Tal vez era hora de irme, tal vez era hora de volver a comenzar. Entre las dos personas adelante mío y el chico de atrás lo único que quiero es desaparecer pero obviamente lo único que la cajera parecer querer hacer es tardar más tiempo con cada uno. Miro impaciente nuevamente el rejos y compruebo que llego tarde otra vez.
Veo como envuelve cada producto lo más lento posible y me pregunto por qué elegí este día para hacer las compras. El reloj por más que no lo vea siento como pasa el tiempo en una manera veloz.
—Totalmente y con la humedad que tenemos continuamente ¿Qué hacemos no?—Continua su conversación lo más tranquila posible.
Trato de averiguar si mi mirada sirve para que se dé cuente que tiene más clientes que los que ellas piensa poseer y si así logra apurar el tramo, pero como es obvio lo único que logro al parecer es que tarde más de lo debido.
Las visitas son solo hasta las 20 hs pero yo llevo acá ya quince minutos, se me cruza que tal vez por ser un día especial alargue un poco más de lo debido para poder celebrarlo pero como hace tanto tiempo solo somos dos se les pudo haber cruzado en por la mente que nadie más iba a ir.
—Buenas noches, ¿cómo está hoy?—Saludo de manera mímica y empiezo a dejar cada uno de las verduras en el mostrador, la vuelvo a mirar y prosigo para no aparentar ser alguien de tan poco amigos, pago y salgo corriendo como si fuera poco.
Abro ágil la puerta lo más rápido posible y comienzo a localizar cada cosa en su lugar, abro la canilla, me mojo los labios y me miro, veo como algunas pequeñas arrugas se empiezan a acercar en la cuenca de mis ojos y trato de pensar en ello más que lo que me toca. Miro nuevamente el reloj para tratar de trazar un horario en mi mente que me ayude a salir de este problema lo antes posible.
No lo niego, lo quiero, tanto. Pero sé que no puedo y no quiero hacerlo solo por verlo, sé que es egoísta de mi parte, sé que algo mejor se merece.
