Mi nombre Jeremy un adolescente típico como cualquier otro, en ese tiempo tenía 17 años. Mis padres habían sido transferidos a una nueva ciudad, eso implicaba que todas las personas las cual me hacían feliz no las volvería a ver por mucho tiempo
No lo niego, la nueva casa era tres veces más grande que la anterior, mamá y papá estaban más que feliz, no paraban de decir "está es una gran oportunidad para comenzar de nuevo", y siempre me preguntan "¿No crees que es así Jeremy?" a lo que yo respondía con una mueca. Empezamos a desempacar, yo solo tenia dos casas en la que tenía mi nombre, mamá enojada reclamaba que el segundo camión de mudanza no había llegado aún, por supuesto a mi me daba completamente igual, mientras que tuviera donde dormir.
Ya eran las 11:30 PM, estábamos todos agotados de tanto desempacar, mi mamá sólo dijo "veré que puedo hacer en la cocina" lo único que preparó fue unos fideos los cuales ni sabor tenían.
En mi mente sólo pensaba "¡Genial, ahora nada puede empeorar!", subí las escaleras dirigiéndome a mi habitación, abrí la puerta y lo único que encontré fue una manta en el suelo y una vela en el piso, ni luz tenía..
Cerré los ojos pensando "Mañana todo mejorará, conoceré a nuevas personas en el colegio y todo mejorará para bien" no importa cuantas veces me lo repitiera sabía que era una mentira total.
Desperté a las 6 AM, no tenía ganas de levantarme de la sabana que vendría a ser mi "cama" en el esfuerzo que estaba haciendo para levantarme entró mi mamá y me grito;
+¡JEREMY ARRIBA!, ¡VAMOS SE HACE TARDE!
- *Levante la mirada y le dije* ¿Qué caso tiene ir al colegio?
+ Eso no interesa. Debes ir ¡Ahora arriba!
- *Hice una mueca y me levante.*
Iba bajando las escaleras vi a mamá y papá discutiendo por un problema en la tubería de la cocina. Me senté en la mesa y veían como gritaban mientras pensaba "¿Y él positivismo de ayer?" dejando espacar una sonrisa. Mamá se levantó enfurecida y azotó la puerta de su habitación como si tuviera unos 16 años.
Papá se levantó y encendió su carro, a lo que salí a perseguirlo y le grite "¡Oye! ¿Me planeas dejar tirado? ¡Me prometiste que me llevarías el primer día!" el me miró y solo gritó "¡YA ERES GRANDE, VE EN AUTOBÚS!" hizo marcha atrás y se largo.
Empecé a respirar intentando no ponerme nervioso lo cual era imposible para mi ya que siempre fui un loco de los nervios.
Estaba afuera con mis audífonos esperando el autobús; en lo que estaba por encender un cigarro y al momento que levanto la mirada y ya estaba ahí el maldito autobús. Grité "Adiós ma; ya me voy" por supuesto que no obtuve respuesta.
Subí y todos estaban mirándome, no me importa pues yo tenía audífonos y no podía escuchar sus críticas, me senté al lado de una chica la cual parecía la típica popular creída. En un momento mi celular se trabó lo que implicó que la música parará sin más, escuché a una de las chicas decir "Te padezco por tener un bicho tan feo a tu alrededor" luego de eso empezaron a reírse a carcajadas. Me levanté sin más y me quede parado al otro lado del bus. Llegue a mi preparatoria, ni siquiera sabía donde estaba mi respectiva aula, mire a todos lados y solo vi a un grupo de los típicos "musculosos sin cerebro". Sólo pensé "¿Qué más da? necesito saber a dónde debo ir. Me acerqué y me dijeron "¿Qué quieres cuatro ojos?" sólo me reí y le respondí "¿Acaso no tienes otro insulto? déjame decirte que ese esta muy usado".
Se enojó e intento golpearme a lo que llego una chica de un cabello lleno de colores, con unos ojos verdes y una ropa color negro les dijo;
+Oye idiota, ¿Por qué mejor no vas y aprendes a leer antes de estar intentando golpear a alguien?
- Mejor no te metas zorrita, ésto no es asunto tuyo.
Se río y termino sacando una navaja y pregunto;
+¿A quién mierda le dices zorrita cabeza hueca?
-¡Vamos chicos! Está es una loca.
Después de eso se fueron caminando rápido. Ella se estaba yendo y le dije,
-¡Oie! Espera, necesito que me ayudes a llegar a mi aula, soy nuevo este es mi primer día.
+Eso explica porque estabas cerca de los cabezas huecas. Respondiendo a tu pequeño favor claro que te ayudare.
-¡Muchas gracias!
*Empezamos a caminar hasta que llegamos a mi aula*
+ Acá es, suerte en tu primer día en el infierno.
-jaja, gracias ¿supongo? Oye, antes que te vayas, quiero saber el nombre de mi salvadora..
+*Se río* Claro, mi nombre es Lenay.