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Era un día tranquilo como cualquier otro, Aura se dirigía hacia el colegio junto con sus amigos Elizabeth, Martí y Selene, platicando y riendo todo el camino, no había nada diferente a lo habitual, pero Aura se mostraba por momentos un poco distante de los demás, se quedaba callada y se perdía en pensamientos que ni ella sabía explicar, ellos se percataban de que esto, así que cada vez que lo hacía la reintegraban, aunque fuese solo por un pequeño rato.

Una vez que llegaron no tardo en escucharse la campana para el inicio de clases, todos al oírla corrieron hacia la entrada y se dirigieron hacia sus salones, Elizabeth junto con Selene hacia uno, Martí al igual que Aura fueron a salones separados.

Aura entró al salón y se dirigió a su asiento al lado de la ventana, suspiro y acomodó sus cosas, no tardó mucho en llegar el profesor, así que sacó su cuaderno junto con un par de plumas y comenzó a anotar lo que escribía en el pizarrón y lo que llegaba a explicar sobre el tema que verían.

Pasadas cuatro horas sonó nuevamente la campana pero esta vez para ir al descanso, todos los compañeros del salón de Aura salieron con relativa rapidez aunque ella fue la excepción, coloco su material en un lado del pupitre y vio al exterior esperando ver algo de interés, pero como era algo rutinario no encontró nada diferente, dio un suspiro y se levantó recargándose un poco, volteo nuevamente hacia afuera y vio a un chico que no recordaba, estaba al lado de un árbol pero al parpadear este ya no se encontraba ahí.

- Que extraño juraría que había alguien mirando hacia acá...

Lo dice de manera que parece un susurro para ella, talla un poco sus ojos y rectifica nuevamente para asegurarse que no hay nadie, escucho la puerta y volteo hacia está, eran sus amigos que la esperaban para comer, mostro una pequeña sonrisa, tomo su desayuno, fue con ellos y dio una pequeña disculpa por haber tardado, contestaron negando un poco con la cabeza.

- No tienes que preocuparte

Sonrío Martí poco después de dar su comentario y comenzaron a ir hacia el comedor, Selene miraba fijamente a Aura mientras caminaban y le preguntó:

- Oye, ¿te encuentras bien?, desde la mañana te veías algo...

- ¿Distraída? – La interrumpió

- Sí, generalmente nos sigues el ritmo de la conversación

- Lo siento, no sé, pero... he estado divagando mucho, pero no se preocupen, para mañana estaré bien, deben ser que se acercan los exámenes...

- No deberías preocuparte – sonríe – tú tienes muy buena memoria y estudias más que nosotros jaja, incluso eres una de las que mejores calificaciones tiene

- Tienes razón – ríe levemente – ya lo dejaré a un lado

Una vez que llegaron se acercaron a una mesa un poco alejado de los demás, tomaron asiento y comenzaron a comer, de vez en cuando se sacaba un pequeño tema de conversación, aunque este no duraba más de 10 minutos creando un silencio incomodo, el cual ya no se había dado en un tiempo, exactamente cuando apenas se estaban conociendo. Era algo raro ya que siempre encontraban algo que contar, sea alegre, trágico, cómico, tranquilizador etc.

- Oigan... ¿hoy no estamos algo callados? – Dice Elizabeth intentando romper el silencio

- Algo – responde Selene – es que creo ya nos hemos acabado los temas – soltó una pequeña risa – es un poco incomodo el silencio, pero... no se me ocurre nada, o tu Martí, eres el gracioso del grupo

- ¡Ah! – refunfuño Martí – cierto... pero tampoco tengo nada, estos días no me ha pasado nada, hasta las calles están vacías cuando regreso a mi casa

- Sí, ¿no saben si ocurre algo? – pregunta Aura y los mira – la mayor parte del tiempo se ven algunas almas por las calles y ahora apenas una que otra...

- Lo he notado, bueno creo que todos, pero yo no he escuchado nada al respecto....

Ese fue el último comentario que dio Elizabeth antes de volver a quedar en silencio, todos dieron un suspiro y terminaron de comer un poco antes de que terminará el descanso, se levantaron, fueron a la puerta del comedor y salieron de este, continuaron sin decir nada hasta que cada uno se fue a su respectivo salón, faltaban tres horas de clase pero Aura, no podía dejar de pensar en porqué ahora estaba todo vacío al atardecer, tal vez mañana sabría algo o en un rato cuando llegase a su casa podría revisar en internet para saber un poco sobre la situación, aunque de alguna manera pensó en que no encontraría mucho.

Al terminar las clases todos los alumnos se fueron en pequeños grupos hacia su casa, pero Aura junto con su grupo de Amigos se separó, porque ella les dijo que iría a otro lado antes de regresar a casa, le dijeron que tuviera cuidado y que no tardara en volver, ella asintió con la cabeza prometiendo que al llegar les hablaría para que estuvieran seguros que se encontraba bien.

Salió de la escuela una vez que ya no había nadie, comenzó a caminar hacia el lado contrario de donde era su casa, se dirigió a una tienda para comprar unos víveres, pago y agradeció al señor de la tienda, anochecía mientras ella obtenía lo que necesitaba, pero no se percató hasta que salió. Miro un poco el alrededor para verificar que no había nada sospechoso, pero aun así comenzó a caminar con un poco de rapidez, era un poco escalofriante esa noche, tan sola, tan oscura, tan fría.

Aura se detuvo cerca de un callejón, volteo a este, pero no había nadie, continúo caminando hasta que escucho el grito de una chica, le recorrió un escalofrío intenso por la espalda, miro alrededor e intento ir al lado contrario de donde provino el este, pero no pudo y se dirigió hacia su origen, sintió la necesidad que ayudar a quien sea que haya gritado.

Momentos después llego a otro callejón cerca de una intersección, ­camino lentamente hacia este intentado ver dentro de él, pero no lograba percibir nada, estaba muy oscuro, más porque no había ni luz de luna, se acercó cada vez más y más hasta que vio algo en el suelo, se agacho y tomo un poco con sus dedos, era un líquido espeso y viscoso, lo acerco un poco a su cara para poder distinguir que era, al verlo con un poco más de detenimiento se levantó con rapidez y se alejó un poco.


Sin pensarlo dos veces comenzó a correr hacia su casa, pero esta vez sentía y sabía que no iba sola, miro hacia atrás y una sombra se alzó sobre ella, sus pupilas se dilataron, grito, pero todo se oscureció rápidamente a su alrededor.


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Cruento ImbreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora