Bienvenida

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Escuela, un lugar para desarrollarse y tratar de convivir con el futuro ambiente laboral.

Exacto.

Un lugar de lo peor para asistir una y otra vez cada maldita hora de la jodida vida adolescente, te están preparando para soportar la peor mierda de gente que existe fuera de las paredes de un aula o del colegio mismo. Pero tienes que soportarlo si eso es lo que te dará de comer en el futuro, soportar cada maldita hora encerrado para por fin salir de la puta casa de tus Padres que no dejan de decir que eres una mierdilla que no hará nada si ellos no lo ordenan.

Claro, en este momento no puedes reclamar ni recriminar nada porque de cierta manera “están ayudando” muy a su manera pero lo están haciendo.
En fin, ¿todo esto a que viene?

Entre los pasillos habitados por el montonal de hormonas fluyentes y transpiración nerviosa, se encuentra una señorita esperando a que le den una pequeña y mísera ayuda. Tiene el cabello teñido de azul, sus ropas son de distintas variedades del tono de su cabello pero llevando un gracioso patrón con respecto al mismo, su piel es morena pero no tanto para decir que está al paso de tener tono de piel “negra” (si tuviéramos que describirla de manera rápida y despectiva en términos generales, su piel es “café con leche”) y bien,  sus ojos están ocultos por unas gafas de sol. Un misterio con esta chica que camina sin rumbo alguno, camina chocando con todo lo que está a su paso.

Nunca falta el gran compañerismo de los demás, esta chica camina sin rumbo alguno y le han ayudado con un pequeño empujón que la hizo caer al piso.

-¡Topo, topo!-varios empezaron a corear en un cantadito mientras pasaban de largo a la chica estrellada.- ¡Topis, Topis!

La pobre chica trataba de recuperar la postura tanteando el piso mientras su pobres y frágiles dedos eran pisoteados por su alrededor.

-¡Quítenle los lentes!-algún compañero gritó su gran idea.- ¡Quítenle los lentes a Topis!

La chica dejó de tocar el piso e inmediatamente apoyó su rodilla para apoyarse y levantarse para salir corriendo. Cosa que hizo con dificultad por que los compañeros que solo se unían para hacerle la vida más molesta la empujaban o jaloneaban para cumplir el sueño del compañero que sugirió retirarle las gafas.

Tirones de pelo, rasguños, empujones, el saldo total que se llevó en cuanto salió de entre la multitud hasta llegar al único lugar que conocía a la perfección, el cuarto dónde se almacenan todos los artículos de limpieza. Cómo deseaba saber dónde se encontraba el cloro para acabar todo eso.

Cómo era su costumbre y la gran sugerencia de la directora, se quedó ahí, esperando a que alguien capacitado la sacara de ahí. Cosa que pasaba hasta que las clases terminaban su horario. Podía soportarlo una vez más, cómo siempre.

El timbre sonó, los pasillos se vaciaron de un momento a otro. El silencio existió por unos minutos hasta que un pequeño rechinar de unas ruedas empezó a hacer eco en los espacios de la escuela. Estaba dando una vuelta por la institución ¿Qué más podía hacer mientras su madre se encontraba dialogando con la Directora del colegio? Tenía que conocer su nuevo entorno, aquella escuela preparatoria que sería su cárcel por otros dos largos y estúpido años. Quería dominar el piso encerado, quería saber a que velocidad tenía que recorrer cada maldito pasillo y para eso marcaba cada tiempo con una canción de su móvil.

Pasaba por el futuro pasillo de sus clases al ritmo de *Francis Forever* que mejor manera de resignarse al encierro que con una hermosa y holgazana melodía.

Se impulsaba con la poca fuerza de sus brazos, se esforzaba al máximo por recorrer el piso brilloso con gracia, al fin y al cabo se había acostumbrado.
Ansiaba asomarse por las ventanas de las puertas de las aulas, pero por su lastimosa condición no podía. Una lástima pero también sería algo grato para ella ya que mantendría la intriga de saber que pasaba en los adentros de las aulas.
La melodía había cambiado abruptamente por *“Die Young”* de su cantante favorita. Más inspiración para recorrer el colegio, oh por lo menos lo fue por un instante cuando alcanzó a escuchar, a pesar del alto volumen de sus auriculares, voces cercanas en uno de los pasillos.

Se retiró las pequeñas bocinas de sus oídos y su curiosa persona puso atención a la conversación ajena.

-No deberías dejar que te sigan tratando así.- una voz serena se escuchaba en el eco.- Deberías…

-¡Debería! Siempre YO soy la que debería. ¿¡Por qué no los demás?!

-Si quieres cambiar tu entorno debes cambiar tu primero.

-¡No! Estoy harta de todo, estoy…yo no…-un sollozo empezó a incrementarse en el ambiente.- ya no quiero seguir así. Esto es una burla para todos nosotros. ¿¡Escuela incluyente?! ¡Ja!

La curiosa intrusa hizo un pequeño movimiento en falso que logró hacer el sonido de las estruendosas llantas resbalar.

-¡Profesora! ¿¡Podemos hablar después?! Me parece que esto a dejado de ser privado.

-por supuesto. Pero en serio, déjame ayudarte. Me preocupa tu situación.

-Gracias profesora Rose.

Seguido, se escucharon unos pasos en su dirección, por lo cual trató de  dar media vuelta y salir del lugar lo más pronto posible.




















Nueva historia. :3

¿¡Que Haces Besando a La Lisiada?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora