Parte IV: El Escritor Sangriento

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                                  Capítulo I: mis padres

Mi vida era un fracaso yo intentaba abrirme camino como escritor dentro del género del terror, enviaba mis escritos a concursos y normalmente no volvía a saber de ellos, menos en algunas ocasiones que recibía correos que decían lo siguiente:

-Su escrito ha quedado fuera de concurso por ser usted un escritor horrible, hágale un favor a la literatura y dedicase a otra cosa.

Estaba llorando por el correo que recibía y por los comentarios que me decían y decidí vengarme de aquellos que consideraba culpables de mi fracaso como escritor de historias de terror. Empecé por mis padres , fui a su casa y con la excusa de hacerme un café, fui a la cocina y abrí la llave del gas de butano, dejando que el gas saliera por uno de los fogones y volví junto a mi padre, estuve hablando con el un largo rato, mis padres se habían empeñado en que estudiase medicina porque decían que era un trabajo con futuro y bien pagado y que además ayudaría a salvar vidas y encontraría un sentido a mi existencia, a mi no me gustaba lo mas mínimo, pero debido a su insistencia, me apunte en la universidad a la carrera de medicina, siendo el que saco peor nota de toda la clase, mis padres se disgustaron muchísimo cuando deje la carrera, aunque yo también estaba disgustado con ellos porque se negaban a leer mis historias de terror., diciéndome que eran horribles. Le di a mi padre un puro que había comprado, aunque teóricamente había dejado de fumar porque tenia cáncer.

-Si se entera tu madre nos corta los huevos a los dos.

-Mama no se va a enterar de nada, porque esta dormida, solo te pido, que enciendas el puro cuando me haya ido.

Se olía el olor a gas, aunque mi padre no noto nada, decid marcharme dándole dos besos de despedida, Solo había recorrido unos metros cuando oí una fuerte explosión, la casa de mis padres voló por los aires con ellos dentro, entonces no me quedo ninguna duda de que mi padre había encendido el puro que le regale. Los vecinos salieron de sus casas alarmados por la explosión y yo regrese a mi casa refugiándome en la oscuridad de la noche, para que los vecinos no me reconocieran.

Veo en la televisión y leo en el periódico, la noticia de la explosión en la casa de mis padres, nadie sospechaba de mi. Dijeron que los dueños de la casa, se habían dejado la llave del gas encendida.

Capítulo II: El Psiquiatra

Ahora me tocaba vengarme de la segunda persona que yo culpaba de mi fracaso como escritor del género de terror y esa persona era mi psiquiatra, diciéndome que nunca llegaría a nada con mis historias de terror, haciéndosele imposible acabar de leer ni una de ellas, diciéndome que eran horrorosas y que yo siempre seria un fracasado si seguía en mi intento de ser un escritor en el género del terror, aquellas palabras me llegaron al alma hiriéndola y seme clavaron en el corazón como espinas de una rosa. Le pedí una visita urgente diciéndole que me encontraba peor de mi depresión y me la concedió. Al entrar en la consulta, le dispare con mi pistola eléctrica exactamente con una taser, el psiquiatra quedo inmovilizado durante un tiempo a causa de la descarga eléctrica, tiempo que yo aproveche para sentarlo en su silla, esposándole las manos tras el respaldo . De mi bolsa de deporte saque un pequeño pero potente transformador con dos electrodos, uno de ellos lo puse en su cabeza rapada y el otro en una de sus piernas, dándole un voltaje de dos kilovoltios, alcanzando el psiquiatra una temperatura superior a los cincuenta y nueve grados centígrados, dañando sus órganos gravemente, su cabeza comenzó a arder, deshaciéndose su carne y quemándose su cráneo, derritiéndose su cerebro y también sus globos oculares, muriendo y desprendiendo un desagradable olor a carne quemada.

Capítulo III: La Profesora

La tercera victima seria mi profesora del taller literario, por negarse a publicar mis historias en el libro de fin de curso, diciendo que mis relatos no estaban a la altura de los demás trabajos escritos por los otros alumnos me pase el día llorando, pero ahora quien iba a llorar era ella. La espere en el rellano del piso donde se hacia el curso y cuando salió del ascensor, me abalance sobre ella, poniéndole una inyección que paralizo su cuerpo, la cubrí con una sabana que había llevado y me la cargue al hombro, saliendo del edificio, metiéndola en el maletero de mi coche, que había aparcado justo enfrente y me dirigí a mi casa, la tumbe sobre mi cama desnudándola, utilice un catéter para succionarle la sangre ,que es un dispositivo en forma de tubo, estrecho y alargado, que puede ser introducido dentro de una vena y es justo lo que hice, la sangre que salía de su cuerpo, la iba depositando en un bidón de plástico, con capacidad para mas de seis litros, ya que los litros de sangre que tiene un cuerpo humano adulto suele ser de cinco a seis litros, , una vez le succione toda la sangre, ya estaba muerta,. Puse un plástico grande, cubriendo el suelo de mi habitación y puse el cadáver sobre el plástico, descuartice el cuerpo con una sierra, seguidamente metí los trozos en bolsas de basura, junto al plástico ensangrentado, me encontraba empapado en sangre, me duche y me cambie de ropa, cogí las bolsas de basura y salí a la calle, tirándolas en un contenedor, vuelvo a casa y vierto parte de la sangre que hay en el bidón en un tintero, mojo una pluma de cuervo en la sangre del tintero y escribo una novela cuyo título es: El Escritor Sangriento, explicando la venganza que acabo de consumar como si fuera de ficción, la firmo con seudónimo , elijo el de Necroromántico. Estoy muy atento a todas las criticas por si son malas y he de escribir una segunda parte, pero la novela se convierte en un best seller y me parece irónico que las personas que no me pudieron ayudar en vida, lo hayan hecho con su muerte.


Historias NekroromanticasWhere stories live. Discover now