Parte I

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Un hombre de cabellos azules trotaba por el parque cerca de su hogar con una sudadera con gorro que cubría su cabello y parte de su rostro, más que nada para que no fuera visto aunque poco le importaba que alguien lo llegara a ver, termino temprano ese día, tenía ocupada su agenda estrictamente apretada así que en menos de lo que pensó volvió a casa mirándose al espejo después de una ducha caliente, abrochaba su camiseta blanca con una sonrisa, algo le decía que ese día en específico seria interesante

....

Mientras tanto un chico de cabellos rojos estaba en la habitación que compartía con su compañero de cuarto Kuroko este se encontraba acostado en el sofá con una toalla húmeda con agua fría en su cabeza.

Agregando una malteada de vainilla en mano que nunca podía faltar, junto a la televisión que trasmitía un programa matutino que a Kuroko le gustaba ver

- ¿Llevas la grabadora? – Pregunto Tetsuya mientras dejaba unos segundo la malteada para voltear a mirar a su amigo con su ceja alzada analizándolo e pies a cabeza, mientras que en sus labios estaba un pan tostado con mermelada de frambuesa.

- Si... - Dice mientras la toma y la hecha en su mochila algo nervioso pero igual sabía que aquello era importante para Kuroko y debía ayudarlo ya que estaba seguro que si el estuviera así Tetsuya haría lo mismo, ¿verdad?

- ¿Y las preguntas? -Inquirió con el mismo tono de voz tranquilo de antes sólo quería que su un poco despistado amigo cumpliera correctamente con la ayuda que había ofrecido, ya que era una oportunidad única la que le habían ofrecido maldecía el no poder ir el mismo. Pero tampoco quería ir a la cárcel por contagiarle una gripe al gran Magnate de empresas Aomine Daiki.

- ¡A...Ah! S...sí sí! -El pelirrojo asintió de manera inmediata tomando las preguntas anotadas en una pequeña libreta, llevándola en su mano jugando con las llaves del auto en su mano pensativo, ¿porque le ponía tan nervioso? El sólo iba a hacer unas cuantas preguntas a aquel importante hombre y sería todo.

Kuroko suspiró quitando aquel pañuelo de su frente haciendo una leve curvatura con sus labios imaginando que quizá no debió mandar exactamente a su mejor amigo, pero ya no había marcha atrás- Buena suerte -Susurro dejando su malteada en la mesa parándose a palmear el hombro del mas alto repetidas veces

- Gracias -Suspiro este mientras camina hacía la salida del apartamento mientras se repetía mentalmente lo que debía hacer.

Manejo rogando que un auto le chocará o el tráfico estuviera pesado. Era un manojo de nervios en vida, temblando como gelatina, para su desgracia nunca paso nada.

Llegó hasta con hasta mas de diez minutos de anticipación al lugar mientras tenía que doblar todo su cuello para poder ver el final de aquel maldito edificio, Aomine-sama sabía como triunfar en ese negocio...

En cuanto entro al enorme edificio alzó su ceja era mejor de lo que su mente había imaginado era un gran lujo. Casi parecía que había viajado al futuro.

La recepcionista de inmediato lo detuvo y le atrapó rápidamente asumiendo algo erróneo ya que el pelirrojo no tenía ni una mínimas idea de donde estaba la oficina de Aomine- Debe ser Kuroko-kun, Aomine-sama lo recibirá en un momento -Le dice la chica rápidamente mientras tecleaba en su computadora

- En realidad y-yo... -Trató de hablarle a la señorita de recepción y explicarle la situación a ver si ella le corría por no ser el citado correcto, la única razón que tenía era que en muchas partes había escuchado cosas espantosas del tal Aomine Daiki...

Una segunda mujer se acercó a el quedando frente suyo, un increíblemente ajustado vestido y tacones altos fueron los que llamaron su atención

- Por aquí Kuroko-kun -Explicó ella extendiendo su mano para apuntar el pasillo de las oficinas al final con un ascensor fueron al último piso, donde lo llevo hasta la última puerta que abrió y le indicó que pasará

El tigre mordió su labio listo para que cualquier cosa pudiera ocurrir, mas no esperaba que su suerte fuera tan mala.

Tropezó de último segundo en la puerta cayendo al suelo haciendo volar varios de sus papeles por el aire, lo peor del caso era que Aomine Daiki, el dueño de todo lo que sus ojos veían estaba allí mirando la vista

Claramente cuando escuchó el ruido de la estruendosa caía, el moreno se alejo de su escritorio y se acercó a paso deprisa hasta donde Taiga estaba- ¿Estas bien? -Le pregunto extendiendo su mano para ayudarle

Esa fue la primeras vez que sus ojos se juntaron....

50 Sombras De Aomine |AoKaga|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora