Seis trillones de años y la misma historia de noche

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***Narra Kiki***

Una niña de cabellos rojizos se acercó a mi, estaba en un campamento, ya era tarde era hora de dormir pero los niños no lo harían sin una historia de noche, la pequeña se sentó a mi lado mirándome con mucha atención.

-Bien pequeños les contaré una larga historia así que acomodense en sus lugares. - Aclaré mi garganta antes de empezar con la historia - Esta historia no tiene un nombre, tampoco se sabe de donde salió solo que de ella han pasado seis trillones de años y se sigue contando como la primera vez.

~~~~~~

Hace seis trillones de años un niño de una edad desconocida, pero se rumoraba que su edad era de entre unos siete u ocho años. Este niño era golpeado, insultado y agredido de todas las formas posibles, todo porque sus padres lo abandonaron tras darse cuenta de su inusual color de cabello y forma de sus cejas, no sería tan cruelmente tratado si no fuera porque un día se dieron cuenta de que aquel niño tenía un poder fuera del entendimiento de los habitantes del pueblo.

Parecía que por un castigo divino, no podía tener una vida común, como la de cualquier otra persona. A su alrededor sólo pasaban tragedias, si algo malo pasaba estando el cerca, él era acusado por ello.

Un día se encontraba siendo castigado por los habitantes del pueblo, el niño era golpeado por ser acusado de haber robado un pedazo de pan de un pequeño puesto. Aquel día se anunciaba la llegada de un niño rubio, él extendió su mano para ayudar a el niño demonio. La mano del oji azul era muy cálida, a diferencia de la del peli lila la cual era considerablemente fría.

El niño demonio se sorprendió por la muestra de amabilidad del niño rubio el cuál desde aquel contacto sería catalogado de la misma forma que el de ojos verdes. El niño demonio preguntó al rubio sobre el porque de su bondad, a lo que él respondió sólo con una sonrisa, el pequeño demonio seguía con la duda, después de unos minutos cuestionó de nuevo al oji azul.

-¿Porqué no puedo vivir como los demás? - Preguntó el demonio -

-Esa vida no la mereces... -Hizo una pausa para ver la reacción del niño a su lado -

El niño demonio estaba triste, después hizo una última pregunta al rubio, ¿cuanto faltaba para su muerte?, sólo lo quería saber, si algo bueno lo esperaba a lo que no obtuvo respuesta. Después de ese atardecer no se supo más de ese día.

Años después se miraba un nuevo castigo para el demonio, era apedreado y la gente lo miraba con odio, entre ellos se ocultaba un pequeño niño que alguna vez lo trató como alguien normal.

-Aunque no nos podamos hablar... Quisiera saber tu nombre - Preguntó el rubio con una sonrisa, pero el contrario solo negó con su cabeza -

-Lo siento, yo no tengo un nombre - Dijo algo decaído, pues sólo lo llamaban con insultos -

-Mi nombre es Shaka... Te llamaré Mu - Rió señalando su frente - ¿Y de dónde vienes? - Tampoco obtuvo respuesta -

-He huido tanto tiempo que ya no tengo un lugar al cuál llamar hogar - Respondió casi llorando -

Shaka tomó la mano de Mu para llevarlo a escondidas fuera de aquel horrible pueblo, quería llevarlo a un lugar donde estaría feliz, Mu ya no era un niño, debía defenderse pero no quería lastimar a nadie. El rubio le habló de a donde irían, una nueva vida con una nueva familia. El pelilila había ido a tantos pueblos que ya se había puesto un precio a su cabeza, ahora que lo pensaba intentaba el librarse del agarre de su amigo pero él se negaba a dejarlo, Shaka no quería, temía, el perderlo, una vez más.

Shaka y Mu corrieron bajo la lluvia, hacía aquel lugar soñado desapareciendo en la puesta del sol. Llegada la noche ambos pararon a jugar y entretenerse en un pequeño río que dividía el camino que seguían. Ambos jugaban tan animados que parecía que sólo estaban los dos en el mundo, donde ahora, los dos eran tachados de hijos de satán, que eran los que traerían destrucción al mundo.

Las risas y la diversión fueron interrumpidas por el sonido ajeno a los dos infantes que jugaban con el agua, era el ruido que hacía un grupo de personas que los buscaban, ambos corrieron a la puesta del sol pero Mu fue alcanzado, Shaka pasó a segundo plano, siendo ignorado por los hombres.

Pasaban los días, semanas, meses, años... Siglos... Milenios... Hasta ahora, murió sin volver a verlo y conocer el verdadero nombre de aquél niño demonio...

*****

Ya los niños se habían dormido, y yo me quedé mirando la fogata que había frente a mi.

Quisiera saber lo que realmente pasó hace seis trillones de años en este triste lugar.

Seis trillones de añosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora