¡¿Por qué tuvo que pasar esto?!

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Al llegar a casa, y precisamente en el momento de abrir la puerta, me vi salir. Intrigado, decidí seguirme. Sin duda fue la peor decisión de toda mi vida. Ojalá no lo hubiera hecho. Ojalá no le hubiera seguido. Podría haberme imaginado que se trataba de una ilusión o que mi mente me estaba jugando malas pasadas por el cansancio tras las actividades del equipo de baseball. Pero no, seguido por mi estúpida curiosidad decidí seguir a ese tipo que se veía exactamente como yo mientras se iba metiendo en la calle y empezaba a mezclarse con la multitud.

Antes de continuar escribiendo esta locura me gustaría presentarme por si alguien llegara a encontrar este documento y así pudiera darse cuenta de que poseo todas mis facultades mentales y no estoy loco como todos ya me acusan.

Me llamo Alfred F. Jones. Soy un adolescente universitario que vive independiente en un piso de alquiler. Soy un chico bastante popular y mucha gente me admira. Aunque no me es de extrañar. Después de todo, ¿quién no admiraría a alguien tan genial y que ayuda tanto a la gente heroicamente como yo?

.....

¡Ah, sí! Casi se me olvida decir que formo parte del equipo de baseball de mi universidad en NY (soy uno de los mejores jejeje)

En fin, como iba diciendo, iba persiguiendo a ese tipo hasta que en cierto punto noté que nos íbamos alejando de la zona residencial. Seguíamos avanzando mientras el tamaño de la multitud descendía hasta llegar a haber tan solo como treinta personas dispersadas por la calle. Miré a mi alrededor, y noté que estaba en una zona peligrosa. Era la zona roja, donde estaban los burdeles y uno de los lugares donde se decía que grupos de mafias y organizaciones chungas se reunían para acordar tratos e intercambiarse mercancía que solo Dios sabe lo que es.

Al final, vi que mi "doble" había entrado en uno de esos burdeles. Yo no me atreví a entrar. ¡No es como si tuviera miedo! Los héroes como yo no tienen miedo de nada pero... simplemente me pareció más sensato esperar fuera en una esquina. Quiero decir, hubiera sido horrible si él se diera la vuelta y viera a un hombre igual que él, ¿cierto? Sí... era por eso.

Mientras esperaba sentado no pude evitar sentir las miradas de la gente que pasaba. Todas llenas de odio, de furia, de asco porque un "extraño" había osado entrar en su territorio. No pude evitar sentirme intimidado pero por suerte me acordé que todavía llevaba mi bate de baseball conmigo. Por supuesto, no pensaba en atacar a nadie con ello. Jamás podría hacer daño a alguien de ese modo. Pero el simple hecho de saber que estaba sujetando un objeto de podría ser usado como un arma era reconfortante.

No pasó más de 45 minutos hasta ver a mi doble salir del edificio con una mujer que sujetaba de la cintura. Me levanté para seguirlos pero algo en lo más profundo de mi mente empezó a gritarme. Que parara. Que lo dejase. Que volviera a casa y que me olvidara de todo. Empecé a sentir cierta preocupación pero mi curiosidad por saber quien era esa persona me podía. Quiero decir, ¿no es normal que alguien quiera seguir a una persona cuando ve que es físicamente exacta a él? Así que, sin detenerme, continué siguiéndolos hasta verlos entrar a un callejón.

Fui hacia allí y me escondí detrás de una esquina. Pocos momentos después empecé a oír gritos. Me volteé y miré para ver que estaban discutiendo. Ella le estaba gritando, insultándole mientras que él se mantenía inmóvil y en silencio. De repente, mi doble le dio un puñetazo en la cara y la tiró al suelo. Empezó a golpearla una y otra vez, sin parar. Ahora ya no estaba callado, sino que ahora era él quien gritaba y la llamaba por los peores nombres. Mi sentido del deber se activó y sin poder controlar mi cuerpo me metí dentro del callejón.

- ¡Hey! ¡¿Se puede saber que cojones estás haciendo?!

Mi doble paró automáticamente. Se irguió y se dio la vuelta solo para quedarse viéndome con una cara de aburrimiento. Parecía que iba a darse la vuelta de nuevo hasta que miró hacia mi mano y sonrió.

- ¡Ah! Conque ahí estabas, cariño.

Empezó a caminar hacia mi dirección y sin darme tiempo a reaccionar me quitó mi bate no sin antes golpearme en el estómago quitándome todo el aire que tenía haciéndome caer al suelo.

Solo podía ver como él iba volviendo hacia la mujer que estaba retorciéndose de dolor en el suelo hasta pararse donde se situaba su cabeza solo para entonces alzar el bate sobre su cabeza, y dándome una última mirada en la que mostraba un asqueroso placer, golpeó el cráneo de aquella mujer.

Nunca podré olvidar ese momento. El sonido del hueso rompiéndose, la risa psicópata de mi doble, como golpeaba el cuerpo ya inerte de la mujer una y otra vez mientras una explosión tras otra de sangre manchaba el suelo, las paredes, su cara y mi bate.

No podía soportar ver más esa imagen y me desmayé.

*¡Piii! ¡Piii! ¡Piii!*

Un molesto sonido me hizo despertar. Cuando giré la cabeza, descubrí que se trataba de mi alarma. Inconscientemente la apagué como había hecho durante todos los días de clase. En ese momento me acordé. Del asesinato, del cuerpo de la mujer, la cara de aquel monstruo. Me levanté de golpe exaltado y sin saber que hacer hasta que noté que estaba en mi cama, en mi dormitorio, en mi casa.

- ¿No me digas que todo era una pesadilla?

Pensé mientras empezaba a reírme nerviosamente.

Con un suspiro de alivio decidí levantarme y prepararme para ducharme e ir a preparar el desayuno. Estaba a punto de quitarme la camiseta cuando, desde el rabillo del ojo, vi a mi bate apoyado sobre la pared al lado de mi cama. Lleno de sangre.

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⏰ Última actualización: Jun 09, 2017 ⏰

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