Moneda y vida

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Pablo

Él bebe no paraba. Lloraba y lloraba a pesar de que lo arrullaba y hacia todo lo posible para que durmiera.

Hasta jugué con él a taparme la cara con las manos y después decir "aquí ta" destapándome la cara, pero no funciono. Antes lloro aún más, completamente asustado.

Mire a Tatiana que sonrió melancólica extendiendo los brazos para que le diera él bebe.

- creo que como padre, serias fatal – comento arrullándolo. Quien inmediatamente se calmó.

Lo observe que se había quedado dormido chupándose el dedo, fruncí el ceño enojado con tan caprichosos bebe haciendo que Tatiana se riera.

- no es justo – concluí sentándome en el capo del auto con el que llegamos.

- si lo es, te odia por haberte separado de su madre. Eso no se hace – comento en un susurro enternecida por él bebe.

Me recargue sobre el auto girándome a verla - ¿no era que Isabella y tú no os lleváis bien? – pregunte enarcando las cejas.

Ella asintió – así es, pero creo que se llevó una idea muy equivocada de mí.

- todos aquí nos llevamos una idea equivocada de todos – afirme alzando la vista al cielo aun gris comenzando a oscurecerse.

Observe por el rabillo del ojo que se giró a verme esbozando una sonrisa.

- tienes razón pero, así es la vida ¿no?

- ¿porque?

Suspiro rendida mirando el avión – nada es lo que parce, nadie es quien dice ser. Decimos cosas pero pensamos otras. Vivimos de apariencias y críticas. Nos importa más la primera impresión que la segunda o tercera... o la última. Las personas nos sorprenden porque jamás terminaremos de conocerlas y aun nosotros jamás dejaremos de conocernos a nosotros mismo. La moneda tiene dos caras por una razón.

Me senté nuevamente mirándola a los ojos - ¿y cuál es? – murmure

- cara, es la apariencia y sello, el interior. Dos caras completamente distintas que la componen como lo que es. Una moneda. Lo mismo es con las personas. Una cosa es lo que diga nuestra apariencia que es en este caso cara y otra muy diferente...

- lo que hay en nuestro interior, que sería el sello – murmure entendiendo.

- exacto – asintió – el interior de cada uno es como el océano, estamos llenos de vida dentro de nosotros, tenemos monstruos y ángeles en nuestro interior y es lo que sucedió con Isabella. Ella solo conoció una cara de la moneda. Me gustaría que yo también tenga el privilegio de conocerla – murmure mirándola fijamente haciendo que se ruborizará sin quitarme la mirada de la mía.

- lo bueno, es que tendrá la oportunidad de conocer la otra cara de la moneda y me gustaría que yo también tenga el privilegio de conocerla – murmure mirándola fijamente haciendo que se ruborizara sin quitarme la mirada de la mía 

Nunca te dejaré de amar #2 MQADonde viven las historias. Descúbrelo ahora