Capítulo VII

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-- De que estas hablando Estaban, no me gusta esta broma.
-- No es ninguna broma Jade, no estoy jugando. Creo que es lo más serio que te he dicho en todo este tiempo.
-- ¿Que es lo que quieres decir con eso...?
La voz se me cortó de repente.

Porque él se portaba así conmigo, después de lo que habíamos pasado, después de todo lo que sentimos.

-- Que no quiero ser más tu amigo, ni tampoco tener contacto alguno contigo. Quiero que te alejes de mi. ¿Entiendes?.
Él sonaba muy serio, se formaron arrugas en su frente; estaba molesto.
-- ¿Porque dices eso? ¿Acaso hice algo malo para que causará esto?
¿Ya no te importo...?. -- La voz se me quebró y trate de contener las lágrimas.
Como podía decir eso así, tal vez jamas le importe como yo lo pensaba.

-- Puedes pensar lo que quieras mientras me dejes tranquilo.
-- ¿Tuvo algo que ver con el echo de que nos besaramos?... Tal vez no soy buena besando, pero no tengo mucha experiencia en esos casos, perdón si fue por eso pero...

Él puso su dedo en mis labios para callarme.

-- Eres muy ingenua Jade, lo sabías; de verdad piensas que no me di cuenta de tu falta de experiencia.
¡Ja! Lo que no me creo es que de verdad te creyeras que entre nosotros había algo, ¡Por Dios Jade!, sólo fue un beso; un insignificante beso y ya, nadamás eso.
Separarnos será lo mejor para los dos.-- dijo con un,poco de sarcasmo, pero en su mirada había un poco de tristeza al pronunciar las últimas palabras.

En ese momentos quite su dedo de mis labios bruscamente.

Como se atrevía a decir eso, sólo estaba fingiendo, nunca sintió nada por mi; solo jugó conmigo...

-- Encerio sólo significó eso para ti... eres un... un... egoísta además de idiota. Solo he sido tu burla... -- dije gritando, causando que los chicos de la otra mesa voltearan a vernos, pero  volvieron a lo suyo. Después de tomar aire seguí hablando casi rompiendo en llanto. -- Acaso sólo me usaste, todos estos años sólo finjiste ser mi amigo para besarme y luego irte, sólo fui tu premio, tu marioneta, la chica ingenua a la cual le das unos besos y cae a tus pies. ¿Acaso eso significo para ti?.
Me asombrada de que aún no estuviera llorando, pero mi orgullo me lo impedía, no dejaría que me viera mal por su culpa, no le daría ese privilegio.
-- Ya te lo dije, piensa lo que quieras. No quiero verte más, solo me quedo con la experiencia de averte besado, aunque no fuera el mejor beso valió la pena. Tomalo como se te haga más fácil para olvidarme. No quiero volver a verte. Olvídate de mí.-- En su cara se asomó una sonrisa que por primera vez era en verdad maldita, ya no era tierno, ahora era el mismo demonio para mi, por fin dejaba ver su verdadera cara.
Yo cerré los puños, estaba muy enojada; como podía decir eso de mi, oír  como se expresaba de esa manera era repulsivo, ya no conocía a Esteban, bueno, más bien,nunca lo conocí en realidad.

Atrás de él, sentados en la la banca estaban los amigos de Esteban, esos que me había presentado hacia unos días. Note como estaban atentos de nuestra plática aunque estuvieran dándonos la espalda.

-- Eres un idiota. Un marica que sólo juega con los sentimientos de las chicas. Desperdiciaste 5 años sólo para besarme, 5 años en los que deposite mi tiempo, un tiempo desperdiciado; ahora en realidad veo quien eres.¿Y sabes que eres? ¡¡eres un idiota!!
-- Te lo repito, piensa lo que se te pegue tu regalada gana. Y ahora me voy, no quiero causarte más problemas. ¡¡Chao!!.-- Él se puso de pie y se marchó por la puerta.
Sus amigos lo imitaron y fueron tras él, tal vez escucharon todo lo que nos dijimos y lo felicitaron por ser un patán conmigo.

Yo me levanté de la mesa y grite muy fuerte con las lágrimas apuntó de salir.
-- ¡¡Eres un idiota Esteban!!.
Vi como la silueta de él junto con los 3 chicos giraban a la derecha, rumbo hacia la salida de la escuela.
La campana sonó después de unos minutos, indicando el término del almuerzo. Yo me quedé parada enmedio de las mesas, todas las personas se me quedaban mirando por haber gritado.
Así que salí de ahí lo más rápido que pude.

No tenía cara como para ir a clase y sentarme junto a Esteban asi que corrí hasta los baños y me en encerre en un cubículo.

Como podía ser posible que esto pasará, después de pasar el mejor dia de mi vida con una persona que creía conocer y que ahora me mostraba lo que verdaderamente era, un doble cara que el único objetivo que tenía conmigo era besarme e irse. Dejándome como una ilusa que se creyó todo su cuentesito.

Aunque aquel niño de quinto grado que se acercó a mi en el almuerzo no se parecía a él Esteban de hoy. Tal vez esto se le había ocurrido hacia poco tiempo, tal vez lo influenciaron sus nuevos amigos con los que jugaba fútbol, cuando lo siguieron me pareció algo muy sospechoso, probablemente ellos lo convencieron de que me dejara, tal vez con el argumento de que todo el mundo pensaba que éramos pareja y las chicas no se le acercaban. Aquel niñito no podía tener esos planes.
Aunque a esta alturas de las cosas no sabía en realidad quien era Esteban, ni que parte de él había sido verdadera.

Me sentía tonta por haberme echo tantas ilusiones con él, por pensar que él en realidad me quería, por haber imaginado como seria estar juntos, incluso por pensar en un futuro a su lado.

Es qué éramos tan perfectos, nos complementabamos tan bien, éramos dos almas gemelas, a mi punto de vista; pero siempre estuve equivocada.

Sabía que algo malo pasaría, pero esto rebasaba mis términos. Jamás pensé que Esteban fuera ese tipo de persona que sólo jugaba con alguien por conveniencia. Creí que en verdad me quería; había sido una ilusa.

Ya ahí encerrada en el baño sin que nadie me viera rompí en llanto, algo que había tratado de esconder durante la plática con Esteban estaba saliendo.

Sollozaba y le daba puñetazos a la delgada pared de tablaroca que dividía los cubículos, esta a su vez solo temblaba y hacia un ruido extraño.

Me sentía molesta y también triste, como se suponía que ese chico fuera el mismo que yo creía conocer.
Como era posible que el único amigo que había tenido fuera así.

-- ¡Hola! ¿Hay alguien aquí? Te escuche llorar. ¿Estas bien?. --Sonó una voz muy dulce, proveniente de los lavabos.

Al oír a la chica me trate de tranquilizar.
El llanto estaba menorando y me sentía más tranquila. Tome un pedazo de papel del rollo que estaba sujetado a la fría pared de cemento gris que estaba detrás de la taza, me limpie las mejillas, me sone la nariz y salí del cubículo.

Vi a la chica, ella parecía amable, llevaba unos pantalones de mezclilla con una blusa sin manga con estampado de flores, al agachar la mirada vi sus lindos vans negros con brillos, ella llevaba el pelo suelto, lo tenía lacio, tenía los ojos café claro y en su rostro se dibujaba una expresión de preocupación. Asi que le dije:

-- Estoy bien, no ha pasado nada. --Dije yo con la voz un poco ronca a causa de haber estado llorando.
-- Claro que te ha pasado algo. Puedes contármelo.
-- No me ha pasado nada, gracias. --Dije yo dirigiéndome a la puerta del baño, pero ella me detuvo antes de que saliera.
-- Esta bien si no confías en mi, se que soy una desconocida, yo sólo quería hacer una amiga, te quería ayudar. Ser la nueva no es nada fácil ¿sabes?.
-- Gracias pero no quiero una amiga, no confío en las personas, siempre te engañan.
-- Tienes razón, pero yo no planeaba engañarse, sólo quería saber que te pasa, no me gusta ver a la gente triste.
-- Tal vez no lo haras, pero ahora no me fío de la gente. Pero gracias.

Salí por la puerta y la chica dijo algo pero no lo escuche. Ella me siguió y salió del baño haciéndome señas, al ver que no regresaba gritó muy fuerte, e hizo que un muchacho que estaba en cuclillas en su casillero volteara bruscamente hacia mi.
-- Mi nombre es Cielo, un gusto...

Hice caso omiso y salí por la puerta de la escuela rumbo a casa...

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¿Y si te digo que me enamoré de ti?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora