one shot

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sesshomaru y kagome
-mierda-murmuré para mi misma. Supe desde el momento en que me desperté esa mañana que mi día iba a ser horrible. Sentada en mi coche,eche un vistazo al enorme todoterreno que estaba delante de m´¿cuál era su puto problema? llevaba atasvada en el mismo sitio, en esta autopista perdida de la mano de Dios durante 10 minutos. Y esos 10 minutos eran más de lo que disponía. Volví a mirar el reloj mierda.
Suspire y miré por la ventana, mis ojos ser encontraron con los del conductor del coche que estaba a mi lado. El hombre cuarentón me dedicó una sonrisa asquerosa y vocalizó la palabra "guapa" Argg... ¿porqué los hombres tenían que parecer cerdos? me eché hacia atrás en el asientoy dejé escapar un largo suspiro pensando en el debacle nada más empezar el día.
me había despertado con el atronador sonido de Muse sonando por los altavoces de mi despertador.
Protesté, enterrrando mi cabeza en la almohada, buscando a tientas el botón para apagarlo. Pero el sonido no cesó, si no que subío el volumen. ¿pero que demonios? Me estiré más para desenchufar el cable de la pared, y me caí de la cama. 
Desafortunadamente, el despertador y todo lo demás que había sobre mi mesilla de noche se cayó conmigo.
¡¡Oh Dios Mi Blackberry!! El ahora vacío, vaso de agua estaba tirado al lado de mi teléfono mojado. El pánico empezó a invadirme en cuanto agarré el teléfono en mi mano goteando. Estaba muerta. Toda mi vida y todos los horarios del señor Taisho estaban en esa cosa. cojí aire con fuerza, para calmarme. Quizás, podría secarlo y todo estaría bien, me dije a mi misma. Sí claro. Como si el agua y los paratos electrónicos caros se llevaran tan bien.
Recé en silencio. Pididendo que ayer por la noche me acordara de hacer una copia de seguridad.Pero de recordar el día que había tenido ayer, estaba totalmente convencida de que me había olvidado. Mi jefe, Sesshomaru Taisho, estaba de un humor particularmente desagradable, y habíapasad la mayor parte de su día dando órdenes y portazos. El tío era un bastardo de primera clase. Había sustituido a mi anterior jefe hace nueve meses, y ahora eraun gillipollas y lo había sido desde el primer día. Normalmente no me molestaba. no había llegado a donde estaba por mi cara bonita. Pero ese día estrené mi vestido Calvin Klein, un enorme derroche y me sentía particularmente bien conmigo misma. su rabieta me había hecho planterme contratar un asesino en serio a eso de las seis de la tarde. Suspiré cuando me di cuenta de que iba a pasarme toda la hora de la comida buscando un teléfono nuevo.
De alguna manera me las apañé para olvidarme de mi incoherencia y preparme para el día. Por supuesto, me olvide de mi café y las llaves se cayeron por detrás del sillón,pero de algún modo, gané unos minutos mientras corría hacia el coche. Eso fue por supuesto, antes del accidente. Me tomó casi una hora, ya que cuando llegué a la zona del accidente, los restos estaban bloqueando tres carriles en la carretera y el tráfico se condensaba en una sola vía. Oficialmente llegué una hora tarde a la oficina. En otras circunstancias, hubiera llamado, pero mi teléfono todavía estab en casa, tirado sobre una pila de pañuelos de papel empapados de agua, al final del cubo de basura de mi cuarto de baño.
Sabía que esto iba a ser un infierno, aunque yo me sentía orgullosa de llegar siempre quince minutos antes al trabajo, Nunca había llegado tarde. Hasta hoy. Y todo porqué él era un guillipollas. el señor Sesshomaru Taisho. Puse los ojos en blanco mientras su nombre azotaba mis pensamientos; no podía soportar a ese tío.Tenía unos aires de superioridad, y una actitud pomposa que jamás había visto en nadie. Solía escuchar lo que las otras mujeres de la oficina cuchicheabas sobre él porque tengo que dmitirlo, era extremadamente guapo. Pero si tienes algo de sentido común tienes que darte cuenta de que en la vida, la belleza es solo una primera capa, y que la fealdad llega hasta lo mas profundo.Yo había tenido mis líos con chicos en los últimos años; salí con algunos en el instituto y en la universidad.Pero este se llevaba la palma.
muchacho para guapo!!
-Bueno bueno señorita Higurashi, ¿qué hora es ahora mismo en su pegueño mundo?-preguntó con tonó condescendiente a medidaque yo entraba en la oficina. Estaba de pie junto a la puerta de su despacho, al otro lado de a habitación, tan guapo y arrogante como de costumbre.Medía alrededor de 1.80 y su cuerpo parecía esculpido en mármol.Había cometido el error de visitar de visitar el gimnacio del hotel durante una convención el primer mes que trabajamos juntos, y me lo encontré sudoroso y sin camisa al lado de las cintas de correr. esa imagen se quedaría grabada a fuego en mi mente para siempre.Pero, por supuesto,tuvo que arruinarlo abriendo la boca.
"Es agradable ver que por fin tiene interés en ponerse en forma, señorita Higurashi". Guillipollas tenía una cara por la que cualquier modelo mataría, y el pelo mas increíble que había visto en un hombre.Pelo sexy. Es así como lo llamaban las chicas del piso de abajo, y se lo había ganado a pulso.
-Lo siento Señor Taisho. Hybo un accidente en la autopista, y he llegado lo más temprano que he podido.No volverá a pasar, señor-Dije en tono cortés, a pesar de que mis dedos estaban prácticamente deseando arrancarle sus bonitos ojos dorados.
-Tiene razón, no volverá a pasar-respondió con esa sonrisa torcida que hacía que mi estómago girase y saltara al mismo tiempo.Si solo pudiera mantener su maldita boca serrada, sería perfecto.Un poco de esparadrapo en su boca y no me importaría hacer realidad los sueños que tenía con el; en la sala de contadores, en su mesa, en mi mesa, tendidos sobre sábanas de satén...-Y para no permitir que este incidente borre su memoria, quiero los formularios que he dejado en su mesa esta mañana, terminados y en m despacho a las seis.Y luego va a recuperar la hora que ha perdido esta mañana haciendo la presentación conmigo en la sala de conferencias-
Mis ojos se abrieron mientras su voz irrumpía mis pensamientos, y lo observé mientras se daba la vuelta sin decir nada más, cerrando la puerta de su despacho en mis narices.Vaya.Un bastardo.Sabía de sobra que una presentación para una campaña de publicidad no podía hacerse en...miré el relo.Genial, siete horas y media, si me saltaba la comida. Arrojé el bolso debajo de la mesa y me senté para encender el ordenador, murmurando para mí misma y abriendo la carpeta que había encima de mi mesa. Bueno, por loo menos era un simple anuncio de zapatos, no era difícil pensar un slogan. Aún así me había dado un límite de tiempo irreal.¿he dicho que mi jefe es un gillipollas?Mientras tdo el mundo comenzaba a salir para almorzar, yo seguía sentada en mi mesa, con mi paquete de Ritz Bits que había comprado en la máquina expendedora de camino al baño. Normalmente me habría traído algo para almorzar, o saldría con los demás compañeros para comer algo, pero el tiempo no estaba de mi parte hoy. Escuché abrirse la puerta de la otra oficina. Levanté la mirada y sonreí mientras mi amiga Sango entraba. Sango llevaba trabajando para Taisho Inc. casi tanto tiempo como yo. Era dulce y amable, y una de mis personas favoritas aquí -lista para comer, Kagome?-me preguntó sonriendo dulcemente.
-Dios, Sango lo siento, sé que te lom prometí, pero hoy es un día jodido. No hay manera de que pueda acompañarte-La miré, disculpándose, y su sonrisa se cambió por un mohín.
-¿Día jodido o, jefe jodido?- se sentó y se río por lo bajo.Sango lo sabía todo acerca de Sesshomaru "el guillipollas" Taisho. Era una leyenda viva en este edificio. Nadie discutía con él si querían conservar su empleo.
-Tienes razón en lo segundo-le respondí. cerré los ojos y dejé escapar un gran suspiro-Mira, estoy absolutamente inundada de trabajo. Baja y come sin mí.
-Pero...-ella intentaba discutir.
-Sango, de ninguna manera, incluso si trabajo sin parar hasta las siete, sigo pensando que no puedo terminarlo a tiempo.Lo siento muho, prometo estar con vosotros la proxima vez.-
-Está bien. Pero no dejes que tu jefe te putee. Tiene suerte de tenerte y lo sabe. Todos sabemos quién maneja aquí las cartas-Sango sonrío y salió de la oficina.
Dios, iba a ser un día muy largo. Me di cuenta por tercera vez que mis medias empezaban a caerse. Siempre me vestia de forma impecable para ir al trabajo. Y gracias a mi mejor amiga Rin, mi ropa era moderna y profesional. Insistía en que yo estaba echa para el look de "secretaría caliente" así que en mi armario predominan muchas faldas lapíz, blusas femeninas y blazers, joyería simple y por supuesto. y de nuevo gracias a Rin, los mejores zapatos que el dinero podía comprar.Siempre había odiado los tacones, pero ella me había enseñado que los más caros solían ser de mejor calidad y eran más cómodos. Odiaba admitirlo , pero tenía razón. Y ahora mi armario era el hogar de muchísimos pares de sexis zapatos de diseño. Lo único que odiaba, eran mis gafas. Siempre me sentía como una tonta con ellas. Pero las lentillas no me iban bien, y no podía leer sin ellas. Así que Rin me ayudó para escoger las gafas perfectas que en sus propias palabras, "complementan el look".Mientras me agachaba por debajo de mi mesa para subirme las medias, sentí que alguien se aproximaba. Sin mirar, hable...
-mira Sango, ya te lo he dicho...-pero paré cuando finalmente levanté la vista y vi que no era sango la que estaba allí. mis mejillas se encendieron y me bajé la falda para taparme las medias-lo siento señor Taisho, yo...-pero él me cortó
-Señorita Higurashi, ya que obviamente tiene tiempo para visitar a las otras chicas de la oficina, también lo tendrá para terminar el proyecto de Nike.-dijo mientras me miraba-Tambien necesito que vaya a contabilidad y recupere el análisis de las ganacias del tercer trimestre. ¿cree que podra arreglárcelas?- había dicho chicas de oficina?suspiré con fuerza y miré a los montones de trabajos que todavía tenía que hacer, intentando calmarme. Volví a mirarlo y me encontré con sus deslumbrantes ojos dorados.
-con todos mis respetos, señor Taisho. Soy loa unica persona y...- -No era una petición. Eso será todo, señorita Higurashi- me cortó, mirandome por un momento con la mandíbula apretada, y luego se dio la vueltay volvió rápidamente a su despacho, dando un portazo.
¿Cúal era su jodido problema? ¿pensaba que era necesario dar portazos? Puse mis ojos en blanco, y agarré mi chaqueta de mi silla para ir hacia contabilidad. Cuando volví, llamé a la puertadel despacho pero no obtuve respuesta y la puerta estaba cerrada con llave. El muyguillipollas probablemente había salido para ir a comer bmientras me dejaba a mí con sus tareas. Deslicé la carpeta a través de la ranura de corre en la puerta, esperando que los papeles se esparcieran y tuviera que recojerlos y clasificarlos él mismo. Le estaría bien. Después de pensarlo bien, me esperaba que no fuera así. Conociéndolo, me llamaría desde ese agujero infernal para recojerlos yo misma mientras él me observaba hacerlo; róbandome más tiempo de mí ya imposible proyecto.¡joder! Pensé para mí misma por enésima vez en la última hora. Apuré por el oscuro pasillo del edificio, ahora vacio; llevaba el material para la presentación bajo mis brazos, y miré el reloj. 7:20. Dios mío, no me puede pasar nada bueno hoy? El señor Taisho iba a patearme el trasero. Llegaba 20 minutos tarde.Él odiaba los retrasos.Llegar tarde era algo que no se encontraba en el Diccionario de guillipolleces de Sesshomaru Taisho, ni corazón, amabilidad, compasión o gracias. De nuevo me encontré a mí misma tramando el asesinato documentos. de ese bastardo que trbajaba en Kinko's. Un trabajo simple, eso fue todo lo que le pedí. Que me hiciera unas fotocopias, y clasifiar unos cuantos Debería ser pan comido. Pero no dos horas.Le había llevado dos horas. Y ahora, ahí estaba yo, corriendo por los pasillos vacíos del edificio conmis tacones italianos de 350$, corriendo hacia mi ejecución. Respira, Kagome. Puede oler el miedo. A medida que me acercaba a la sala de conferencias, intenté calmar mi respiración. A lo mejor él llegaba tarde, y todavía estaba trabajando en su despacho. Sí claro. Pasé por su despacho y mis miedos se confirmaron. La puerta estaba abierta, la lámpara de su mesa encendida, y su gran silla de piel vacía. Mierda. Aminóre la marcha mientras me aproximaba a la sala de confrerencias.Una luz tenue se colaba por debajo de la puerta cerrada. Definitivamente él estaba allí, esperando por mí. Con cuidado, me atusé el pelo y la ropa mientras sostenía los documentos con el brazo. Cogí aire, y llamé a la puerta.
-pase-mi respiración se detuvo y un grito ahogado se escapó de mis labios en cuanto escuché el tono de su voz. No sonaba enfadado, era peor. Sonaba aurrido. aburrido de esperar. Creo que esto es lo que ellos entienden por reflejo de lucha y huida. Enderezando los hombros, entré en la sala, débilmente iluminada. La sala era grande, uno de los lados estaban cubiertos por ventanales que iban del suelo al techo y que permitían uan hermosa vista, desde el piso 18, del paisaje urbano de Chicago. En el centro había una enorme y pesada mesa de madera para las reuniones, y sentado en la cabecera y mirándome, estaba el señor Taisho. Estaba allí sentado, con la corbata desatada, el cuello de la camisa subido y las manos entrelazadas. Una mirada de total aburrimientose había establecido en s perfecta cara. Tenía los ojos clavados en los míos, pero no dije nada.
-disculpe señor Taisho-dije con voz vacilante y mi respireción todavía entrecortada-Ha habido una confusión con el...-me detuve. Las excusas no iban a ayudarme en mi situación. Y además, no iba a dejar que me culpara por algo sobre lo que yo no tenía la culpa. Podía besar y culo. Con mi recien estrenada valentía, levante la barbilla y caminé hacia la mesa. Sin mirarlo a los ojos, busqué entre mis papeles y dejé la presentación sobre la mesa de madera, entre ambos.-Está listo señor Taisho?-Le pregunté, sin ocultar el veneno de mi voz. Levantó la mirada y me miró, sin responder, taladrando mi valentía. Esto sería más fácil si no fuera tan guapo. De qué sirve tener esa cara tan bonita si el dueño es un guillipollas? me odiaba a mí misma por percatarme de su guapura. Por supuesto que era guapo, por eso podía actuar como un enorme cretino con todo el mundo. Todas las mujeres de este edificio se lanzaban a por él pero era demasiado arrogante y presuntuoso para darse cuenta.Todas menos yo. Podría ser sexy hasta morirse, pero la cagaba cuando una palabra salía de su boca. Todavía sin decir nada, gesticuló con la mano sobre los documentos que había delante de él, indicándome que continuara. Me aclaré la garganta y comencé con mi presentación. Mientras yo avanzaba por las diferentes fases de la campaña, él no dijo ni una palabra. Miraba a la nada. Yo estaba inclinada sobre la mesa, gesticulando sobre la serie de fotografías cuando lo creía necesario. Su mano se levantó despacio de su regazo, y la puso sobre la parte baja de mi espalda descendiendo, hasta posarla sobre mi glúteos.
-La compañía de impresión puede hacer esto-paré mitad de la frase, con la respiración atrapada en mi garganta, y me helé.Por un instante, un millón de pensamientos azotaron mi mente. En los 9 meses que llevaba trabajando para él, jamás me había tocado intencionadamente. Esto era, definitivamente, intencionado. El calor de su manome quemaba l piel a través de la falda. Cada músculo de mi cuerpo se tensó. Qué demonios estaba haciendo? mi cerebro gritaba para que apartara su mano, y decirle que no volviera a tocarme jamás, pero mi cuerpo tenía otros planes. Mis pezones se endurecieron, y mi mandíbula se cerró con fuerza. Pezones traidores. dejé salir el aire que tenía retenido, y sentí el corazón latir con fuerza en mi pecho. Por lo menos había pasado un minuto, y ninguno de los dos dijo nada, nuestras era lo único que se escuchaba en la sala de conferencias,
-Dese la vuelta, señorita Higurashi-dijo despacio. El sonido de su voz rompió el silencio y cerré mis ojos ante ese sonido. Me di la vuelta despacio, su mano moviéndose conmigo,hasta ponerla en mi cadera.Miré hacia abajo para encontrarme con sus ojos, y me miró con intensidad. Más silencio. Podía ver su pecho subir,bajar; cada respiración era más profunda que la anterior. Comenzó a mover su pulgar, despacio, de atrás hacia adelante; sus ojos nunca dejaron los míos. Estaba esperando a que lo parara; había pasado bastante tiempo para que yo le dijera algo. Pero lo odiaba tanto que no sabía que no podía decirle esas palabras. Nunca me había sentido así. Cada músculo se tensaba con anticipación. podía sentirel calor emanando de su mano, recorriendo mi cuerpo, y la humedad comenzaba a filtrarse por mi ropa interior. con sus ojos clavados en los míos, empezó a bajar su mano. sus dedos reorrieron mi muslo, hasta el dobladillo de mi falda. la apartó y su mano se paró en el borde de mis medias, enroscando su suave mano alrededor de mi muslo. a medida que su mano alcanzaba mi pierna, mi cuerpo se estremecía, con la rabía y la lujuría batallando en mi interior. comó puede atreverse a tocarme? lo odiaba más de lo que pensaba, pero ahora mismo, me odiaba más a mí misma. como podía dejar que mi cuerpo reaccionara de esta manera? quería darle una cachetada y mandarlo a la mierda; pero quería que siguiera tocándome más que todo eso. la ansiedad entre mis piernas estaba creciendo, y podía sentir la humedad cuando sus dedos se acercaron más. alcanzó el borde de encaje de mis bragas y deslizó los dedos por debajo. lo sentí contra los labios y rozó mi clítoris antes de introducir un dedo en mí. cerré los ojos y me mordí el labio intentando reprimir un gemido. cuando lo miré de nuevo, sus ojos estaban cargados de lujuria, y en su frente estaban empezando a brotar gotas de sudor.
-oh-gruño en voz baja. sus ojos se cerraronm, y parecía que estaba teniendo la misma batalla que yo. bajé la mirada hasta su regazo y pude ver su miembro duro tensando la tela de su pantalón. con sus ojos todavía cerrados, retiró su dedo y agarró la tela de mis bragas con la mano. estaba temblando y me miró, con furia y lujuria en sus ojos. con un rápido moimiento, las arrancó de mi cuerpo. el sonido del desgarro rompió el silencio, alzó mis caderas bruscamente, elevándome hasta la fría mesa y abriendo mis piernas enfrente de él. sentí como el calor invadía rápidamente mi cuerpo y solté un gemido cuando sus dedos volvieron a acariciar mi clítoris. despreciaba a este hombre y todo lo que tenía que ver con él, pero mi cuerpo me traicionando; ansiaba que me tocara de la manera que lo estaba haciendo. no eran las mismas caricias suaves y amorosas a las que estaba acostumbrada, pero mi cuerpo sentía un frenesí bestial. eché la cabeza hacia atrás y me apoyé en los codos, sintiendo como el orgasmo se aproximaba con rapidez. pero entonces él paró, retirando su mano de mí. mi cuerpo palpitaba por la pérdida. levanté la cabeza para mirarlo.
-ese es su castigo por llegar tarde Señorita Higurashi- dijo el muy gilipollas mientras salia de mi interio.
no se como ni cuando pero juro que esta me las pagas Sesahomaru Taisho

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⏰ Última actualización: Jun 12, 2017 ⏰

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