Sus labios temblaron, sentía como el collar se despegaba de su piel y caía a las manos del pequeño chico. Casi no tenía marcas, nunca le había molestado y ahora que no lo tenía sentía que le faltaba algo. Tragó duramente y sus ojos se pusieron oscuros, Wonho parecía completamente enojado.
Lo estaba.
— ¿Así? ¿Sin dejarme responderte las preguntas antes? Simplemente, ¿me liberas y ya? ¿Después de tanto tiempo? — el peli azul tenía las muñecas del más chico entre sus dedos, las apretaba y en segundos se encontró zamarreándolo, Kihyun dejó salir unos quejidos y gritó cuando le sacaron del asiento de un tirón.
Su cuerpo estaba recargado en el del más alto de una manera tosca, atorado entre el manubrio y su pecho, con las manos fuertemente agarradas. La mirada de Hoseok le asustaba y no podía parar de llorar, se removía para todas partes, nunca antes le había tratado así. Jamás le había levantado la voz, nunca en esos años se había molestado realmente cuando lloraba, no importaba qué tan cansado estuviera.
—¡Deja de llorar! ¡Yo debería ser el que esté llorando! Deja de llorar Kihyun. Deja de hacerlo, porque así no puedo odiarte. — el movimiento empezó a detenerse y Hoseok estaba completamente empapado, pero eran sus propias lágrimas las que lo mojaban. Sus labios se habían hinchado y se empezó a acurrucar en el pequeño cuerpo que tenia sobre sus piernas, le abrazó la cintura y recostó la cabeza en su pecho para llorar.
— No me saques de tu lado. No quiero irme. De verdad no quiero irme. Déjame seguir siendo tu esclavo, volveré a ser el de cuatro años atrás si así lo quieres.— Kihyun miraba el chico y forcejó un poco para liberar sus muñecas, el agarre ya no tenía fuerzas y no le tomó mucho trabajo. Abrazó con calma los hombros del más grande y movió su cuerpo a los lados. Seguía lloriqueando, pero verlo a Hoseok roto y suplicando le hacía demasiado mal. ¿Por qué siempre hacía todo mal? El pequeño chico tembló y apoyó la cabeza en el cuello ajeno, besándolo despacio.
— No quiero... no quiero que seas mi esclavo. — tenía los dedos enterrados en sus cabellos y le tiraba el flequillo hacia atrás para poder verle a los ojos.
— Ahora eres libre, puedes hacer lo que quieras. — se mordía los labios, las palabras que estaba diciendo eran como dagas que se clavaban profundamente en su pecho. Hoseok le miraba llorando a cántaros, sus ojos eran una cascada llena de mocos.
— Dime, Shin Hoseok, ¿puedes amar? —
Los dedos gruesos del más alto estaban hundidos en la ropa ajena, le miraba triste, le miraba como si le hubiesen robado todo lo que tenia en el mundo. Y es que así era. Intentó calmar su llanto pero solo lograba hipar con tristeza, empezó a asentir como lo hace un niño, muchas veces, mordiéndose los labios.
— ¿Me quieres amar a mí? — Kihyun estaba serio, temblaba de pies a cabeza. Sí, él ya sabía las respuestas. Él las repetía solo para escucharlas de la boca del mayor. Yoo Kihyun nunca hubiese dado ese paso de no ser porque sabía cada respuesta del mayor.
— Si me permites... No me alejes. ¿Por qué me haces esto? Quiero llamarte amo hasta el día en que me muera. — chilló angustiado, penoso, horriblemente enojado y empezó a golpear el manubrio y luego el tablero, estaba tan apretado, se sentía sin aire, empezó a golpearse contra el asiento y lloró mirando el techo. Kihyun le miraba y empezó a temblar con un miedo que nunca sintió.
— Estás muy enojado. Nunca te vi enojado. — Hoseok se mordió los labios en ese instante y bajó la mirada, suspiró y trató de controlarse. Empezó a subir una mano para acariciarle la mejilla y limpiar las gotas saladas del mas chico.
— Nunca me has hecho enojar hasta ahora. Aunque fuiste malo, celoso, algo enfermo y enloqueces, nunca me hiciste nada malo aquí. — se apuntó el pecho y volvió a abrazarlo.
— Arrepiéntete. Si todavía no hiciste los papeles son solo palabras. — el pequeño chico negó y se abrazó al cuello ajeno, se empezó a mover hasta tener las piernas una a cada lado de la cintura ajena, abrazándose como si el otro fuese una almohada.
— Los hice. Ahora tienes una cuenta en el banco con tu nombre y tus documentos están en la guantera. Podrías irte a donde quisieras. ¿No quieres quedarte conmigo de todos modos? — la mirada del peli azul se quedó ida, le observó curiosamente el rostro, sus piernas empezaron a temblar. Le estaban proponiendo quedarse y a su vez ser liberado. ¿Qué significaba eso? ¿Qué se suponía que tenía que decir? Sus manos sudaron y la respiración la tenía agitada. Los ojos de Kihyun empezaron a abrirse más y más cuando la respuesta se fue atrasando. El pequeño chico aguantó las lágrimas con fuerzas, pero sus números se desmoronaban frente a él. Quizá no había esperado lo suficiente.
— Hoseok, se hace tarde. ¿Quieres venir a comer con todos? ¿Como despedida al menos? Te han tomado cariño. — el ambiente era tenso y el peli azul miraba al frente temblando, los besos de Kihyun empezaban a despertarlo y le miró de reojo, hicieron contacto visual.
— Creo que te amo. — avisó, en seco, sin muchos rodeos, como si de repente hubiese entendido algo aunque no estaba seguro al respecto. Se mordió los labios.
— Sentimiento de intensa atracción emocional y sexual hacia una persona con la que se desea compartir una vida en común. Quiero tener una vida en común contigo. Sí, creo que sí. — estaba tan horriblemente nervioso, tan molesto, tan eufórico. Los besos del chico en su rostro y labios fueron como sedantes, le sentía en su boca, con los deditos apretándole las mejillas, le sujetó para que abriera más la boca y Hoseok simplemente lo hizo, la abrió y dejó que Kihyun se hiciera con todo, éste le succionaba el músculo, le pasó la lengua por cada parte y le lloro arriba.
— Te dije que cuando te dejara responder sería porque ya las sabía. Nunca te hubiese dejado ir si no estaba seguro que te quedarías conmigo. Nunca. Nunca. Nunca. — Kihyun habló entre llantos y negó infinitas veces provocando que en algún momento Wonho riera en lo que las lágrimas terminaran de caerle.
— Aún así no querías hacerlo... yo tampoco quería que lo hagas. ¿Por qué lo hiciste? — le tomó el mentón con la fuerza que le quedaba y le miró fijo, el chico tembló y no se percató cuando la mano del peli azul se metió en sus pantalones. De un momento a otro los dedos de Hoseok estaban masturbándole con fuerzas y sin piedad.
— ¿Por qué lo hiciste? — volvió a preguntar, ahora de forma más violenta, más posesivo. Su mano se movía con fuerzas, presionando con los dedos la punta, moviéndose en círculos hasta que le sujetó enteró y tironeó logrando sacar un grito del más chico y enseguida lo hizo correr en sus manos. Wonho le siguió frotando sin importarle que acabara de eyacular y lamió cada gota que encontró. Kihyun estaba demasiado agitado, haciendo fuerzas para simplemente respirar.
—V-vamos a comer. En la noche te lo diré. Te lo juro. — el pequeño chico se retorcía y jadeaba tan bajo y dulce que cuando se estiró para sentirle una vez más Hoseok tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano para no empalmárselo ahí mismo. Le repartió besos por la mejilla.
— Ésto no se quedará así. — le aseguró mientras le volvía a abrochar los pantalones y pronto abrieron la puerta para salir al restaurante. Kihyun estaba mareado y se sujetaba de la cintura ajena, Wonho tenía acomodada una mano alrededor de su espalda y le besó los cabellos mientras entraban al lugar. Todos los estaban esperando, la mesa estaba llena, no eran solo desconocidos y su corazón se sintió débil por la felicidad tan retorcida que estaba viviendo.
Solo quedan un par de capítulos y los extras que serán limonada para el alma 🤧 después empezaré un showki para la gilada(?)
Besos!
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Te compro, te tengo [Kiho]
FanficWonho fue criado como un esclavo que sirve en todos los aspectos desde que tiene memoria, Kihyun es el dueño de una empresa de video juegos que tiene trastornos compulsivos y baja autoestima. Él decide comprar un esclavo para esconder su condición s...