Capítulo 8

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Alan

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Alan

Me estaba volviendo loco, no podía dejar de pensar en Lisa. A estas alturas, hasta me cuestione la decisión de casarme.

¿Realmente quiero esto?
¿Alicia es la indicada para mi?
¿Por qué no puedo sacarme a Lisa de la cabeza?

Alicia hablaba y hablaba sobre el hospital, pero no pude oír ni una palabra de lo que dijo.

Finalmente nos acostamos a dormir.

Al día siguiente me reuní con Marcos.
Le dije por teléfono que necesitaba hablar con el. Dedicidimos reunirnos en un café que nos quedaba a medio camino a ambos.

—¿Qué sucede Alan?¿Por qué tanto misterio?

—Supongo que me encuentro en esta etapa pre boda, en la que tengo dudas. No se si es lo correcto ¿Sabes?

—Claramente has perdido la cabeza. ¿Qué te haría dudar de casarte con Alicia? Ella es perfecta.

—No lo sé. Son muchas cosas que pasan por mi cabeza. Creo que el matrimonio es algo importante como para tener dudas al respecto. ¿Nunca has tenido esa sensación de querer hacer algo que está mal?

—Pues claro, me pasa todo el tiempo—el rió.

Mi amigo no era conocido justamente por hacer las cosas bien, el es un desastre.

—Por cierto.¿Te gusta Lisa, verdad?—me atreví a preguntar.

—Por dios hermano, ella es toda una fiera—el suspiró, como sintiéndose acalorado.

—Por favor omite los detalles. ¿Volverás a invitarla a salir?

—No lo sé, tal vez para follarla. Ella es como yo Alan, no quiere citas, no quiere romance, sabe como divertirse. ¿Por qué me preguntas todo esto? ¿Acaso ella te lo pidió?

—Nono, solo por curiosidad—comenzaba a sentirme molesto.

El hablaba de ella como si fuera lo que el resto de los hombres llaman "zorra" lo que a mi me resulta absurdo. Ya que lo que ella hace es básicamente lo que mayoría de los hombres hacen, y ellos no reciben insultos por eso. Al contrario, se creen ganadores y son halagados por sus estúpidos y machistas amigos. Yo jamás seré así. Como le dije a Lisa, admiro que ella sea. Sabe lo que quiere y no le importa que esta estúpida sociedad la juzgue.

Pero me cuesta mucho no sentir celos cada vez que se acuesta con alguien.
Quisiera que fuera mía, solo mía.

—¿Has pensado en lo de la despedida de soltero?—preguntó Marcos, despertandome de mi trance.

El, mis amigos, y unos colegas del hospital habían decidido hacerme una despedida, lo hablé con Alicia y a ella le parece bien, ya que ella hará algo con sus amigas.

—Lo haré. Te doy tiempo hasta mañana para preparar todo.

—Genial.

Lisa

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