Capítulo 2.

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Hermione había regresado ya de su viaje con sus padres, la habían llevado a París, pues sabían que en una ocasión habían ido y a ella le había encantado, no obstante se había ido decepcionada ya que le habían falto muchos lugares por conocer. Así que estas fueron las dos mejores semanas que pudo haber pasado Hermione de no haber sido por la preocupación y el gran vacío que sentía que no la dejaban vivir.

- *¿Cómo estará? ¿qué estará haciendo? ¿seguirá pensando en mí?*-

Estaba pensando la castaña cuando de repente escuchó un pequeño ruido proveniente de su ventana, volteo, una pequeña lechuza color gris se encontraba volando junto a ésta.

-¡Pigwidgeon!.- dijo la chica con una sonrisa en la cara.

Pertenecía a su gran amigo Ron Weasley, sintió que su corazón latió rápidamente, había permanecido tan encerrada en su propio mundo que se había olvidado que ellos tenían una misión, y que tenía que llegar a la madriguera lo más pronto posible, y también sabía que antes de irse tenía que dejar a salvo a sus padres, no los podía dejar desprotegidos.

Tomó la nota que se encontraba atada en la pata del pequeño animalito y comenzó a leerla:

Hermione:

            Los miembros de la orden han decidido ir por Harry. Voldemort ha recobrado ya bastante fuerza, lo que ocurrió en el Expreso de Hogwarts los tiene muy preocupados. Quieren que nos reunamos todos en la Madriguera lo más pronto posible.

            No tardes.

Ron.

La chica se dejó caer sobre su cama, sabía que a partir de este momento todo cambiaría en su vida. Sabía que tendría que dar lo mejor de sí, incluso su vida, con tal de detener a Voldemort porque sólo así lograría su gran felicidad.

Hermione se encontraba preparando todas sus cosas, tratando de averiguar cómo dejar protegidos a sus padres, pues sabía que no era lo suficientemente fuerte como para poner un hechizo protector, tenía que hacer algo mejor. Cuando estaba haciendo sus maletas de repente recordó su último día en Hogwards, cuando había empacado todo lo que había en el colegio que fuera de su pertenencia, pues sabía claramente que jamás regresaría o por lo menos no regresaría como estudiante. Inmediatamente después de esto recordó su conversación con William, específicamente cuando éste le había dicho lo que pensaba hacerle Draco…

-¡Eso es!.- dijo con una enorme sonrisa en su rostro, la cual se desvaneció inmediatamente.

Había encontrado la forma de proteger a sus padres, aunque ello quisiera decir que la olvidarían para siempre o por lo menos lo que durara la batalla para que no les hicieran daño tratando de averiguar dónde se encontraba ella, sabía que los mortífagos tratarían de buscarla porque era la mejor amiga de Harry Potter, el niño que vivió, y lo andarían buscando. También sabía que Draco, su gran amor, haría todo lo posible por evitar que les hicieran daño. Tomo sus pertenencias, tenía que dejar lo menos posible, y bajó las escaleras.

***

- ¿Qué te ocurre?.- dijo Zabini a Draco.

- Nada.

- Claro, como tú digas, pero si sigues con esa actitud te van a venir descubriendo, debes de dejar de pensar tanto en ella, si el Señor Oscuro se da cuenta puedes irte despidiendo de ella para siempre.

- Ya te dije que no tengo nada, y ¡déjame en paz!.- dijo el rubio con un gran grito.

Era más que evidente que desde la separación con Hermione todo en él había cambiado, no podía dejar de pensar en ella y eso lo estaba perturbando bastante. Ya había ido a visitarla, y se había dado cuenta que era feliz, se encontraba en París al lado de sus padres. En ese momento se dio cuenta que también tendría que protegerlos ya que no podía dejar que ella sufriera de ningún tipo.

Recuerdos de amor (Draco y Hermione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora