Capítulo 48.

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Una vez en el hospital en la zona de urgencias, Michael se mantiene cerca de mi. No quiero alejarme de él, ni siquiera en un parpadeo. El doctor se acerca a nosotros y yo simplemente me contraigo de dolor. Suena su móvil y él se aleja un poco de mi para atender la llamada, cuando termina ya no me ve más y rápidamente pregunta a una de las enfermeras donde fui llevada. Le responden, pero no autorizan su entrada.

Michael empieza a caminar por todos los pasillos de un lado a otro, hasta que finalmente alguien se aparece, para que su angustia disminuya un poco. Es su hermana, Janet quién le hará compañía. 

 —¿Cómo está María? —Pregunta la morena levemente ajetreada y desesperada.

—No lo sé —Michael empieza con un tic en su pierna y suspira pesadamente. Janet lo tranquiliza, dándole pequeñas caricias sobre el hombro.

  Era un momento donde estaban realmente mal, querían saber como me encontraba, pero nadie daba una noticia de nada. Dudas. Angustia. Desespero. Se apoderan rápidamente en la sala de espera. Luego de varios minutos, el doctor Pattison se acerca hacía Michael y Janet y anuncia algo, que para el gusto de Michael, no fue bien recibido.

  —Quiero que se tomen esto con calma. Tenemos buenas y malas noticias. La buena, es que María salió de todo peligro, pero está algo delicada. La mala, es que el bebé no pudo resistir.

Michael se desplomó sobre el suelo y comenzó a sollozar, Janet, se acuclilla y lo abraza lo más fuerte que puede. Ella tiene que ser fuerte también, ya que si se muestra débil frente a su hermano, eso quizás no ayudaría mucho. El doctor se queda allí parado y Janet sube la mirada para verlo.

—¿Cuándo podemos ver a María? —Pregunta la morena con su voz de un hilo. 

—Quizás más tarde. Lo siento, con permiso. 

Janet asiente y seguido de esto, sigue consolando a su hermano.

—¿Por qué? ¡Por qué mi hijo! ¿Por qué? 

—Michael..., Michael... —Janet lo sacuda un poco y le hace mirarle frente a frente.— Al menos María está bien. Necesita de tu fuerza. Para ella también será difícil.

~***~

Pasaron algunas horas y Michael ya se había calmado lo suficiente. Sin embargo, Janet aún seguía con él en el hospital, esperando alguna noticia. Llega el doctor y anuncia que ya pueden ver a María, pero Janet prefiere que Michael entre primero.

Él se acerca lentamente a la cama y se sienta sobre esta, me acaricia cada hebra de cabello y sus ojos empiezan a lagrimear, pero él trata de contener las lágrimas. Abro los ojos lentamente y sonrío para él. Mi sonrisa parece que lo reconforta muchísimo, tanto, que se inclina y me da un beso sobre la frente. Abro los ojos de golpe y me siento sobre la camilla.

—¿Y mi bebé? —Siento como Michael se le quiebra la voz y se le contrae el rostro.

—El..., bebe... —Michael trata de explicarme, pero no es capaz. ¡Estoy asustada! 

—Michael, dime ya. 

Michael suspira y toma una de mis manos. Me mira fijamente y sus ojos empezaron a lagrimear de nuevo.

—María el bebé... —Suspira pesadamente— no hay bebé... 

Sentí que mi mundo se desplomaba en cuestión de segundos, ¿Cómo que no hay bebé? Me agarro la cabeza y siento enloquecer. ¡Quiero mi bebé! Agarro los brazos de Michael y lo sacudo lo más fuerte que puedo. Le reclamo. Le grito. ¡No puedo vivir con esto! Es demasiado. Él me abraza y me acuna en sus brazos. Me consuela. Me anima. Pero es imposible, no está mi bebé. Quiero mi bebé. En ese momento entra una enfermera y me ve algo alterada, le indica a Michael que tiene que salir del cuarto y ésta mujer me anestesia con un calmante. 

Casados a la fuerza © [TERMINADA] #Sakura2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora