C r u e l D e s t i n o ~Yuuyu~

One

Me siento solo, más solo que nunca.

Mi cabeza da vueltas, trato de mantenerme sentado pero se me hace imposible; me tiro bruscamente sobre la cama mientras jalo mi cabello y siento como las lagrimas salen de mis ojos.

Siento como mi ansiedad aumenta y un nudo en mi garganta aprieta mi cuello al punto en el que siento que no podré respirar más.

Caigo en la realidad, solo son recuerdos que me atormentan.

Recuerdos que me tienen de mal en peor, recuerdos que hacen que quiera taladrar mi cabeza, recuerdos que me hacen sentir como un completo loco.

~

-Yuri, ¿estas ahí?- Escucho la voz de Katsuki, detras de la puerta.

La voz de un angel, pensé.

Al notar que no contesté, abrio suavemente la puerta y me abalance conta su alto y fuerte cuerpo. Sus brazos, al igual que siempre, me hacen sentir protegido y fuera de todo peligro posible.

~

Mi corazon se destruye poco a poco mientras recuerdos de los brazos de Yuuri rodeandome me llegan como si de balas se tratara. Miro a mi derecha intentando que mis lagrimas no salieran, mala decisión: Justo en mi escritorio habia una foto enmarcada de nosotros dos.

¿Recuerdas cuando me amabas, yuuri? ¿Recuerdas aquellos "Tu y yo contra todo" que jamas cumpliste? ¿Aquel beso que termino acabando conmigo? ¿Si acaso me recuerdas?

Soy yo, Yuri Plisetsky, solias llamarme "Pequeño" y besar mis mejillas, solías dormir conmigo y hacerme sentir seguro estando a tu lado;

Soy yo, Katsuki, ¿Recuerdas cuando yo solía ser tu todo?

¿Recuerdas cuando...yo ocupaba su lugar?

Mi cabeza duele, de nuevo. Besos, abrazos, pequeñas frases, sonrisas, caídas, todo tipo de recuerdos que tenia de Yuuri me llegaban a la mente como si de un taladro se tratara. Me levanto con mucho cuidado de la cama, una vez de pie, miro mi reflejo en él gran espejo de la pared; ojeras marcadas, labios rojos de tanto morderlos, nudillos con sangre fresca, cabello hecho un desastre, él mismo camisón negro de Katsuki, ese que llevo puesto desde hace 3 días. Su aroma me calma, me revive.

¿Por qué digo que su aroma me revive?

Fácil, sus recuerdos me llegan a lo más profundo de mi corazón, haciendo que un pequeño dolor llegue a mi pecho. De todas maneras, él dolor que me produce amarlo es lo único que me garantizan que aún sigo aquí, aún sigo vivo...

Recordar la ultima tarde en la que hablamos me provoca ansiedad, pude haber hecho algo más para que se quedara conmigo, pude haber intentado enamorarlo un poco más...

~

-Bien, pequeño. Necesito hablarte de algo - me dijo aquel hermoso japonés, viéndome directamente a los ojos.

-¿Pasa algo malo?- le pregunté sin dudarlo, él nunca hablaba con él semblante tan serio.

-Quiero que sepas algo, mi lindo Yuri- se acercó a mi, acariciando mi cara con una sonrisa extraña, muy triste diría yo. -, no hay nada cómo despertar a tu lado, ver tu cara angelical mientras duermes, levantarme y observar tu sonrisa como por 10 minutos; no hay nada como estar contigo, pero hay algo que quiero decirte...-

Al decir esto ultimo, me reí y le di un rápido pico para sentarme a ver TV en él gran mueble de mi apartamento, siempre que el decía algo asi terminaba siendo una tonteria. No entendía porqué Katsuki me estaba diciendo todo esto, así que sujeté él control de la televisión y lo encendí

-¡N-no lo encien...!- Se vio interrumpido por él sonido del noticiero nacional de Japón, no sabía porqué estaba tan nervioso de que viera él noticiero.

Luego lo sabría, y vaya que me dolería.

"En otras noticias, nuestro queridisimo Viktor Nikiforov nos confirma su regreso al mundo del patinaje artístico, junto con su aprendiz, compañero y futuro esposo, Yuuri Katsuki. Nos complace anunciar que est..."

Apagué él TV, ¿Que demonios era esto?

-Esto es una broma de muy mal gusto, ¿no?- le pregunté, riendo un poco y parandome justo en frente de él.

Yuuri no hizo nada más que mirarme seriamente, en ese instante mi risa paró inmediatamente.

-Cerdito...es una broma, ¿no?- volví a cuestionar, recibiendo una mirada inexplicable de su parte; mi corazón se rompió. -, por favor, dime que esto es un chiste de muy mal gusto, Katsuki-

Me aferré a su chaqueta fuertemente mientras lo miraba, intentando no llorar. Luego de dedicarme una mirada triste de su parte, metió su mano en uno de sus bolsillos y sacó un anillo.

Un anillo dorado, muy brillante y resplandeciente.

-Quise decírtelo lo antes posible, pero no me dejabas hablar y...- paró de hablar cuando se dio cuenta de la primera lágrima que rodó por mi mejilla.

C O N T I N U A R A