Prologo
¿Les cuento? Bueno, les tengo que contar… Están aquí perdiendo su tiempo al frente del monitor… Y de seguro no encontraron mas nada que leer que mi penosa historia. Les explicare el contexto…
Yo soy una adulta-joven de 23 años. Trabajo en la parte de fotografías de las portadas de la Vogue. Cualquiera diría ¡WOW! Debes ver modelos por aquí por allá y por acullá pero, no. Todos son unos egocéntricos, estirados que su imagen de perfección, es ser una raquítica de cabello largo. Lo siento si algunos se sintieron ofendidos si son raquíticas de cabello largo, pero es verdad. Malditos superficiales.
Después está “ÉL” mi mejor amigo de toda la vida… pero nos graduamos y perdimos contacto y aparece de manera repentina para cambiar toda mi vida… No de la manera cursi y bonita que lees en las novelas, no. En una manera…más… ¡OH Dios! Esto es vergonzoso… De una manera mas carnal… Para ser más específica y no tan directa. Pero todo empezó hace tiempo… En mi casa.
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-¡Dime! ¿Por qué te da tanta pena hablar sobre eso?- me preguntó Harry mientras se acomodaba los lentes gigantescos de montura negra que le cubrían prácticamente todo el rostro.
- ¡Ya te dije que no me gusta! Y moriré virgen con ochenta gatos y mi muerte será de alergia, ya que sabes que soy alérgica a los gatos – le dije a Harry mientras termina de transcribir el ensayo sobre La Segunda Guerra Mundial. Siempre tenía que estar este niño hablando me sobre “eso”. Sabiendo que ambos somos más virgen que el aceite de oliva extra virgen, y otra cosa que influye es… Que ambos tenemos 15. Son razones suficientes para no querer hablar de eso.
- Tú no quieres hablar de sexo. Ya que tus padres son muy conservadores- dijo Harry mientras le daba vueltas a la silla de ruedas a mi lado. A mi casi me da un infarto. Estamos en la sala y el pronuncia la palabra con “S”. Sabiendo que media familia mía esta aquí.
- No la vuelvas a pronunciarla- dije afincando los dedos más fuerte en el teclado y sintiendo como el tic que tengo en el ojo se me estaba activando. Harry arqueó una ceja viendo me confundido y después sonriendo por debajo mostrando sus brakets.
-¡Sexo. Sexo. Sexo. Sexo. Sexo. Sexooo…!- le tape la boca de golpe mirando por todos lados esperando que nadie lo haya escuchado al depravado este. Si no fuera que tuviera esta pinta de “chico bueno” de suéters de rombos, pantalones de vestir y el peinado soso de medio lado con exceso de gel para el cabello. No lo dejaran entrar a mi casa. Nunca…Beneficios de tener padres sobre protectores y ortodoxos.
-¡Para. Ya, Styles!- le exigí viendo directo a sus ojos y mostrando le mi mirada mas seria y aun con la mano en la boca. Trato de decir algo pero no le entendí nada. -¿Qué?- pregunte sin poder entenderlo. Este entorno los ojos y señalo mi mano en su boca. La quité.
-Ya puedo respirar- soltó respirando exageradamente. Entorné los ojos y seguí transcribiendo. ¿Por qué tiene que ser tan depravado este niño? Ah… Si. Hormonas.
