Capítulo 14 : Camino parte IV

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La chica ahora llamada Ann lo miró extrañada por el cambio repentino de actitud y  el hecho de tener un nombre la hizo pensar que tal vez sería posible integrarse al sistema humano

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La chica ahora llamada Ann lo miró extrañada por el cambio repentino de actitud y el hecho de tener un nombre la hizo pensar que tal vez sería posible integrarse al sistema humano. Por algo debía empezar y un nombre le daba la sensación de identidad y de pertenencia que deseaba. Bill en cambio, no supo si había hecho bien en regalarle algo tan preciado como el nombre de Lori, y creyó que debió pensar con mayor cuidado si se lo merecía o no. Pensó que ella en su lugar no hubiese estado dispuesta a actuar como él, y no perdía la esperanza de volver a verla para preguntárselo.

Se observaron en completo silencio y Ann no pudo evitar sonreír, aunque no estaba segura si la mueca que estaba haciendo se vería como una real sonrisa y así que dejó de hacerlo.

Estaban calmados, resolvieron que ya era suficiente descanso y continuarían el viaje; habían estado perdiendo tiempo importante, sin saber si habían pasado minutos u horas, aunque los momentos parecía eterno dentro de la montaña. Examinó Bill la información del traje y se tranquilizó al saber que le quedaba oxigeno suficiente para completar el recorrido.

De tanto pensar, le pareció curioso que durante el tiempo que estuvieron detenidos conversando el Origen no hubiera dado señales.

—¿Tienes alguna idea de por qué tu amo no ha intentado detenernos?

—Me imagino que es porque no puede vernos, si te fijas no hay raíces cerca.

—Entonces ¿Tienes alguna idea por donde debemos ir?

—Creo saberlo, pero hay que correr riesgos. Mira ¿Ves esa abertura allá en el muro? –dijo apuntando un lugar oscuro entre las cavernas, un punto en el que solo había oscuridad— creo que es allí por donde debemos meternos.

Se quedó mirando hacia ese lugar y avanzó, iluminó con la linterna que llevaba en la mano y vio un camino en descenso que no le dio confianza. Miró a Ann tratando de recibir una respuesta pero ella solo se encogió de hombros. Habían llegado a un punto ciego y seguir por aquel camino parecía su única alternativa así que rogó no equivocarse.

Tomó sus cosas y le preguntó si estaba lista para continuar, ella decidida le respondió que si con la cabeza y se encaminaron hacia la oscuridad. Era angosto pero con el suficiente espacio para avanzar en fila. Bill a pesar de la desconfianza y el recelo, decidió ir delante para proteger a Ann en caso de que ocurriera un imprevisto.

Avanzaban despacio, iluminando siempre el suelo del camino. Y en lo que parecía una caminata eterna por fin llegaron a un espacio abierto como una inmensa bóveda de roca, inundada por raíces que se retorcían intentando escalar, para lograr llegar a la cima de la montaña y absorber los pocos rayos del sol. Era un lugar enorme y cubierto, que hizo temblar a Bill porque si aquellas criaturas se daban cuenta de su presencia, quizá no tendrían oportunidad de escapar y quedarían atrapados. Estas raíces poseían bultos que iluminaban la bóveda de tal manera que a Bill le pareció por un momento estar en la superficie.

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