¿Qué pasa cuando la energía de una estrella se acaba?
Sigue flotando, sigue cayendo, sigue viajando a millones de años luz a través del vacío, el inmenso vacío que la consume de tal manera que termina convirtiéndose en simple polvo estelar.
Me gusta pensar que venimos de aquel polvo, que alguna vez formamos las luces brillantes del actual firmamento. Que tuvimos una trayectoria, un destino y un ciclo de vida al que nos adaptamos y aceptamos, cual dogma irrefutable.
Es increíble como varían las cosas de una etapa a otra.
Fuerte cambio para un ente que acaba de salir al mundo. Recordamos nuestra vista infinita, brillante existencia.
Y llegamos para morir de nuevo.
Quizás esa es la razón por la que nacemos llorando.
Flanqueamos de a poco a lo largo de este nuevo ciclo. Nos ponen estándares, nos encierran en un metro cuadrado, nos obligan a esforzarnos para llegar a ser algo o siquiera alguien en este insignificante pedazo de roca flotando en el espacio.
¿Quién te crees para cambiar las cosas?
No necesitamos tu esencia, queremos tu cuerpo. Queremos que trabajes desde la edad más temprana posible. Solo buscamos cifras que crean que son importantes, diferentes y dignos de admirar, aunque por dentro pertenezcan a la misma bazofia que todo el mundo.
Recuéstate a ver las estrellas en ese poco tiempo que tienes a solas y pregúntate por qué existe gente que cuestiona la sociedad. Convéncete de que estás haciendo las cosas bien y que, aunque la vida sea difícil, encontrarás la paz en aquel utópico lugar prometido y tan lejano a esta realidad. Eres importante, eres valioso, eres único y llegarás como no muchos lo harán.
Sigue avanzando en una inexistente evolución en base a lo moralmente correcto para todos. Sigue viviendo en aquel mundo onírico, en la ilusión, en lo falso.