El Destino.

Tengo que poner medidas entre él y yo.

Rukia designó a uno de sus subordinados para la misión más importante de los últimos años.
Lo informó adecuadamente de la situación, pero sólo lo relevante para llevarla a cabo eficientemente: un muchacho de unos veinte años, con un gran poder espiritual poniéndose en contacto con hollows, misión: mantenerlo alejado del peligro, eliminar toda amenaza a su vida antes de que él detecte cualquier presencia, tanto de hollows como del shinigami mismo, él puede ver a ambos y todo debe hacerse bajo el más absoluto secreto sin delatar su presencia.

- Entendido capitana.- el joven shinigami, uno de los pasantes que tenía a su cargo, se inclinó brevemente ante su superior en señal de obediencia – Todo se hará según sus indicaciones, no tiene de qué preocuparse.

- Recuerda, él no debe verte bajo ninguna circunstancia, a pesar de su poderosa fuerza espiritual, es un rioka y no debe tener ningún contacto con el mundo las de almas, tengámoslo alejado de todo hasta que descubra cómo mantenerlo a salvo permanentemente.

El muchacho, uno de los mejores de su escuadrón a pesar de haberse graduado recientemente, hizo otra reverencia y se marchó a cumplir con su deber. Rukia ya se había asegurado que jamás se hubo topado con el Teniente Abarai, y sólo conocía su leyenda, no su aspecto físico, su secreto estaba a salvo …al menos por ahora.

El shinigami llegó a su zona de patrullaje asignada justo cuando el sol empezaba a ocultarse y unas extrañas energías comenzaban a alzarse en el sombrío parque donde su capitana le informó que los hollows se refugiaban, y donde era probable que se encontrara con el joven humano que debía proteger. Era mejor que se diera prisa a encontrar la fuente de esa extraña fuerza y se encargara de ello antes que el humano pudiera acercarse.

Adentrándose entre los árboles dio con la fuente de energía, un enorme hollow olfateaba el aire como queriendo rastrear algo, seguro venía por el muchacho rioka, si su reiatsu era tan poderoso seguro que olería demasiado bien, para estos viciosos devoradores de almas. Sin previo anuncio se abalanzó desde la copa del árbol donde se encontraba, empuñando su zampakuto, dirigido directamente al pecho del monstruo, pero este era muy rápido y pudo evadirlo, el shinigami siguió atacando y defendiéndose de los contraataques del hollow por al menos media hora. Finalmente, cuando lo tenía listo para darle la estocada final, pudo sentir una extraña fuerza acercándose velozmente, terminó su trabajo y justo cuando se disponía a desaparecer entre las sombras escuchó un grito a sus espaldas.

- ¿Qué demonios crees que haces? ¿otro de ustedes? Creí que sería la pequeña morena …cuántos de ustedes hay? Cielos, son una epidemia o algo así … ¿cómo es que nunca antes los había visto?

Las preguntas sin tregua del rioka tomaron por sorpresa al joven cegador de almas.

- No debes involucrarte en asuntos oficiales, niño. Este es nuestro trabajo. Vuelve a la cama y olvida lo que viste esta noche.- fue toda su respuesta.

- Demonios, que no soy un niño… vamos, cuántos años tienes tú? Tú parece que tengas diecisiete, dieciocho el máximo, igual que esa enana de mala leche con la que me encontré ayer. ¿Acaso os creéis dueños de Japón? Veo cosas como esto desde niño, ¿cómo quieres que pueda olvidarlo? se aparecen constantemente, yo no los busco, ellos necesitan mi ayuda y me buscan …ya se lo expliqué a la enana ayer.

El shinigami sabía que debía de irse sin decir palabra, eran sus órdenes no entrar en contacto con el rioka, pero no paraba de hablar, ese cabeza hueca, y cómo se atrevía a llamar "enana" y "morena" a la respetable capitana.

- Cierra la boca de una vez, niñoto, y deja de referirte a la capitana Kuchiki de una manera tan irrespetuosa o…

- ¿Capitana? – Interrumpió el discurso del otro muchacho- con razón gasta esos humos. De todas formas prefiero encontrarme con sus bellas formas femeninas y no contigo ¿Dónde está ella ahora? ¿Capitana Kuchiki …cuál es su nombre?