Capítulo I

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QUEMADO RÁPIDO

I

Creo que fue en el club Jorddán, o en el Sandoxxx; ahora que lo pienso un poco más, posiblemente en el Hueco. Lo cierto es que era en algunos de esos locales de la calle Paraíso… Ahí fue cuando la vi. No me percaté de ella hasta el último segundo, quizá por lo movido que estaba el lugar, o por el mareo de la última dosis de Ret[1]; quizá porque estaba ahogado en mis pensamientos o algún otro problema de esos que a ti no te incumben…

Ahora cállate y escucha, la cosa comenzó así:

La noche anterior me llamaron, dijeron que tenían un trabajo para mí y que esperaban que lo hiciera de manera rápida—, tal y como era mi costumbre—, señalaron que me pagarían bien, “eso es un hecho… Cuesto mucho”, les dije y guarde silencio. “¿A quién?”; “…El Castor”, dijeron sin confesar nada más.

Después de eso me citaron en un bar, el Pocito Feliz, a la una con quince de la madrugada, o alguna hora que rodeara aquella. Me informaron que estarían con vestimentas azul marino, o algo así; que serían un grupo de cuatro personas, y que uno de ellos llevaba implantes de visión.

Me querían sin compañía. Después, el mensaje culminó.

[1]Droga virtual que aumenta la capacidad de almacenamiento de la memoria humana mediante la compresión o la eliminación de los recuerdo del usuario. Su uso es común en los carteros, quienes la necesitan para permitir que mayor información quepa en sus sistemas. Está prohibida en todo el Planeta, aunque se puede conseguir ilegalmente.

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