El Comienzo

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A lo lejos se pueden escuchar disparos, seguidos de algunas cuantas explosiones.

—¡¿Donde estas, Niña?! —grita un sujeto a unos metros tras de mi.

Al escuchar aquella voz decidí comenzar correr, mis latidos eran demasiado bruscos, mi respiración muy rápida, y yo no tenia ninguna intención de detenerme.
Sin embargo, como si de un mal chiste se tratara tropecé y caí al suelo.

—¡Así que ahí estabas! —dice aquel hombre mientras se acerca a mi, me levanta para despues darme un golpe en el estomago.

—No eres tan ruda sin ese amiguito tuyo es una lastima que este muerto ahora —dice el hombre con una sonrisa siniestra—. ¿Verdad Kristal?

—No hables así de Max —dije apenas recupere un poco el aliento.

—Lastima pudo haber sido un buen soldado fuego. —dijo sujetándome por el cuello de la camisa—. ¿Te unirás al ejercito fuego? o ¿tendré que matarte?

—Nunca. —respondí mientras intentaba soltarme.

Me agache y tome un cuchillo que tenia en uno de mis zapatos y se lo enterré en el brazo, causando que me soltara.

—¡¡Maldita!! —dice cubriendo su herida con una mano.

Aproveche ese momento para escapar, y corrí como nunca había corrido en aquella cuidad en la cual había vivido durante ya casi 15 años, estaba claro que ese sujeto ya no podría alcanzarme. Entre corriendo a mi casa y empaque un poco de comida, ropa, agua y ultima fotografía de mis padres.

Mientras me iba de la cuidad, pude notar lo horrible que pueden llegar a ser las personas. Es increíble que el reino fuego se capaz de hacer esto, pero creo que despues de la guerra es obvio de esperar que los 7 reinos estén en un conflicto despues de lo ocurrido hace 20 años.

Seguí corriendo hasta llegar ah una pequeña escuela abandonada, donde algunos chicos y yo nos encontrabamos antes de que todo sucediera.

—¿Kristal? ¿Estas bien? —pregunto una voz apenas entre.

—Si, ya volví —respondí.

—¿Y Max? —pregunto el chico en el fondo de la habitación.

—No pude salvarlo —dije soltando un golpe a la puerta de metal donde me encontraba recargada.

—Tenemos que irnos llama al resto de los chicos para irnos pronto.- Agregue dándole un giro a la conversación.

—Claro, nos vemos en el patio trasero —respondió.

Fui en dirección a la enfermería, ya que era una escuela tenia una gran cantidad de medicamentos que podrían sernos utilices. Hoy estaba inusualmente cansada, hoy finalmente teníamos que irnos de esta ciudad donde crecimos, y hoy con la caída de Max oficialmente no quedaba nadie considerado adulto en la ciudad, únicamente quedamos los pocos jóvenes, niños que habíamos escapado del ejercito del reino fuego.

—¿Estas lastimada cierto? —pregunto alguien detrás de mi.

Me di la vuelta y pude ver a Tobi recargado contra el muro, él era el chico mas grande que quedaba, era un poco alto, y desde que los adultos se fueron y no volvieron, Max y el se hicieron cargo de todos.

—Solo un poco —dije cubriendo el raspón de mi mano—. No es nada.

—Ven vamos a curarte esa mano —dijo tomando una venda y un poco de alcohol que estaba en mi mochila. 

Tobi sujeto mi mano, y puede sentir un poco de calma, aunque solo duro unos pocos segundos porque tiro el alcohol a la herida sin cuidado alguno.

—¡Auch! —dije con la voz mas baja que pude.

—¿Y como fue que te hiciste esto kristal? —pregunto.

—Nos encontramos con el soldado del reino fuego de nuevo —dije cerrando los ojos.

—Creo que ese sujeto esta obsesionado con nosotros —respondió—. Principalmente contigo Kristal.

Tobi termino limpiar y vendar mi herida, se creo un ambiente tenso que Tobi elimino en un segundo, cambiando la conversacion.

—Listo, vámonos seguramente los demás ya nos están esperando —dijo sonriendo.

—Si —respondí.

Tome mi mochila de la mesa, y seguí a Tobi corriendo  hasta el patio trasero de la escuela.

—¿Todos Listos? —pregunto Tobi en un tono bajo—. Entonces vámonos.

Nuestro grupo era un grupo formado únicamente por niños, al principio éramos mas de treinta pero en el ultimo año el grupo se redujo hasta llegar a ser 9 personas bueno ahora 8 sin Max. No recuerdo cuando fue la ultima vez que vimos a un adulto que no fuera un soldado del reino fuego.

Llevábamos un rato desde que habíamos salido de la ciudad, yo calculo que fueron unas 3 ó 5 horas de caminata. Hasta que observamos un laboratorio del reino sombra, nuestro reino de origen.

—¿Creo que deberíamos descansar aquí? —dije mirando el cielo el cual comenzaba a oscurecer— Además, ¿podría haber alguien que nos ayude adentro?

—Claro entremos, y demos una vuelta —respondió Tobi.

— Erick y Ángel vayan al derecha, Samantha y Miguel, por la izquierda, Vania tu conmigo  ambos revisaremos las oficinas y Kristal y Elena vaya ala bodega de suministros tal vez ahí haya algo que podamos ocupar —dijo Tobi en un tono bajo mientras abría la puerta principal.

Y una vez entramos, el ambiente que se veía era muy tranquilo parecía que llevaba al menos unos meses sin ningún tipo de contacto del exterior, aun así cada uno siguió el plan de Tobi y fue a donde se le asigno.

Elena y yo revisamos cada una de las habitaciones excepto una porque tenia una puerta que era electrónica y no podría abrirse sin el código. Pero había algo extraño, como era que seguía funcionando, si la electricidad fue algo de lo primero en caer al inicio de esta crisis.

—¿Qué extraño que la electricidad sigua funcionando aquí? —pregunte.

—¿Tal vez tengan un generador? —respondió Elena.

—Tal vez tengas razón —respondí—. Pero de todas formas digámosle a los demás.

Mientras nos estábamos marchando escuche que una de las cámaras detrás de nosotras se movió, pero cuando volteé a verla estaba apagada y mirando a una dirección diferente.

—¿Kristal encontraste algo? —pregunto Tobi.

—Un poco de agua, y tres latas de comida —respondí.

—Lastima que no haya electricidad —dijo Tobi.

—Si hay electricidad de hecho, estoy seguro de que una de las cámaras nos estaba siguiendo —dije un poco mas bajo—. Además, hay una puerta que necesita algún tipo de código para poder abrirse y el lector de pantalla aun funciona.

— Esta bien, lo investigaremos mañana por ahora creo que debemos de descansar —dijo un poco pensativo.

—Encontré unos dormitorios, creo que ahí  dormían los empleados de este laboratorio —dijo Samantha acomodando su cabello castaño.

—Bueno vayamos mañana continuamos la investigación —dijo Tobi aun algo pensativo.

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