-Entonces, ¿Camila no tiene idea de dónde estás?.- Enzo me miró con las cejas alzadas y yo simplemente negué con un suspiro.
-No. Estoy segura de que insistiría con buscarme y no quiero que ella esté en peligro también.- Dije continuando con mi camino por entre los árboles.
-¿Y qué hay de tu hermano?
-No lo sé. Pero si ha dejado aquella nota para mí es porque sabe en dónde están mis hijos.
Luego de leer aquella nota que mi hermano había dejado para mí no dude en ir a su encuentro. Enzo fue el primero a quien recurrí para esto porque sabía perfectamente que estaría dispuesto a ayudar y yo necesitaría la ayuda de otro Alpha. River no estaba tan lejos y no dejaba de ser una montaña poco recorrida por cazadores u otras personas. Me costó dejar a Camila de esa manera pero no tenía opción más que huir para mantener a todos a salvo.
-¿Dónde se supone que está?.- Preguntó el rubio a mis espaldas pero yo me mantuve en silencio mirando atenta a mi alrededor para intentar dar con algo que me guiase a Liam.
-Por aquí.
Habían huellas frescas sobre la tierra húmeda y me llevó poco tiempo identificarlas para comenzar a seguirlas detonando una alerta roja. El humo de lo que parecía haber sido una fogata y las voces sonando muy cerca de nuestra posición, me quedé estática en mi lugar dando con Desmond y Liam.
-Has tardado menos de lo pronosticado.
-¿Quieres explicarme todo esto Liam? Porque la verdad es que no entiendo absolutamente nada.- Dije frustrada por la situación clavando mis ojos en Desmond unos pasos más atrás del castaño.
-Sabe dónde están los chicos, nos guiará hasta ellos.- Contestó mi hermano señalando al Omega con total confianza.
-¿Por qué confías en que dice la verdad?.- Cuestionó Enzo cruzándose de brazos.
-Pues porque el hombre a quien llamo padre quiso mi muerte. Y eso no se quedará así.- La rabia y el rencor corrían por sus venas podía olfatearlo.
-No me interesa lo que tú buscas, sólo llévame con mis hijos.
-No están demasiado lejos. Mi padre trasladó a la manada hacia el norte, es allí donde están. Los Omegas deben estar preparándose para atacar y eso es lo que pasará si los sacas de allí.
-Pelearemos.- Dije.
-Muy bien. Entonces vamos a por ello.- Desmond se dio la vuelta pero se vio interrumpido.
-No será necesario.- Ronan apareció frente a nosotros acompañado de los hombres de la otra noche con la diferencia de que estos sostenían a mis hijos.
-¡Mamá!.- Nigel intentó correr hasta mí pero el Beta lo mantuvo en su lugar con un brusco agarre sobre sus brazos.
-No lo toques.- Gruñí dando pasos en su dirección pero Enzo me detuvo.
-Eres astuto hijo. ¿Creíste que te permitiría traicionarme?.- Aquella sonrisa que comenzaba a odiar apareció en su rostro.
-Déjalos ir.
-¿Qué me darás a cambio?
-Lo que quieras. Sólo déjalos ir.- Supliqué observando los asustados ojos de Nick y la confundida expresión en el rostro de su gemelo.
-¿Tienes algo más valioso que ellos y sus.....dones?.- Mi boca se secó al oír sus palabras. Si ya sabia acerca de los dones todo se volvería más difícil- Debo reconocer que estoy bastante sorprendido. Uno de ellos a hecho arder a uno de mis hombres y el otro a curado la quemadura con sólo tocarlo.