Estaba absorta observando la tela ajustada que hacía resaltar las curvas de cuerpo y dejando ver los lugares estratégicos un poco más de la cuenta, cuando la voz de Perrie me sacó de mis pensamientos.
— ¿No crees que es demasiado revelador? — Señaló detrás de mí, sentada en el borde de mi cama.
— ¿Revelador? —La miré a través del espejo, atrapando su mirada mientras le replicaba sarcásticamente— ¿Te refieres a mí?
—No sé ni para qué me molesto. —Soltó en un tono resignado antes de poner los en blanco.
—Ya sabes lo que dicen, —Me di la vuelta, encarándola con las manos en mis caderas— si el producto no se exhibe, no se vende.
— ¿Tus padres ya están enterados?
—No me hagas preguntas cuyas respuestas no te gustarán. —Sugerí con una sonrisa maliciosa antes de girarme al espejo.
—Da igual, ¿a qué hora dijiste que sería?
—A las nueve comienza a llegar la gente.
— ¿A qué hor- —La pregunta se quedó en la punta de la lengua de Perrie cuando, sin previo aviso, mi madre irrumpió en mi habitación. Llevaba un vestido impecable color menta, que hacía juego con sus ojos claros, su cabello marrón estaba cepillado y caía hasta la altura de sus hombros. Su perfume no tardó en inundar la estancia con un aroma dulzón y caro, haciendo que me irritase.
—Buenas noches, Perrie. —Saludó a mi amiga con una sonrisa y ésta le devolvió el saludo. Entonces su atención se volvió a mí, mirando por un momento mi atuendo— Emma, tengo que hablar contigo.
—Dime qué hice ahora porque ni yo lo sé.
—Hasta donde estoy enterada, nada. Pero antes de que puedas siquiera pensar en hacer algo, habrá alguien cerciorándose que eso no ocurra. Tu padre y yo nos iremos cuando llegue la persona que será responsable de cuidarte.
— ¿Cuidarme? —Miré a mi madre atónita. Una pequeña carcajada se escapa de los labios de Perrie antes de que pueda contenerla— No necesito que nadie me cuide, puedo cuidarme yo sola.
—La policía de Nevada no estaría de acuerdo con eso. —Concluyó, dándome la espalda mientras se dirigía a la puerta y cerrándola detrás de ella al salir.
Me acerco a Perrie a zancadas, plantándome frente a ella.
— ¿Puedes creerlo?— Levanté mis manos a ambos lados de mi cabeza y luego las dejé caer— ¡Me contrató una niñera!
—O mejor dicho un guardaespaldas. —Corrigió ella.
—No lo creo. —Dije, pensando en lo absurdo que sería eso— Mis padres no me dejarían a cargo de nadie que tenga tres cosas en los pantalones; saben que sería capaz de seducirlo.
— ¿Eso te halaga?— Preguntó Perrie con una pequeña sonrisa cómplice.
—Perrie, no hay tiempo para hablar de mi ego. —Suspiré y me dejé caer de espaldas en mi cama, colocando mi brazo sobre mis ojos— Seguramente es una mujer mayor y experimentada. De ser un joven, sería pan comido.
—Tus padres empiezan a aprender de tus andanzas. —Puntualizó Perrie.
—Lo sé. —Estuve de acuerdo y me senté— Tenemos que deshacernos de ella a como dé lugar. Iré a hablar con mis padres, ¿me esperas aquí?
Ella asintió con la cabeza y volvió su atención a la pantalla de su móvil.
Me dirigí a la habitación de mis padres y entré mientras mi madre revisaba su bolso y mi padre se ataba los cordones de sus zapatos.
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NIÑA MAL || H.S
FanfictionADVERTENCIA: Esta historia no fue creación mía. Salió de la mente de Abbi; yo simplemente la leí y decidí editarla en prosa narrativa -muy distinta a la original- Los personajes son los mismos que en la original, sin embargo, algunas escenas y acci...