Capítulo 1.

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Capítulo 1

[Hola, soy Choi Minho]

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—¿Cómo pudiste hacerlo otra vez?— trató de no levantar la voz; —¡Es tu secretaria!

—No es como si lo hubiera hecho apropósito— respondió él, —además ya no quiero a esta familia, quiero el divorcio.

La noche era húmeda y la luna brillaba en lo más alto, alumbrando a la pareja que discutía en el jardín de lo que fue su dulce hogar.

La mujer apretó los puños a los costados, frunciendo los labios antes de exhalar y decir; —está bien, te puedes divorciar de mí, pero quiero a Minseok.

—Claro que no, yo me quedo con él y tú con Minho— refutó el hombre.

—¡Ajá!— ella se cruzó de brazos, —es porque sabes que él no es muy listo.

Él entrecerró los ojos, —¿De qué te quejas? Eres igual a mí; sabes que nuestro hijo menor nunca será exitoso, así que por eso quieres a Minseok. ¿No es verdad?

—Estás siendo poco razonable. Siempre eres tú el que me engaña con otra mujer, y ahora te quieres robar a Minseok.

—Pues bien— exhaló cansado, —te puedes quedar con ellos, la verdad es que no quiero a ninguno de los dos.

—¡Pues perfecto!— exclamó ella, —vete.

De esa manera fue como el matrimonio Choi se disolvió, sin saber que el más pequeño de los dos hermanos escuchaba atento desde la ventana de su habitación. Desde esa noche Minho, de diez años de edad, se propuso ser el mejor en todo: tareas del hogar, deportes, ciencias, artes; además de siempre ser muy amable y útil para todos los que le rodeaban, él no quería ser rechazado.

Dieciséis años más tarde Minho ya se había convertido en el sustento de su familia, su madre le adoraba puesto que tenía la pared de la sala llena de diplomas, reconocimientos y títulos. Por otro lado, Minseok se dedicó a vivir de manera cómoda a expensas de los logros y méritos de su hermano menor.

Y así fue como un día en el cual Minho iba en su pequeño vehículo, camino al supermercado, que se conocieron.

Lee Jinki era profesor de piano en una universidad, tenía que impartir una clase a las cuatro de la tarde, faltaban veinte minutos para ello y estaba en una avenida solitaria con el vehículo al parecer averiado; y su salvación llegó en un automóvil compacto.

—¿Necesitas ayuda?— Minho aparcó y aún dentro de su vehículo le habló al extraño.

—Cc-creo que sí— para ser profesor era bastante tímido a la hora de entablar conversaciones con desconocidos.

—No ha problema—, el joven bastante alto, de cabello oscuro aparcó cerca y bajó para ir hasta él.

Jinki lo observó, en realidad era atractivo.

—¿Puedo?— el alto señaló el capó.

—Claro, adelante.

Minho echó un vistazo, frunció el ceño y permaneció pensativo unos instantes; —intentaré algo— dijo más para sí mismo, luego regresó a su auto, de donde sacó un par de herramientas y luego se zambulló en la maquinaria que según estaba averiada. Giró un par de tuercas; cortó, jaló y unió un par de cables, luego dijo satisfecho y sonriente; —listo, ya puedes echarlo a andar.

Jinki no perdió tiempo, y cuando el motor rugió como nuevo lanzó un sonido de asombro.

—¡Wow! Eres increíble.

[ || ] El amor continúaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora