Soñé

Hay versos que no logran ver luz, aquellos que nacen de ilusiones ajenas, los mismos que mueren en realidades que nos resistimos a aceptar.

Recuerdo al escribir, por qué escribo. Errante en este mundo que demanda hombres cuerdos y racionales. El trazo de una pluma que me observa, perfila la geometría de letras que concatenan en arte, uno que a nadie le importa y lo sé. Al cómodo de un respaldar que me sirve de consuelo, un café dictador de mis voluntades, me invita a decirlo todo.

Recuerdo que escribo, porque necesito escribir.

Quizás esta noche, inicua en mi sentir, me permita defenestrar mil y un artificios que anidan en mi, que no me dejan en paz, me mantienen en el vaivén que jamás busqué, y más aún, llevan una sonrisa y un nombre.

Recuerdo que escribo, porque platico al escribir.

Déjeme decirle, que todo hombre se acredita inmunidad, jacta de ella, y enaltece su espíritu al repetirse para sí y para todos, que nada lo debilita, nada lo detiene.

Créame (...)

Todo se desploma cuando una voz, toca su mente.

Sucede, le sucedió a un escritor, le sucedió al amigo de uno, me sucedió a mi.

La atracción física es efímera, tal y como lo son las emociones fuertes. Mas esto difiere, cuando no es el corazón quien dictamina el accionar, sino la mente con la buena pro de la conciencia. Bonito y maldito obsequio de la vida, ¿verdad? Cada vez que puedo, observo, y noto que soy yo el errante, el que desafía la monotonía del actuar. ¡Qué va! Después de todo, llegué al mundo de esta forma y parece que de la misma forma la conocí.

Soy ajeno a su vida, y de la mía, por palabras que no encuentran destinos, pero que saben que existen. Puedo dibujar su cabello con el lápiz de carboncillo, bendición de divinidades, como también lo es su piel. Puedo plasmar la entereza de su beldad, y decidir que no soy digno de mencionarla. Puedo imaginar, que soy simplemente un viajero que equivocó su camino, encontrando luz, siendo él, oscuridad de antaño. Puedo ser el artista que de su voz componga un cántico, y el mismo morir a la par de una luna que prueba el sonido de la melodía imposible, que ella jamás escuchará.

Puedo todo, y a la vez, puedo nada.

Escribo, porque al escribir alguien me lee. Y si logré esbozar la sonrisa que imagino mientras escribo esta última línea. Recuerda siempre, que alegrar la vida de los demás, es un don, que tenemos, lo tienes, y está bien.