Parte Única.

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Bajo el sol de primavera.


KyungSoo caminaba hacia la salida de ese lugar. Los rayos del sol apenas comenzaban a salir y KyungSoo quería llegar a su casa antes de que cualquier vecino lo viera, era curioso cómo mientras él llegaba de trabajar, otros apenas se iban.


Mientras avanzaba por los pasillos del burdel, fue detenido por su jefe.


— ¿A dónde vas? Aún no repartimos la propinas —le dijo con voz fría.


KyungSoo movió sus ojos nerviosamente. En verdad necesitaba llegar a casa pronto, pero aceptó, dinero era dinero.


Su jefe le ordenó sentarse en una banca frente a la barra. SeHun, el barman se encontraba limpiando todo.


— ¿Qué tal la noche, KyungSoo? —le preguntó el joven pelinegro.


KyungSoo se tapó aún más con el abrigo largo que traía puesto. Si algo había aprendido era no confiar en nadie, también sabía que teniendo el oficio que tenía, era muy improbable que alguien se le acercara con buenas intenciones.


— Bien.

— Me alegro, de verdad —le contestó el joven mientras se guardaba algunos suspiros.


KyungSoo comenzó a sentirse incómodo, así que prefirió sacar el celular, tenía 10 llamadas perdidas y 5 mensajes. Suspiró cansado. Para su suerte o no, llegó su jefe y sus demás compañeras. Todas tenían la misma apariencia, todas usaban los mismos abrigos largos para cubrir o su desnudo cuerpo o su ropa muy reveladora para el día.


— Les fue bien esta noche —les felicitó su jefe sin ninguna emoción en su rostro, mientras comenzaba a repartir las propinas.


Tal vez KyungSoo siempre le temió a su jefe, pero debía reconocer que era justo a la hora del dinero.


Con la propina repartida, muchas comenzaron a retirarse, KyungSoo se bajó del banco y guardo el fajo de billetes dentro de la bolsa interna de su abrigo antes de ponerse en marcha para su casa, estaba por irse cuando el jefe lo detuvo de nuevo.


— ¡Espera! Te faltó más —le anunció con voz fuerte, las demás chicas que aún no se iban le lanzaron miradas de envidia.

— No, señor. Lo conté y está completo.

— El cliente con el que estuviste el resto de la noche pagó bien y me dejo una buena suma de dinero para ti. Yo sólo cumplo con sus indicaciones, sabes que en cuanto al dinero soy honesto.


KyungSoo abrió sus ojos, dejándolo sorprendido, y recibió otro fajo igual o más grande que el anterior.


— Gracias, señor.

— Cuando llegaste aquí, pidiendo empleo, jamás esperé que te llegara ni un sólo cliente. Eres bello, no puedo decir guapo porque tus facciones son tan delicadas... Acepté porque me gustaste y yo no le hago a esas mariconadas, pero jamás pensé que fueras tan bueno como para que un sólo cliente te dejará tanta propina...

Bajo el sol de primavera. [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora