La historia de Elizabeth Gallagher

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Era un día de abril cuando creía que era la chica más feliz en este mundo, tenía un novio, tenía a mis padres juntos, tenía amigos que me entendían o eso pensé. Yo salía con mis amigas cuando de pronto observé a lo lejos que mi novio estaba coqueteándole a una chica, él por su parte creo que no se había percatado de que lo estuviera observando, supongo que mis amigas cuando lo vieron sabían de lo que él planeaba hacer y entonces con los celos en el cuello le dije a mis amigas:

-¡¡Ya vieron, le está coqueteando a esa chica!! No puedo quedarme así, mirándolo como si nada estuviera pasando, voy a ir. -decía frustrada y con el enojo ahogándome-

-No, no vallas solo te lastimarás más, no lo hagas tal vez... solo es una amiga. - me decían a modo de ocultar lo que pasaba o sabían-

-¿Una amiga?, no creo, yo conozco a todos sus amigos, no creo que no haya ninguno que no conozca y de esa tipa no sabía de su existencia, debe ser una zorra que sólo quiere sexo y él está ahí todo pendejo, tengo que decirle algo!

-No hagas caso a tus impulsos, -decían todas susurrando y una con voz alta les dijo- ¡ya!, tenemos que decirle, es nuestra amiga no sean así- Shhh -decían las otras con tal de callarla-.

-¿¡Decirme que!? -decía con un tono de alarma que parecía que ya me iba a salir de mis casillas-

-Emm... tu... novio ya... ya tiene a alguien más -decía la chica con un tono preocupante, las otras la miraban feo por haber dicho eso-

-¿Y por qué no me lo dijo? -decía con la mirada caída y los ojos llorosos-

-Supongo que estaba esperando el momento para decirte -dijeron ellas cuando notaron que ya estaba hecha pedazos-

-¡¡Creí que eran mis amigas!! ¿Por que me lo ocultaron? -decía mientras mi voz apenas salía-

-Lo somos, perdónanos si te lastimamos, no queríamos hacerte daño, queríamos no ponerte así, queríamos protegerte -decían con tal de tranquilizarme-

-¿Protegerme? Pero de qué, sólo ya no me quería, pudo, pudieron habérmelo dicho -decía con la voz toda ronca y con las lágrimas saliendo-

Esa misma noche yo sólo quería llegar a mi casa y llorar para después quedarme dormida. A la mañana siguiente, mis amigas o mejor dicho las personas que creía que eran mis amigas, llamaron para saber cómo estaba, cogí el celular, les dije que estaba bien, sólo para ocultar el dolor que yo sola creía poder superar, preguntaron si quería salir con ellas, pero sonó el teléfono de la casa, les dije que tenía que cortar la llamada porque me hablaban por el otro teléfono, creo que entendieron la referencia, atendí el otro teléfono, era mi madre invitándome a desayunar con ellos a las 9, asentí y colgué inmediatamente.

No podía ir así como estaba, me arreglé para que pareciera que no me pasaba nada y que estoy bien, no quería hablar del tema y no quería que sé enteraran, no quería dar explicación alguna, lo único que tenía en mente era que ya no importaba, sentía que ya nadie me necesitaba en su vida, en eso eran como las 7 de la mañana, estaba toda nerviosa porque no sabía que ponerme para estar presentable, de pronto en mi armario, noté que había un vestido, no me acordaba de ese vestido, lo tomé, vi que era de un color rojo vino, y rápidamente me vino el recuerdo de que ese vestido era el que iba a usar para celebrar nuestro tercer mes de novios, en ese momento comencé a llorar, sentía como un vacío dentro de mí se apoderaba de todo, como si una tormenta pasara por mis ojos y no me dejase salir de ella, me traté de calmar, me bañé, me sentí fresca y un poco mejor, me puse el vestido, tomé mis cosas, subí al coche, puse mi música a todo volumen hasta que llegue a casa de mis padres, bajé del coche, y vi que mi madre me veía con unos ojos de tristeza, tuve el presentimiento de que algo pasaba en esa casa, pasé a sentarme al comedor y mientras pasaban la comida me decían:

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⏰ Última actualización: Aug 25, 2019 ⏰

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