Lyndsey Gunnulfsen una chica normal como cualquier otra, era una joven muy carismática, y no le costaba mucho hacer algún amigo que otro, podía entablar una conversación sin problemas y no era de buscar conflictos. Se mantenía sola y asistía a clases, no le sobraba nada pero si le faltaba algo. Era un poco timida a la hora de expresar sus verdaderos sentimientos, era una persona cerrada cuando se trataba de expresar su interior, lo que realmente queria decir no salía por cuenta propia y muchas veces por temor a lo que las demás personas opinaran de ello.
A veces se preguntaba si ella estaba bien realmente. Nunca lo decía pero a veces sentía que no era ella la persona que veía, que sus pensamientos siempre estaban dominados por alguien más. No sabía como expresarse y se sentía algo atrapada en ello. Realmente quería explotar y expresarse, de la manera que fuese, pero nunca lo conseguía. Su situación se semejaba a la de una puerta cerrada por dentro, el problema era que ella estaba afuera.
Un noche sin nada que hacer sintió ganas de caminar, salir de su casa un rato más porque ya no podía con sus pensamientos, entonces se dirigió a el autoservice más cercano que encontró y se compró una soda, una de sus favoritas, Demon lips, la cual tenía sabor a cereza y te dejaba los labios algo colorados. Al salir, bebió un poco de su bebida y se puso los auriculares dispuesta a seguir caminando en esa noche tan solitaria que la hacia sentirse tan bien pero a la vez tan triste. Caminó un largo rato mientras bebia de a sorbos pequeños su lata de soda de cereza, mientras se dirigia a una plaza que le gustaba mucho. En el trayecto se puso a cantar y a bailar como si estuviese en un video musical, ya que no había nadie a esas altas horas de la noche, ¿como no aprovechar semejante oportunidad?. Lyndsey se olvidó de todo y con el volumen al máximo cantó como si no hubiese un mañana, cerró los ojos y no le importó que los vecinos llamarán a la policia por el escandalo que hacía en la calle.
Todo iba bien hasta que en la mejor parte de la canción se arrodilló en el camino de piedras de la plaza y como una estrella de rock imaginó un microfono y un publico, entonces una cosa llevó a otra y se encontro haciendo un headbanging profundo de una sola vez y al abrir los ojos se encontró a unos chicos que jugaban al tonto en uno de los juegos del lugar. Eran cinco y todos volteron a verla con una expresión de sorpresa y también gracia. Sonrojada por la vergüenza se quito los auriculares y se levanto del suelo, se colocó la capucha de la sudadera y se marchó.Al día siguiente se levantó temprano y ya que estaba de vacaciones y faltaban unas horas para entrar a su trabajo, se levantó de su cama y se cambió el pijama que llevaba puesto por una musculosa y un short, y se hizo de desayunar. Lyndsey vivía sola en un departamento muy chico y acogedor ya que era para una sola persona. Ademas por el momento le quedaba un mes todavía libre de clases. Ella estudiaba en la universidad de Massachusetts de Arte y Diseño, le gustaba mucho el arte, le parecia una manera de expresión tan hermosa... Pero a veces se preguntaba si algún dia ella llegaría a ser una verdadera artista... O no. Lyndsey se preparó un café y se sentó en una vieja y pequeña mesita que tenía al lado de la ventana que daba a un pequeño jardín. Mirando el cielo por la ventana en silencio, comenzó a tararear una canción y luego su pie empezó a marcar ritmo. No aguantó la tentación y con desesperación buscó su anotador, en el cual descargaba su imaginación, sacó una lapicera negra de su estuche de materiales y comenzó a anotar lo que se le venía a la mente. Una, dos hojas y sus pensamientos fluian sin parar, su mente todavia no se descargaba. Había estado tanto tiempo prohibiendose escribir y hacer musica que había olvidado cuanto le gustaba.
Lyndsey había tenido una banda antes pero como no había resultado para ella, decidió olvidarse de la musica. Se lo había prohibido ella misma, ya no quería ilusionarse, sabía que eran fantasías y nunca llegaría a ningún lado con eso, entonces decidió hacer algo con lo que quizas estuviese de acuerdo. Después de unas semanas de haber salido de la banda unos amigos e integrantes de la misma le habían ofrecido comenzar algo nuevo, una nueva etapa, fundar otra banda en la que podrían hacer su propia musica, pero ella no aceptó. Faltaba poco para que se graduase y si esa nueva banda no resultaba y a menos que tuvieran un gran milagro y tuvieran mucho exito, no podía dejar de lado su futuro y debía hacer algo que diera frutos y no se quedase estancada en unos simples sueños de adolescentes, por lo menos quería hacer algo que le gustase... Como el arte, ella amaba el arte, pero por alguna extraña razón no la llenaba tanto como cuando estaba en frente de un micrófono cantando y tocando su hermosa guitarra. Pero no todo se podía y las artes eran un buen camino, del cual podría vivir por lo menos.
Algunos de los miembros se habían enojado con ella por haberse ido asi no más, pero ellos no entendían. La banda no crecía y ya llevaban un tiempo largo así. Es verdad que fue algo un poco cruel abandonarlos, pero si ella no pensaba en si misma y en su futuro, nadie lo haría. Debía mantenerse por si sola y sus padres no la ayudaban mucho... Su madre no le hablaba y su padre tenía otra familia... Todo muy loco ¿no?
A veces la ayudaban con algún material que otro para la universidad pero solo si era una emergencia o era muy costoso.
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Mind Over Matter
Hayran KurguLindsey estudia en la Universidad de Artes y trabaja para poder mantenerse como una mujer independiente -como siempre soñó- Ella no está segura de sus decisiones asique después de ignorar y prohibirse lo que más le gustaba de su vida, conoce nuevos...