Parte 1

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¿Quien es él?


Mi nombre es TaekWoon, Jung TaekWoon. Acabo de llegar de Europa, mis padres me enviaron ahí para deshacerse de mí mientras ellos se divorciaban en secreto. Por supuesto que me di cuenta, no soy tonto, aunque lo aparento muy bien. 

¿Entonces por qué acepte volver a Corea? ¡Fácil! Un corazón roto.

Él fue mi primer amor, lo admito, me enamore como un estúpido y creí en el, creí que seriamos felices por siempre, y el día menos pensado me boto como si de un articulo desechable se tratara. Me dijo que soy un amargado, que mi sombrío estado de humor lo estaba agobiando y asfixiando, que se merecía alguien más... mas como él.

Mugre vida la mía. Y para el colmo compartíamos y asistíamos a la misma universidad, en el mismo curso. No me iba a quedar ahí viéndole todos los días como me restregaba en la cara su nuevo amor y lo feliz que era con otro.

Esa es mi principal razón de estar aquí, en Corea. Quiero olvidarlo, no pensar en él y que mejor lugar que mi país natal. Estoy totalmente seguro que ya no volveré a amar de ninguna manera.

Mi vuelo arribo a las 10 de la mañana y como era de suponerse ninguno de mis padres vino por mí, y a decir verdad me vale un carajo.

Me puse las gafas de sol y camine hacia la salida. En el camino mi mayordomo me esperaba, bufe molesto, no me gusta llevar niñeros a todos lados.

-Señorito TaekWoon, sea bienvenido – dijo sonriendo el viejo –

-¡Que hay Raúl! – Respondí arrojándole mi maleta – las llaves... -estire mi mano para que me entregara las llaves de mi deportivo, me trepe de un salto y conduje a toda velocidad ignorando los gritos del pobre anciano.

Debía admitirlo el aire de Corea es distinto a Europa, el viento soplaba haciendo mecer mis cabellos oscuros.

Llegue a casa después de dar algunas vueltas a la playa y visitar la tumba de mi abuelo, era la única persona que extrañaba y que veía como familia.

Como era de esperarse nadie excepto los empleados de servicio me dieron la bienvenida, llegue hasta mi habitación y me encerré en ella.

Monótono, miserable esas palabras describían perfectamente mi vida. Nada me faltaba respecto a lo material, nada excepto...

Mi móvil  empezó a sonar llamando mi atención, sonreí después de mucho tiempo al ver de quien se trataba, HakYeon.

-¿Por qué no me dijiste que llegarías hoy? – dijo con ese típico tono de madre teresa, rodé mis ojos fastidiado

-Hola Hakyeon, estoy muy bien gracias por preguntar, también me agrada tu llamada – dije sarcástico

-Como sea... estoy en frente de tu casa, más te vale que salgas de inmediato si no quieres que entre yo mismo – me amenazo

Salimos esa noche a un antro muy particular. Lo necesitaba en verdad. El alcohol hacia que mi ruptura con HongBin no doliera tanto.

-Veo que has cambiado ese color castaño por algo oscuro he – dijo mi amigo refiriéndose a mi cabello

-Es para que combine con mi sombría existencia – respondí de mala gana.

-¡Oh vamos TaekWoon! ¿No me digas que un chico destrozara al gran león? – había olvidado como me llamaban en corea. Leo, era mi sobrenombre desde niño y me gustaba.

Lo cierto era que si, HongBin destrozo mi corazón y el recuerdo golpeaba mi triste realidad burlándose de ella. ¿Acaso existe alguien que de la noche a la mañana puede dejar de querer a alguien y enamorarse tan rápido de otro? Y lo peor es que ni siquiera me dio la oportunidad de defender nuestro amor, luchar por él.

Fin Del Juego (Keo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora