1ER CAPITULO: ¿EL COMIENZO?

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Podéis imaginarlo una dulce e inocente niña, educada como una princesita, ella siempre sonreía, nunca estaba triste.

Siempre en colegios de más alto rango y prestigio, educada para un porte siempre perfecto y eficaz, ella soñaba con ir a escuelas normales, en pocas palabras ser normal, pero... ¿qué es normal?, ella se preguntaba día a día lo mismo pero la respuesta nunca llegaba, miraba el gran cielo azul a través de su ventana, observaba a los vecinillos jugar todos juntos y preguntando ¿por qué yo no puedo estar con ellos?

Su madre siempre en el trabajo al igual que su padre , todas las semanas de viaje, y su hermano mayor siempre fuera, él estudiaba la universidad fuera de casa, lejos de ella, lo cual le causaba nostalgia, se acostumbró a tenerlo cerca y poder mínimo jugar con él, pero el destino le tenía preparado algo más para esta pobre niña.

En confianza absoluta de la familia, esta pequeña niña tenía un gran amigo, el cual conocía desde siempre, su nombre Leo, este chico más que nada encantador y amistoso, su mejor amigo o mejor dicho su único amigo.

Ellos pasaban horas y horas en la gran casa de ella jugando y divirtiéndose en lo grande,

él vivía fuera lo cual causaba solo poder verse en las vacaciones.

Leo la entendía perfectamente ya que al igual que ella sus padres siempre trabajaban, los dos se quedaban a cargo de la nana de ella, la cual más que ser una nana era más bien para ellos como una verdadera madre, podría ser por su trabajo pero ella los cuidaba incondicionalmente, los protegía de los monstruos de la noche los cuales se escabullían debajo de sus camas a la hora de dormir, eso siempre fue un problema para ella ya que las pesadillas de estos dos eran toda una barbaridad, junto a ella ambos pasaban grandes momentos, esos recuerdos siempre estaban presentes, ellos no imaginaban una vida sin ella, su nombre es Rosa, ella siempre al pendiente de estos dulces niños.

Como era de costumbre todos los días antes de ir al colegio, Fernanda, tomaba la computadora para escribirle un email a Leo, deseando un gran día finalizando corría a la puerta, en la cual Rosa ya la estaba esperando, ambas subían al auto y se encaminaban al colegio, el cual para Fer era una pérdida de tiempo, ya que pensaba que solo era una excusa de sus padres para molestarla ya que a Fer no le gusta la multitud ni el contacto cercano con las personas excepto con Rosa. Pero lo que Fer no sabía es que ese día su vida daría un giro inesperado.

Al llegar al colegio como era de costumbre recibía un pequeño consejo de Rosa,

-Sonríe mi pequeña y trata de hacer una amiga- Ella siempre decía lo mismo, pero lo que no entendía que para mí era imposible hacer amigas, ellas no pensaban como yo, ellas solo pensaban en las muñecas y los colores brillantes, ellas amaban a las princesas que salen en la tv, mientras que a mí me interesaban más los colores oscuros como el negro me parece más elegante que un rosa salmón, y en vez de gustarme las princesas me interesaba más un libro o los superhéroes que salen en los cómics de mi hermano, pero desgraciadamente nadie me comprendía como Leo. Rosa decía eso porque se preocupaba por mí ya que nunca en mis cortos años ha conocido una amiga mía ni siquiera del preescolar donde tengo entendido haces minino un amigo.

Como siempre solo ascendía con la cabeza y entraba al colegio, caminaba entre la gran entrada y divisaba como siempre solo hacia enfrente evitando cualquier contacto físico y visual con alguien, entraba al salón de clases y tomaba mi asiento el cual se encontraba al frente, me gustaba sentarme ahí porque nadie me molestaba y porque realmente no veía bien.

Las primeras horas transcurrieron normales, antes de salir al receso la profesora nos avisó que las clases terminaran temprano para nosotros por motivo de una junta estudiantil lo cual para mí era perfecto saldríamos dos horas antes, sonó la campana y todos como siempre salieron corriendo al jardín para jugar con sus amigos y compartir su almuerzo, ¿porque compartir mi almuerzo con alguien?, en ese momento no lo comprendía, nunca había tenido el deseo de compartir mis alimentos ¿para qué?, ¿porque motivo?, como de costumbre era la última en salir, tomando mis cosas me dirigí como siempre a la biblioteca ahí nadie me molestaba ya que era el receso y nadie se encontraba en ese lugar a esa hora, llegué a mi lugar especial para el almuerzo el cual se encontraba al fondo junto a un ventanal que daba vista al jardín así podía examinar a los demás y tratar de entender su comportamiento.

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⏰ Last updated: Dec 21, 2017 ⏰

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