II

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Comenzó a sonar su teléfono celular, Selene volteo hacia este y lo tomo, contesto al ver que era Elizabeth.

- Hola, ¿aún no te ha llamado Aura?

- No, y justo eso mismo iba a preguntar, pero creo que tampoco te ha llamado y no contesta

- ¿Y a Martí?

- Tampoco ha recibido nada... me estoy preocupando, siempre contesta y que no lo haga...

- Será mejor que vaya a ver a su casa, necesito saber que se encuentra bien

- ¿Quieres que te acompañe?, solo me cambio y voy a tú casa

- No es necesario, voy sola, me mantendré en contacto para que estés tranquila

- ¿Segura?

- Sí, bueno, me iré encaminando, en uno minutos te llamo, ¿ok?

- Está bien, estaré atenta al teléfono...

- Vale, nos vemos

- Nos vemos...

Selene colgó y tomo una pequeña bolsa donde guardo su celular junto con sus llaves, salió de su casa cerrando con llave, miro alrededor y comenzó a caminar hacia la casa de Aura, la oscuridad junto con la soledad de las calles le provocaba incomodidad e igualmente sentía que la observaban por todas direcciones, acelero un poco el paso hasta que llego a su casa. Toco la puerta, pero no hubo respuesta, giro la perilla y abrió lentamente.

- Voy a pasar...

Dijo un poco alto, pero tampoco recibió respuesta, entro y cerro evitando hacer ruido, encendió la luz del pasillo, camino a las escaleras, subió y se dirigió al cuarto de Aura, nuevamente toco la puerta, recargo su oreja en está cerrando sus ojos, al hacerlo pudo escuchar un quejido del otro lado, abrió los ojos al mismo tiempo que la puerta, miro al interior de la habitación y prendió la luz.

Aura se encontraba acostada en la su cama con algunas heridas en su cuerpo, Selene se acercó a ella preocupada por ver esas heridas.

- ¿Aura?, Aura, ¿estás bien?

La movió un poco para que despertara, pero solo recibió de respuesta otro quejido, la dejo y salió del cuarto para buscar un botiquín de primeros auxilios para curarla, reviso por toda la casa hasta que encontró uno en la sala, una vez con este volvió a su cuarto.

Cuando entro a este sonó su celular, Selene dio un pequeño brinco al oírlo, lo saca de su bolsa y contesta acercándose a la cama.

- ¿Bueno?

- Ah, Selene, soy yo Elizabeth, no habías llamado y me preocupe

- Lo siento, no me percate

- No te preocupes... oye ¿si la encontraste?

- Si, está aquí en su casa, pero tiene rasguños, voy a tratarla

- ¿Se encuentra bien? – dice mostrando preocupación en su voz.

- Creo que sí, oye tengo que hacer esto, no puedo con el celular, ¿me puedes marcar en un rato?

- S-sí, seguro, te marco en 20 minutos, ¿vale?

- Sí, gracias

Selene cuelga el teléfono y lo deja a un lado, toma el botiquín y saca alcohol, unas gasas y unas vendas, se sienta en la cama al lado de Aura, toma una gasa que mojo con alcohol previamente, sujeta uno de los brazos de ella y con esta comienza a limpiar los rasguños, Aura se queja un poco y se mueve al sentir el ardor del alcohol sobre las heridas.

- Lo siento, no tardo – le dice en voz baja cuando la ve moverse y quejarse.

Después de un rato Aura abre sus ojos mirando un poco alrededor, confusa de donde estaba y que había ocurrido, se sienta lentamente, mira nuevamente alrededor pero no hay nadie, se encontraba nuevamente sola en su habitación con la ventana semi abierta, se levantó con cuidado al sentir un picor y dolor en su cuerpo, fue a la ventana y la cerro, miro su cuerpo, tenía vendajes tanto en piernas como en brazos, retrocedió cayendo sentada en el suelo, se encontraba asustada y confundida, ya que lo último que recordaba era una gran oscuridad y vacío.

Se calmó un poco y se puso de pie, fue nuevamente a la cama para sentarse en el borde de esta, tomo una de las vendas de sus brazos y comenzó a retirarla, una vez que termino logro ver los rasguños que tenía, esto dio inicio a su miedo de antes, a la confusión de ¿qué había ocurrido?, vendo su brazo lo mejor posible y se acostó para poder dormir, aunque sus intentos fueron en vano, pasaban los segundo, minutos, horas y ella incapaz incluso de cerrar sus ojos, se colocaba en distintas posiciones para conciliar el sueño pero, nada, no lograba nada, continuo así hasta que amaneció.

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Cruento ImbreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora