No me dejes caer tanto

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Kihyun no tardó en caer dormido a la cama, estaba exhausto y se abrazaba al peli negro con devoción. Éste otro solo le acomodaba a su lado, arropándolo en cuanto terminó de cambiarlo al pijama. Por suerte no había vomitado eso dejó relajado al más alto para dormir en paz. Le mantenía cuidadosamente agarrado de la nuca para que durmiera en su pecho.

Esa noche un sueño volvió a azotarlo, los recuerdos le estaban invadiendo como si le quisieran avisar algo. Un Hoseok transpirado volvió a levantarse a la madrugada, esa vez apenas recordaba el sueño y los momentos.

Fue a la cocina, se arrulló en el sillón mientras escuchaba el agua calentándose. No pasó demasiado tiempo hasta que el pequeño chico de revueltos pelos castaños estuviese en el marco de la puerta con las lagrimas a punto de caerles. El pelinegro le sonrió con calma y se acercó para acariciarle la nuca, provocando que el chico se pusiera en puntas de pie como tratando de conseguir más.

—No me podía dormir. ¿Qué hace aquí, amo? —le besó la mejilla que ya estaba rosada.

—No estabas a mi lado. —tembló y despacio fue frotándose el rostro, Wonho estaba seguro que Kihyun sabía donde estaba todo el tiempo si miraba el aparato que controlaba su cuello, pero no le molestaba que lo buscara por sus propios medios, parecía que no pensaba cuando entraba en crisis. Asintió y le palmeó la espalda, acariciandola en círculos.

—Lo siento, estoy provocándote mucho estrés entre ayer y hoy. No volveré a irme de la cama, ¿si? —el pequeño tenía la mirada perdida y apretaba los labios para luego morderlos débilmente.

— Estaba transpirado de tu lado. ¿Tuviste fiebre? —alzó la mano para pasarla por la frente del más alto, éste solo estaba transpirado hasta la médula. Le tomó la mano y le dio besos en las puntas.

—Todo está bien, solo son malos sueños. ¿Quieres tomar algo? Te ves lúcido para lo que volviste a beber. —le bromeó, pero resultaba que el castaño estaba perdido en sus pensamientos, mirando el suelo extrañado, apretó su entrecejo hasta que sus cejas se unieron.

—Qué soñaste? —le buscaba la mirada y Wonho suspiró, no era bueno mintiendo. Y el chico era curioso.

—Cosas viejas que no tienen que preocuparte. Ve a descansar amo, ¿mañana tiene que levantarse temprano, no? — escuchó el agua hervir y se alejó para apagarla y volcarla en una taza, Kihyun se había acercado sigilosamente y le abrazó desde atrás dejando salir gemidos lastimeros, estaba llorando. Hoseok bufó y estiró el cuello, apoyándose en la cabeza del chico que le quedaba justo por debajo de la nuca.

—¿Lloras por mí? Tus lágrimas me odian. —se fue girando despacio, el menor se dejó y enseguida estaba sollozando en su cuello, abrazándose por todos lados. Wonho le sostuvo con mucha calma y le llevo al sillón junto con la taza que acababa de preparar, se sentó con el chico entre las piernas dejándole llorar en paz. Ya se había acostumbrado al constante sonido de sus espasmos.

—El otro día me dijeron que tú no lloras. Pero yo lo veo al menos una vez al día. ¿Por qué?—Kihyun estaba silencioso, pasando la mano una y otra vez por el cuello del peli negro, parecía que se le quería meter bajo la piel. Negó un par de veces, no le iba a responder.

—No me gusta estar encerrado porque una vez me metieron durante meses en una jaula chiquita. Y soñé eso. Ahora que te conté algo mío te toca a ti. —le buscó con los dedos el mentón para alzarlo un poco, su rostro lloroso era demasiado hermoso para ser real, nadie debería llorar lindo. Wonho se mordió los labios y Kihyun le miró como si el mundo se cayera a pedazos. Lo había dudado, pero el alcohol en su sangre le dio un poco de coraje y a su vez estaba dormido y demasiado mareado para siquiera pensar.

—La primera vez que te vi decías que no querías ser lo que eras, que odiabas a todos los que compraban gente y a tus padres por dejarte y que no querías ser lindo porque si hubieras sido feo te hubiesen dejado morir, que querías ser libre. — los ojos de Hoseok se abrieron y tembló de pies a cabeza, el menor lo notó así que rápidamente se abrazó para que no le pudieran dejar. Estuvieron en silencio varios minutos, el más alto tardó en asimilar la situación y buscó beber un poco de café. En su mente estaba calculando el tiempo, el lugar, el momento exacto. Porque nadie decía esas palabras en cualquier situación y Wonho se acordaba con claridad. Bueno, no exactamente claridad, él había estado completamente empastillado y luchando contra todo en ese momento, pero lo recordaba.

—Yo no te odio. Me resultas la persona más bonita y dulce del mundo. Eres bueno conmigo, incluso cuando me haces daño no puedo odiarte. —tenía los dedos en la nuca ajena, levantándola apenas y se había acercado a besarle la frente y las mejillas. Dejó un silencio y enseguida siguió hablando.

—Entonces por eso tienes miedo, por eso me controlas, sabes que me escapé de un amo antes. —dijo firme y sus labios se mantuvieron en una línea recta, intentaba no temblar, pero la mano que estaba apoyada en los cabellos ajenos se movía por sí misma. Kihyun lloraba a cántaros, parecía que su mundo se derrumbaba y su rostro empezaba a deformarse para llorar más, hipando y dejando que sonidos tristes salieran de sus labios, le dolía la cabeza, le dolía el cuerpo de tanto llorar. Wonho le miraba y enseguida empezó a preocuparse nunca había llorado con tantas fuerzas, parecía que su pecho se iba a salir. Le tomó de la cintura para cargarlo y le llevo al baño.

—No llores más, te va a hacer mal. Por favor, deja de llorar. Por favor. —repetía una y otra vez mientras abría la ducha, tenía miedo, miedo de que se volviera a desmayar por su culpa, por esforzarse tanto. Era demasiado pequeño para aguantar todo ese llanto, por tanto tiempo, tan constantemente. Hoseok tomó al chico con cuidado y lo metió al agua tibia, enseguida se metió a su lado y empezó a masajear sus hombros.

—Ya está, déjame seguir hablando, no puedo hablar si me lloras. Shhh, ya está, ya está. —le pasaba el pulgar por debajo de sus ojos. El más chico alzó la vista y poco a poco fue parando sus lagrimas hasta que quedaban pequeños jadeos que se limpiaban con la ducha. Se mordía los labios y luego de un rato, cuando Hoseok estaba por empezar a hablar volvió a quebrarse. Ese segundo de silencio fue suficiente para hacerle recordar qué había hecho y hundió los dedos en su rostro clavándose las uñas hasta hacerse sangrar y volvió a caerse como si fuese un terremoto. El pelinegro le sujetó rápido para que no se lastimara contra el suelo y bajó al suelo de la ducha, sentándose para acunar al chico y le abrazo fuerte contra su pecho, tan fuerte que Kihyun se quejó y salió de sus pensamientos.

—¿Hoseok? — su voz era dulce pero estaba rota y penosa.

—Estoy aquí, no me iré a ninguna parte. No podría dejarte. —rápidamente le respondió y buscó sus hermosos labios que estaban sumamente hinchados y los besó con calma, pausadamente.

—No tengo resentimientos. Así que deja de llorar. —esa vez la voz del chico salió autoritaria y firme. Kihyun tembló y mordió sus labios. Wonho entendía, el chico lloraba porque lo había comprado aún sabiendo los sentimientos que tenía con respecto a todo eso. Lo había comprado sabiendo perfectamente que buscaba ser liberado y libre de todo eso. Le había comprado... sabiendo que había escapado de alguien y había pasado meses de reestructuración para volver a ser lo que era ahora. Sí, había sido cruel. Pero si no era él habría sido cualquier otra persona. Wonho estaba satisfecho con su dueño y eso le calmaba.

Con una sonrisa de lo más tranquila empezó a besar el cuello del más chico, dejaba marcas en todo el camino. No quería seguir pensando. No quería que ninguno pensara más.



Llegó la hora sad de las sads 🙃
Espero que a alguien le esté gustando este fic, porque siento que no es muy bienvenido 🤧 perdón por no complacerlos 😭😭😭

Te compro, te tengo [Kiho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora