Mi padre me desprecia. Según mi madre prefiere solo tiene mucha presión en el trabajo; pero siendo farmacéutico, no creo que se doble la espalda trabajando.
El siempre ha querido que fuera el niño que siempre ha soñado; con el que poder jugar al béisbol o a la lucha libre, pero en lugar de eso le ha tocado, según él; "Una princesita." ¿Pero realmente es eso malo? Desde muy pequeño me ha gustado utilizar las faldas y vestidos de mama para disfrazarme; según mis padres "cosas de chicas que yo no puedo utilizar" ¿Quién dice realmente que solo lo puedan usar las chicas? Jamás vi ninguna etiqueta o pegatina que indicase solo chicas, como en el dormitorio de mi hermana.
No tenía muchos amigos en el colegio, para los demás jugar con faldas y entrar al servicio de los chicos era algo demasiado extraño. Por eso, habitualmente mi mama me da clases en casa y por la tarde ayudo a mi padre en la farmacia. El no le cuenta a los clientes la razón por la que estoy así vestido, simplemente dice que "es un gracioso uniforme para atraer clientes"
Un día unas chicas entraron en la farmacia de papa. Era fácil distinguirlas y eran bastante mayores que yo, pero no eran adultas del todo, incluso me atrevería a decir que había alguna menor de edad.
Una de ellas, poso su codo en el mostrador y tras observar un poco tras el llamo la atención de mi padre. Al principio creí que era inglesa, pero mi padre todo el rato la atendió en español. Ella le pidió unas pastillas a nombre de su padre, pago y se dispuso a reunirse con las demás que la esperaban en la puerta. Entonces se paro, y se agacho hasta mi altura para ofrecerme un caramelo.
"Toma pequeñajo, espero que puedas comer azúcar."
Me llamo la atención su forma de despedirse, ya que una vez fuera, en lugar de mover la mano simplemente alzo los dedos. Era la primera clienta que no se reía de mi atuendo. Y eso me gusto mucho.
La chica no tarda mucho en volver a la farmacia pero esta vez se dirigió a mí directamente.
-¡Hey chico!-dijo asomada a la puerta.- ¿Te vienes conmigo a dar una vuelta?-Yo me acerque cabizbajo no me dajaban salir asi vestido a la calle.- No hace falta que te cambies.-Me levanto la cabeza, sonrió y asinti; le di la mano y nos pusimos en camino hacia donde se encontraba una de sus amigas.
Su amiga pensaba que me había secuestrado y tras tranquilizarla me la presento. Fuimos a un parque cerca de la farmacia y nos sentamos en un banco.
-A ver enano, ¿ves lo que llevo puesto?
-Un pantalón.
-¡Hombre, has hablado! Vale, y esto es...
-Ropa de chico.
-Ehw, error. ¿Tú que llevas?
-Una falda.
-Y es...
-De chica.
-Ehw, error. Mira, la sociedad hace parecer que una falda es de chica y un pantalón de chico, pero no es así, la moda agenero siempre impone y te diré un secreto, odio los vestidos.-dijo la chica susurrándome al oído.
Por fin sentía que alguien me comprendía, había sido una pequeña charla pero me agrado su actitud. Volvimos a la farmacia y mi padre me agarro de la muñeca y empezó a tirar de mí mientras me gritaba. Estaba muy enfadado.
-Suéltalo.
-¿Qué? ¿QUE DICES? ¿TE LO HAS LLEVADO TU EH NIÑATA?-inmediatamente me soltó y fue hacia la chica
-Señor, con toda la educación del mundo. Usted es un imbécil... ¡Shee! deje de chillar que me va a dejar sorda. Ahora me escucha usted a mí. El niño se va a vestir como quiera Falda, vestido...LO QUE QUIERA porque para eso es un niño y tienen derecho a expresar su propia identidad de la manera más cómoda para él. Y usted señor estará intentando darle la mejor educación del mundo, pero está condicionando la sexualidad de un niño. No se trata de imponerles nada, se trata de darles la oportunidad de elegir.
Hace 8 años que no uso faldas, mi padre pareció aprender la lección desde ese día. Pude haber elegido que ropa llevar. Ahora mi hermana trae a casa a su Ashley. Todos en casa la queremos mucho.
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¿Falda o pantalones?
Non-Fiction-¿Los chicos deben utilizar solo pantalones? +¿Las chicas deben utilizar solo faldas y vestidos? Los chicos y las chicas pueden vestir como quieran.