sobrino. La conciencia de cuánto había ignorado, el lío que podría haberse ahorrado si no fueran los demás tan cabrones con sus pruebas de iniciación y Taehyung muy idiota por querer unirse, le llevaron a apretar los puños un poco molesto. Al cabo  de los segundos suspiró, derrotado. ¿A qué valía enojarse? Lo que empieza mal, mal está. Las cuentas sin pagar, la escapada de su padre, el alcoholismo de su madre, ¿no era prueba de ello? De que ya su vida era un asco y que esto le hacia memoria de lo cual hundido estaba.

— Pretendía robar —respondió honesto bajando la mirada, ya que valía mentir. Ahí es donde acaba un muchacho que hace menos de dos años tenía casa y cama, dando explicaciones acerca de un delito en el que ni siquiera había querido participar, ahora se arrepentía más de lo que esta –ellos me lo dijeron y se suponía que no habría nadie –agregó Taehyung con voz apagada.

— ¿Ellos? –dijo su captor, en alerta, hay más de uno era claro – ¿Dices que ellos pueden entrar en cualquier momento a seguir el robo?

— No, no –negó Taehyung, secretamente pensando que ojala así fuera –yo tenía que hacerlo solo. Sólo así me dejarían… –iba a decir “trabajar con ellos en las calles” pero admitir eso, era embarazoso; junto al hecho de que lo necesitaba, de que era lo único que podía hacer por su madre y por él, pero le pareció ser demasiado abierto y prefirió cerrar la boca.

— Ya veo –repuso el hombre, y por su expresión parecía que se había apaciguado. Al menos ya no le apretaba tanto el brazo –para ver si valías la pena.

Hablaba como si fueran un montón de simples adolescentes acostumbrados a retarse a hacer cosas absurdas para obtener la risa y la aceptación del grupo. Nadie, Namjoon incluido, tendría más de 18 años, así que Hoseok no estaba tan equivocado. Asintió cabeceando.

— ¿Vas a…? –preguntó pero la garganta se le cerraba como por un puño. Reuniendo valor, volvió a intentarlo – ¿Vas a llamar a la policía? –termino la pregunta.

El hombre sólo se le quedó mirando, meditativo y curioso a la vez. Taehyung no guardaba ninguna esperanza de que saliera libre mientras parecían transcurrir minutos insaciables, hasta que al fin el extraño contestó:

— No creo que haga falta –hablo mostrando una mueca.

Taehyung no sintió entusiasmo; en cambio, le dedicó una mirada de cautelosa aprehensión. No era difícil ver el mensaje impreso en ella. “No me gustan las bromas”. Esto no pareció importar al otro, pero aún no podía moverse y ver aquel sujete de aspecto fornido y mayor que él lo dejaba ido y fuera de si.

— ¿Tienes casa? –cuestionó Hoseok, sin todavía soltar al menor. El muchacho pensó en el departamento donde su madre y él habían estado viviéndolos en los últimos meses. Donde las ventanas no podían abrirse, la pintura se caía del techo del baño y cuyas habitaciones, todas juntas, podrían caber perfectamente en la sala y la cocina de esa casa, que gran hogar.




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¿Que les pareció el primer capítulo? En serio que me ha encantado adaptar está historia, el libro lo pueden encontrar en google como 'Ilusiones'

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Mel's

A failed plan ❀ 홉뷔 [HopeV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora