5.- El "jefecito"

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_Disculpe, ese jugo es mio_ digo lo mas calmada posible, él hombre se da media vuelta y clava sus intimidantes ojos cafés en los míos.

Frunce el ceño y me observa por un instante sin una sola expresión en su rostro, observa la botella y después a mí.

_No fue mi intención_  dice extendiéndome el envase, pensé que seria mas complicado recuperarlo (la botella)

_Gracias_  digo con gran sonrisa, él me da un último vistazo y asiente levemente con la cabeza, intenta decir algo pero al final no lo hace, vuelve su cara mas seria y continúa su camino por el pasillo hasta desaparecer de mi campo de visión.

¡Que señor mas raro!

Empieza a llegar gente al edificio, veo la pantalla de mi celular y ya marca 7:35 am, es momento de volver a mi área, pero primero urge ir al baño, el café de la mañana y el jugo ya hicieron efecto.

Por fortuna encuentro uno cerca, entro casi corriendo y me ubico en uno de los cubículos.

Estoy por salir y se escuchan un par de tacones traqueteando por el falso piso de madera y unos murmullos.

_Aquí no, te busco mas tarde_  susurra ¿un hombre?

_Te extrañe tanto amor_  escucho una voz femenina  _te necesito_  dicho esto se escucha el portazo de otro cubículo, ¿Porqué me pasan este tipo de cosas?

Con toda la cautela del mundo abro la puerta de mi cubículo y me lavo las manos, por debajo de la puerta puedo ver unos enormes tacones negros de charol y otros calzados de caballero que no se distinguen bien, salgo a toda prisa de allí.

Llego rápido a la oficina, tomo la mochila de la silla giratoria y me dejo caer en él, seguro estoy pálida, mis manos están frías por la carrera que me acabo de aventar.

7:55 am, y el "jefe" aún no llega, se supone que la puntualidad es importante en esta empresa, saco el móvil del bolsillo de mi pantalón y envío un texto de saludo a Iza, ella responde al instante, por eso la amo.

El rechinar de la cerradura me sobresalta haciendo que pegue un brinco, mis ojos enfocan a un caballero en el umbral de la puerta, tiene la cabeza agachada con la vista fija en el celular, entra sin darse cuenta de mi presencia y recarga sus caderas sobre "MI" escritorio.

Esta tan inmerso en ese aparato del demonio, que posiblemente podría hacerle un streaptease y no se daría cuenta, dejo la mochila en el suelo y mi celular en el escritorio, carraspeo para llamar su atención y alejar esos sucios pensamientos de mi inocente cabeza.

Se tensa al instante y voltea en busca del sonido, me pongo de pie para presentarme al que supongo es mi jefe.

¡Ay por Dios! ¿acaso nunca se va a acabar mi mala suerte? 

_Pero ¿Qué...?_  me mira con asombro  _¿Qué haces aquí?_  dice finalmente

_Voy a trabajar aquí_  respondo dudosa, ¡Que él no sea mi jefe, que él no sea mi jefe!

Ensancha su hermosa sonrisa y me mira.

...

Llevo todo el día metida en esta oficina con el chismoso Ibarra, mi "jefecito", de no ser porque me encantó mi trabajo hubiese renunciado al saber que trabajaría con él, aunque se ve que es un profesional en lo que hace.

Me retracto, el muy... malis malis ni siquiera me ha dejado salir a comer, se la ha pasado dando órdenes todo el día, el cerro de papeles que había en mi escritorio poco a poco va reduciendo.

De no ser por unas galletas y café que trajo una chica ya me hubiese desmayado, lo odio.

Se ve tan guapo con el ceño fruncido mientras pasa de una hoja a otra, se lleva el lápiz a la boca mientras lee algo en su computadora, esos lentes le dan un toque muy sexy, tamborilea los pies en el piso al ritmo de la suave música que resuena en el lugar.

Amor DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora