Sorpresa

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Colgó suavemente el tubo del teléfono cuando la llamada se terminó, era su abuelo, que le decía que su vuelo había tenido problemas y no estaría en casa sino hasta pasado mañana temprano.

El anciano se había disculpado infinitamente por no estar allí como prometió, pero Yugi no estaba molesto, su abuelo no tenía la culpa de nada. Aun así el anciano estaba muy arrepentido ¡mira que no estar el día del cumpleaños de su nieto!

Yugi suspiró, no estaba molesto con su abuelo, solo eran cosas que pasaban y que no se podían controlar.

Con tranquilidad se dispuso a hacer su desayuno, dado que la única otra persona que vivía con ellos, tampoco estaba en la casa cuando él había despertado, cosa muy extraña. El oji-vino no solía salir sin él, o sin avisarle cuando menos.

Se sirvió un tazón de cereal de chocolate con leche y unas rebanadas de frutas. Algo dulce para empezar el día con ánimos.

Como no había nadie más casa, Yugi no tuvo reparos en encender el equipo de sonido a todo volumen con las canciones que más le gustaban mientras aseaba por la casa y la tienda, arreglaba su habitación y finalmente se ocupaba en darse una ducha.
Se acomodó tranquilamente en la bañera, dejando que el agua le relajara puesto que no tenía ningún plan para ese día:

Malik llevaba un par de días muy ocupado con el museo junto a sus hermanos y, obviamente su yami. Ryou se había ido de fin de semana a la playa con el suyo, Duke y Tristán, y no sabía si ya habían regresado o no. Joey había estado unos cuantos días teniendo sus encontronazos con Kaiba, en busca de un nuevo duelo mientras que el de ojos azules se dedicaba a hacerse del rogar, claramente disfrutando de ese jueguecito que tenía con el de ojos ambarinos.

Ninguno de sus amigos había mencionado nada en los días anteriores respecto a su cumpleaños, aunque tampoco es que Yugi esperara una lluvia de invitaciones o algo así, solo deseaba pasar el rato con sus seres queridos.

Eso sí, Ryou y Malik le habían mandado justo a las 00:01 de la madrugada una tierna imagen junto con un hermoso mensaje de cumpleaños. Aun así, esa era la última conexión, por lo que Yugi tampoco se atrevió a escribirles nada más que unos, igualmente tiernos, agradecimiento.

Lo que si le dolía un poco, era el hecho de que su yami no estuviera allí con él. Cuando despertó y no lo encontró en ninguna parte de la casa no pudo evitar sentir esa pequeña espina de dolor en su pecho, pero decidió ignorarlo, seguro que su yami solo tenía algo importante que hacer.

Se cambió por un conjunto nuevo que había comprado precisamente para ese día: una playera negro azulado y una sudadera blanca con capucha, se colocó un pantalón de mezclilla oscura, ceñido y lo ajustó con un cinturón negro con puntillas plateadas, igual que las manillas dobles que adornaban sus muñecas, finalmente se colocó unas zapatillas coloridas de color amarillo con líneas verdes.
Se acomodó un poco el pelo, más bien, su flequillo y delineó suavemente sus ojos, era un pequeño hábito que tenía, Malik decía que resaltaba hermosamente sus ojos amatistas.

Yugi tomó su teléfono, cartera y llaves, pero cuando estaba listo para salir notó algo inusual por el rabillo del ojo, en la buhardilla de su habitación estaba entreabierta y había allí una rosa azul.

— ¿Qué es esto? —Yugi se subió a su escritorio para alcanzar la hermosa flor que tenía una nota pegada — ¿Qué dice?... "el lugar dónde todo comenzó, nuevos lazos se formaron bajo tensas situaciones pero se mantienen hoy en día, incluso mayores" —leyó, súper extrañado el oji-amatistas — ¿el lugar dónde todo comenzó? —Yugi llevó su mano libre a su rompecabezas — ¿lazos? —Yugi recordó aquella vez que se enfrentó a Ushio cuando este golpeó a Joey y Tristán... aquella vez que completó el rompecabezas y liberó el alma de Yami — ¿la escuela? —Yugi se acercó la flor a la nariz y aspiró su dulce aroma — ¿qué tengo que perder?

Con su rosa en manos Yugi se dirigió a la escuela, tomó el autobús para llegar más rápido así que se colocó sus audífonos y se dejó perder un rato en la música mientras analizaba lo que sucedía con la rosa.

Cuando llegó al colegio se dirigió al patio trasero, mismo que fue testigo de la primera vez que Yami le protegió a él y a sus amigos. Allí había otra hermosa rosa, también con una nota.

"Comer con amigos siempre es divertido. Hora de almorzar ¿cierto? Anda al sitio de siempre, disfruta tu platillo favorito"

Yugi no tuvo duda al leer esta nota. Cuando empezó a andar con Joey, Tristán y Tea casi siempre iban a comer hamburguesas luego de clases ¡y sin lugar a dudas, las hamburguesas eran sus favoritas!

Caminó hasta la hamburguesería que frecuentaban y fue recibido por el mesero que casi siempre les atendía, el cual lo guió a una mesa reservada, informándole que tenía un almuerzo apartado, ordenado por una persona que el chico no quiso debelar. Le ofreció a Yugi su hamburguesa favorita con una gran porción de papas con queso y una gran malteada de chocolate.

Luego de comer, el chico le trajo a Yugi la tercera rosa azul con una nota más.

Los cerezo floreciendo, mil sentimientos al descubierto... ¿recuerdas ese dulce instante en que todo pareció perfecto? Ven aquí... te espero.

Los ojos de Yugi se empañaron, agradeció la comida y se levantó apresurado. Sabía perfectamente cuál era su siguiente destino. Corrió hasta aquel parque, como siempre estaba casi vació ya que, a pesar de ser muy bonito era muy poco conocido.

A aquel parque solía ir a pasear con su yami, cuando querían estar ellos solos en un ambiente tranquilo y hermoso... fue allí mismo donde Yami se le declaró y le pidió que fuese su novio.
Luego de unos pocos pasos dio con un camino de pétalos azules de rosa, claramente los siguió hasta dar con una pequeña plaza adornada.

Sus ojos húmedos se abrieron como platos, casi deja caer las tres rosas de sus manos de no ser por dos fuertes brazos que lo sujetaron por detrás.

Frente a él estaban todos sus amigos. Malik y Ryou con sus yamis, Tristán, Duke, Tea, Mai, Rebecca, Serenity y Joey ¡incluso Seto y Mokuba!
Todos estaban allí tras una mesa con regalos y un gran pastel de chocolate de cumpleaños. Entre dos árboles había una pancarta que decía 'Happy Birthday'

Al verlo llegar todos gritaron "¡Feliz Cumpleaños!" -incluso Seto lo dijo bajito- lanzando serpentinas y papelitos de colores.

—Feliz cumpleaños, mi amado aibou —le dijo Yami, quien le rodeaba con un brazo, para luego poner frente a él un gran ramo de rosas azules.

—Y-Yami —musitó el menor, con los ojos temblando y a punto de dejar escapar lágrimas —yo... no sé qué decir... me encanta ¡Gracias a todos! —le dijo a sus amigos, antes de darse la vuelta y abrazar a su pareja.

—No tienes por qué darlas, aibou —le dijo al oído, con su voz sensual —esto y más te mereces... feliz cumpleaños mi amor —repitió cariñoso, abrazándolo con fuerza.

—Eh Yami, no lo acapares —rió Joey, y tras este comentario, todos fueron a abrazar y felicitar al menor. 

Blue RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora