El pitido final sonó dejando boquiabierto a más de uno. El primer set había sido todo un espectáculo protagonizado por Inoue Akane. Llevándose todos los aplausos y gritos alentadores de los estudiantes, mientras que del otro lado de la cancha, la capitana del equipo de no paraba de maldecir aun sin comprender cómo era que todo aquello estaba ocurriendo. Se veía a sí misma dentro de una pesadilla siendo pisoteada por aquel monstruo de cabello gris. Estaba quedando completamente al ridículo en su propio juego.
Todo era emoción y fanatismo, hasta que dos segundos luego del pitido final de aquel primer set, Akane se dio media vuelta sobre sus talones y con sus ojos ámbar de regreso miró a Hayama y Akashi regalando una débil pero sincera sonrisa llena de tantos sentimientos encontrados, desapareciendo al momento en que su cuerpo perdió completo equilibrio dejándose llevar por la gravedad del suelo. No solo aquel par, sino todos los presentes se asustaron por ello, ya que había caído como si de un saco de papas se tratase. Seijuro y Koutaro saltaron inmediatamente hacia ella, la tomaron cuidadosamente y notaron que se encontraba inconsciente. Inconsciente pero sin perder aquella sonrisa que les había enseñado hacía segundos. Seijuro notó entonces su cuerpo totalmente tensado, se sentía conmocionado sin perder su serenidad por fuera.
Una risa desquiciada retumbó en el pabellón, tratándose nada más y nada menos que de Himori Natsu.
— ¡Esto es genial! Ella ya no podrá jugar más, por lo que el desafío lo gano yo.
Esta de mas decir que se llevó todas las miradas malas y llenas de desprecio. El entrenador que observó absolutamente todo y se encontraba también yendo a auxiliar a Akane, se puso de pie y con un semblante sombrío le habló a la capitana.
— Inoue Akane fue capaz de demostrar en un solo set lo que tu no has podido en años. — la muchacha se tensó por completo — No pienso considerar una victoria después de lo que vi.
El coach estaba siendo muy duro con sus palabras. Una persona totalmente seria y sin pelos en la lengua. Digno de representar una escuela como Rakuzan.
Aparentemente había tomado una decisión a pesar de no haberse entrometido en el "juego" en ningún momento ya que le pareció algo totalmente ridículo, pero quedó igual de sorprendido que todos. Encontró un talento que no pensaba dejar ir.
— ¿Son sus amigos? — le preguntó al par que estaba con Akane. Solo el rubio asintió — Llévenla a la enfermería. Hablaré con el director y los profesores para que vuelva directo a casa.
Con ayuda de Hayama, Akashi cargó a la peliplata a su espalda y partieron juntos a la enfermería. Koutaro no dejaba de mirarla preocupado mientras Seijuro se mantenía sereno aunque algo aturdido. Algo dentro de él le estaba incomodando.
(...)
— Tiene desgarros en varias partes de su cuerpo. Es la primera vez que veo algo así. — terminó de examinar la enfermera a la muchacha en la cama— Tiene terminantemente prohibido jugar hasta que sus músculos mejoren en al menos dos mes.
Los chicos agradecieron que ella no haya podido escuchar aquella resolución, no sabían cómo podría tomárselo. Al menos la Akane "buena" tal vez se alivie, pero la otra definitivamente gritaría groserías en todos los idiomas.
— Me comunicaré con sus padres para informarles sobre esto y sobre los cuidados que deben darle.
— Disculpe, — aclaró su garganta Hayama — tengo entendido que ella vive sola. Sus padres están en Kanagawa y apenas tienen contacto con ella.
La voz del rubio sonaba apenada al recordar cuando Inoue le había contado sobre aquello, tomando la decisión en ese momento de ser su amigo y acompañarla siempre que pueda a donde sea.
— Ese es un problema. Ella debe evitar hacer cualquier tipo de esfuerzo. Reposo absoluto. Es más, le daré dos semanas de licencia hasta que el dolor pase. — tomó su libreta y comenzó a escribir aquella licencia — Ella realmente se sobrepasó en ese partido.
— Yo me haré cargo. — escupió repentinamente Seijuro dejando perplejo a Koutaro. ¿A qué venía tal amabilidad? — Vivirá en mi casa hasta que mejore totalmente.
— ¿Capitán está seguro? —le miró nervioso — ¿No debería preguntárselo primero?
— No le daré a elegir. En mi casa hay sirvientes que pueden estar pendientes de ella las veinticuatro horas. No hay mejor opción.
Hablaba tan en serio qué Hayama se tensó dejando de cuestionar.
— Aun así tendrá que ser con su consentimiento. —miró de reojo la enfermera — O lo tomaré como un secuestro.
— Claro.
Sonrió con satisfacción el pelirrojo sin ser intimidado.
« Esto se va a descontrolar. »
(...)
El cuerpo de Akane se sentía cálido. Completamente envuelta entre sábanas y frazadas que apenas dejaban su rostro libre. Se negaba totalmente a abrir sus ojos, no quería perder aquella comodidad que había conseguido acostada. Pero ¿Qué pasó? ¿Por qué estoy acostada tan cómoda si hace rato estaba jugando un partido?
Fue entonces cuando sintió un fuerte tirón en su pierna viéndose obligada a despertar. Sus ojos se toparon con un techo alto del cual desprendía un hermoso candelabro dorado. Sus pupilas brillaron ante tal belleza, ya que le hicieron recordar al que su abuelo le había colocado en su habitación de Kanagawa antes de marcharse al más allá. No pudo evitar sonreír con melancolía al recordar aquello. Pero entonces cayó en la cuenta de que ella no estaba en Kanagawa y que esa no era su habitación, ni tampoco su departamento. Se sentó de golpe totalmente asustada y su cuerpo le jugó una muy mala pasada. Sintió choques eléctricos recorrer cada músculo. Le quemaban ocasionando que gritara de dolor y cayera rendida nuevamente de espalda sobre el acolchado.
La puerta de la habitación se abrió de golpe permitiendo el ingreso de unas personas preocupadas por aquel grito. Akane no comprendía lo que estaba ocurriendo y la presión de sus ojos causados por el insoportable dolor corporal no le permitían ver de quienes se trataban.
— Señorita, no intente levantarse por favor.
Dijo una voz femenina muy envejecida. Akane no tenía idea de quien era, apenas podía usar su cerebro para pensar en algo como eso.
— Esta bien. — habló alguien más entrando a la habitación. Esa voz si la reconoció. — Seguro ni se dio cuenta de lo que tiene y quiso levantarse. Me haré cargo, pueden retirarse.
Ambas señoras dieron una leve reverencia y obedecieron a su señor. Akane abrió levemente sus ojos y se encontró con los orbes rojizos de Akashi observándola algo divertido muy cerca. Ella lo miró confundida pero no pudo evitar ruborizarse. Dándose cuenta de ese detalle, intentó girar su cuerpo para darle la espalda y esta vez sus brazos gritaron. Inoue hizo todo lo posible para no emitir sonido alguno más que un leve quejido. El pelirrojo le seguía con su mirada divertida y ella sintió la necesidad de golpearlo en ese momento.
— ¿Que es gracioso?
Preguntó ella sin mirarlo.
— ¿Eres consciente que tienes que descansar y no estar revolcándote por toda la cama?
— Ahora lo soy. ¿Pero qué esperabas? De repente me despierto en un lugar completamente desconocido para mi ¡Ni siquiera recuerdo el partido!
Akashi cambió totalmente su expresión al notar frustración por parte de la peliplata. ¿Realmente no recordaba nada del partido?
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Amo odiarte | Akashi Seijuro
Fiksi PenggemarSer transferido de preparatoria ingresando al segundo año no es nada divertido. Uno ya tiene sus amigos hechos, sus actividades organizadas, se gana su puesto en algún club, entre otras cosas. Inoue Akane empezaba a pasar por eso. ✔ La mayoría de l...